Título original: Avanpost (RUS, 2019) Color, 127 mins.
Director: Egor Baranov, Nathalia Hencker
Reparto: Aleksey Chadov, Pyotr Fyodorov, Svetlana Ivanova, Lukerya Ilyashenko
Estrenada fuera de Rusia por las plataformas de VOD como Amazon Prime o Netflix, The Blackout: Invasion Earth es uno de los últimos exponentes del cine de ciencia ficción postapocalíptica y de la nueva hornada de filmes rusos que han visto la luz fuera de las fronteras del gigante de Europa del Este, y que se caracterizan por ser producciones alejadas de la habitual sobriedad del cine ruso moderno y que tratan de imitar la fórmula de los blockbusters de Hollywood: presupuestos desorbitados, acción desbordante y, sobre todo, muchos efectos CGI, para transmitir un mensaje propagandístico más o menos sutil sobre el poderío armamentístico y los valores morales de la sociedad rusa. Una fórmula a la que también se ha adscrito la cada vez más poderosa industria cinematográfica china, con ejemplos como La tierra errante (2019) o Shanghai Fortress (2019), ambas distribuidas en Netflix.
Dirigida por Egor Baranov y Nathalia Hencker, a quien se le atribuye la versión en inglés, The Blackout: Invasion Earth es una epopeya de más de dos horas de duración que enfrenta a la humanidad contra una nueva amenaza de destrucción global, después de que un evento inexplicable haya sumido al mundo en la oscuridad más absoluta, con la excepción de una pequeña región en el área más occidental de Rusia. Inmediatamente, lo que queda de las fuerzas armadas rusas realiza incursiones fuera del perímetro de la Zona de Exclusión, donde solo hallarán muerte y destrucción hasta que son atacados por hordas de violentos supervivientes.
Con una premisa inicial tan aterradora como la destrucción instantánea del 95% de la población humana, no pasa mucho tiempo antes de que The Blackout: Invasion Earth derive hacia situaciones cada vez más improbables, en las que el único punto de interés acabe siendo la monstruosa cortina de efectos especiales que hace que esta película sea un impresionante bombardeo visual de efectos CGI, brillantemente resueltos y con algunos momentos notables, donde casualmente siempre aparece parafernalia militar. A pesar de que el guionista Ilya Kulikov se esfuerza en desarrollar una complicada historia de invasiones extraterrestres y una metáfora existencialista de la capacidad autodestructiva de la sociedad humana, la trama se va diluyendo poco a poco, rutinaria, incapaz de sorprender al espectador, a la que ayuda bien poco las rígidas interpretaciones de su reparto y un final tan demencial como indigerible resulta su mensaje moral.
A pesar de todo, Egor Baranov, a quien los aficionados al cine de terror seguramente recuerden por la trilogía Gogol (2017), ha sido capaz de conjurar todos los ingredientes necesarios para hacer una película entretenida, cuando en pantalla hay momentos de acción, y que hubiese sido mucho mejor de haber simplificado un poco la fallida profundidad narrativa de su guión y de haber recortado una media hora su metraje.