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Imagen por cortesía de © Entertainment Studios Motion Pictures

#CriticadeMiedo

A 47 metros 2: el terror emerge

El enésimo copión de «Tiburón (1975)» que trata de imitar su exitosa fórmula combinándola con la premisa de «The Descent (2005)», sobre un grupo de adolescentes que tienen que sobrevivir al ataque de tiburones mientras quedan atrapadas en las ruinas de una ciudad maya sumergida.

Título original: 47 Meters Down: Uncaged (UK/USA, 2019) Color, 90 mins.
Director: Johannes Roberts
Reparto: Sophie Nélisse, Corinne Foxx, Brianne Tju, Sistine Stallone

★★✰✰ 47 Meters Down: Uncaged (2019) on IMDb


Desde el estreno de Tiburón (1975) han sido muchas las producciones que han tratado de sumarse a la fórmula de su éxito y, sorprendentemente algunas de ellas han funcionado aceptablemente en taquilla. Esta secuela de A 47 metros (2017) crítica, dirigida por el propio Johannes Roberts, es una de las que funcionan. Mezclando con habilidad el miedo a morir entre las fauces de un tiburón y el de morir enterrado bajo el mar, este drama de terror submarino cuenta la historia de cuatro adolescentes que tienen que sobrevivir al ataque de un banco de tiburones blancos mientras quedan atrapadas por un derrumbamiento en las ruinas de una ciudad maya sumergida.

Johannes Roberts repite en la dirección de esta secuela solo en título, que mezcla la conocida fórmula de tiburones asesinos con otra exitosa premisa en el género de terror: la claustrofobia. En cierta medida, esta película recuerda mucho a The Descent (2005) . Como en el film de Neil Marshall tenemos a un grupo de mujeres aventureras que no se detienen ante nada, similares escenarios opresivos y la amenaza de convertirse en el almuerzo de un superdepredador. Roberts demuestra además una gran habilidad para recrear el suspense en las escenas submarinas, casi la totalidad de la película se desarrolla bajo el agua, recurriendo sobre todo a la combinación de efectos de sonido (las burbujas, el pulsar de los medidores de oxígeno o diálogos metalizados que a menudo se producen fuera de pantalla) y una iluminación soberbia, aunque irreal en muchos casos. El mayor problema estriba en que, una vez que la acción comienza y a pesar de que Roberts recurre a visores de submarinismo que permiten ver los rostros de las protagonistas, en numerosas ocasiones se confunden entre ellas y generan un cierto desconcierto en el espectador.

Comparada con otras producciones similares, las escenas con tiburones de A 47 metros 2: el terror emerge, también son más aterradoras que la media. A pesar de que Johannes Roberts adolece de una estética muy próxima a la miríada de documentales televisivos sobre escualos que pululan por canales como Discovery Channel y similares, lo cierto es que esta reminiscencia insufla a la película una buena dosis de realismo que ayuda a disminuir notablemente las incongruencias de los elementos biológicos del guión. Esos improbables tiburones blancos que siendo eminentemente peces que habitan en la zona epipelágica del océano decidan permanecer en un entorno sin luz y sin apenas alimento. Con todo, si existiese en el océano un depredador más aterrador que un tiburón blanco común, ese sería un tiburón blanco albino hambriento y presto para atacar en la oscuridad de una cueva submarina. Obra y gracia de los efectos generados por ordenador.

Johannes Roberts, como ya hiciera en la anterior entrega, filma un thriller intenso, lleno de suspense y con las dosis de gore y sustos suficientemente bien emplazadas como para mantener al espectador agarrado a los reposabrazos de sus asientos y la mirada clavada en la pantalla. Lástima que el objeto de nuestros miedos, el gran tiburón blanco, resulte a veces un tanto caricaturizado y reducido a aparecer y desaparecer a conveniencias del guión para producir el sobresalto barato, como si fuera el asesino de un simple slasher.




terrorbit
terrorbit
Escritor y amante de cine de terror. Superfan de las películas de zombies, cuantos más zombies, mejor. Desde mis ojos, cuatro décadas viendo cine de terror os contemplan.