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Imagen por cortesía de © Shudder / Atera Films

#CriticadeMiedo

La Llorona

Adaptación de la leyenda de La Llorona, rodada con un desarrollo de la acción que recuerda más al cine denuncia y alejada de tratamientos más efectistas, es un drama de horror dirigido por el guatemalteco Jayro Bustamante en forma de parábola sobre la autocracia y su carencia de preceptos morales, una película que inquieta sin necesidad de recurrir a sustos de baratillo y se enriquece en múltiples direcciones. Drama político, demencia senil y horror se aúnan conformando una obra de difícil catalogado pero increíblemente hipnótica. Primer film guatemalteco en ser nominado a los Globos de Oro como Mejor Película de Habla No Inglesa.

Título original: La Llorona (GUA/FRA, 2019) Color, 97 mins.
Director: Jayro Bustamante
Reparto: Sabrina de la Hoz, Margarita Kenéfic, Julio Díaz, María Mercedes Coroy

★★✰✰ La Llorona (2019) on IMDb


Revisitación de la leyenda de La Llorona, popular en la mayoría de países de Centro y Sur América, dirigida y co-escrita por Jayro Bustamante, un cineasta conocido por su preocupación por retratar la realidad socio-política de Guatemala, sobre un dictador que se enfrenta a la justicia por una acusación de crímenes de lesa humanidad y se ve obligado a encerrarse en su casa, mientras una masa de indígenas enfurecidos acampan en el exterior para mostrar sus protestas. En medio de este tumulto, el dictador comenzará a dar señales de demencia senil y a pensar que una presencia sobrenatural vengativa merodea por la casa para acabar con su vida.

A caballo entre el folclore latinoamericano y el cine denuncia, el film de Jayro Bustamante posee una exquisita fuerza visual cargada de numerosos contrastes y una genial simbiosis entre la leyenda y la historia. Para Bustamante, La Llorona es una más de las innumerables víctimas de un general, muy probablemente inspirado en la figura del ex-presidente Efraín Ríos Montt quien falleció de alzhéimer tras ser encausado por torturas y genocidio sistemático contra los indígenas mayas, o quizás otra víctima de la violencia machista y la represión de las mujeres indígenas de Latinoamérica.

La Llorona no es exactamente una película de terror, sin embargo recurre a los trucos habituales y tropos del género de casas encantadas y de las viejas historias de fantasmas para mantener un estable tono de lobreguez que envuelve a todos los personajes. En especial, al interpretado por María Mercedes Coroy, una actriz casi desconocida que ya había trabajado con Jayro Bustamante en su excelente opera prima Ixcanul (2015) . Es un horror que no busca los sustos fáciles, sino generar cierta incomodidad en el espectador a base de oscilar lo que vemos en pantalla entre lo real y lo imaginado, recurriendo a la analepsia en forma de pesadillas para alterar el tono de denuncia reflexiva y sustituirlo por uno más fantástico. A medida que avanza la trama también se escala el aspecto sobrenatural de los acontecimientos, rostros de manifestantes que se transforman, el largo pelo de la sirvienta indígena que parece cobrar vida cuando flota en el agua que recuerda a símbolos del J-horror tradicional. Todo se vuelve más claustrofóbico y espeluznante. Pero, no lo suficiente.

El mayor problema de La Llorona y su horror como herramienta de denuncia social es que nunca llega a generar verdadero miedo. Cierto es que los horrores de la dictadura quedan plasmados a la perfección en una maravillosa apertura donde el plano se expande dolorosamente lento sobre la figura de una mujer oculta tras un velo que narra los horrores padecidos a manos de los militares del dictador, mostrando ese fuera de campo que, si cabe, horroriza tanto como las palabras. A su lado, hay un nutrido grupo de mujeres vestidas de similar manera que sufrieron las mismas torturas. El estilo visual y atmosférico de esta secuencia sienta el tono posterior de toda la película. Con una cinematografía precisa, ausente de una paleta cálida, excepto cuando representa las pesadillas llenas de remordimientos y horror que martirizan a la mujer del General, que potencia el ambiente fantasmagórico y un tratamiento del sonido brillante, donde los cánticos y los lamentos de los manifestantes aumentan progresivamente, aislando aún más a los habitantes de la casa de un exterior que los odia y repudia.

Al final, puede que el desenlace resulte demasiado obvio y precipitado, tras una hora y media de cocinar la tensión a fuego lento resulta un poco anticlimático que todo se desenvuelva sin sorpresas. Jayro Bustamante se imagina una nueva contextualización de la leyenda, los monstruos humanos suelen ser más aterradores que los fantásticos. Pero, quienes busquen sangre y emociones fuertes se verán decepcionados, porque La Llorona es, sobre todo, un film distinto de horror.




terrorbit
terrorbit
Escritor y amante de cine de terror. Superfan de las películas de zombies, cuantos más zombies, mejor. Desde mis ojos, cuatro décadas viendo cine de terror os contemplan.