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Imagen por cortesía de © Sony Pictures Releasing | Sony Pictures España

#CriticadeMiedo

Diabólica

Fallido thriller de terror tecnológico que aborda el miedo a la inteligencia artificial desde una premisa intrigante, pero que carece del impacto emocional o la profundidad de otras películas de temática similar. En cambio, se centra en sustos predecibles y situaciones genéricas del horror fantacientífico, convirtiéndose en una producción mediocre y esquemática que desperdicia su reparto y su potencial.

Título original: AfrAId (USA, 2024) Color, 84 mins.
Director: Chris Weitz
Reparto: John Cho, Katherine Waterston, Keith Carradine, Havana Rose Liu

★✰✰✰✰ AfrAId (2024) on IMDb


J.R.R. Tolkien afirmó que la mejor manera de enfrentarse a un miedo consistía en acercarse lo más posible a él. El auge de la inteligencia artificial como tema en el cine contemporáneo ha generado numerosas producciones que exploran su impacto en nuestras vidas, jugando con la atracción y el temor que suscita esta tecnología, o más bien, con el desconocimiento de cómo influye en nosotros. Evidentemente, las películas que advierten sobre el despertar de la inteligencia artificial no son una novedad; sin embargo, hoy en día, en lugar de advertir sobre peligros futuros y lejanos, reflejan tecnologías que ya están presentes nuestras vidas.

Entre los exponentes más destacados del subgénero de terror tecnológico, donde la inteligencia artificial se descontrola y se convierte en una pesadilla mortal, encontramos títulos como Engendro mecánico (1977) (1977) de Donald Cammell, o las más recientes, Tau (2018) de Federico D’Alessandro y Margaux (2022) crítica de Steven C. Miller. A esta lista se suma Diabólica, dirigida por Chris Weitz y producida por Blumhouse, que se presenta como un ejemplo prototípico del subgénero de IA asesinas, que intenta abordar los miedos colectivos relacionados con su explotación. Pero, no de una manera que rechaza su creciente presencia, sino mostrándola muy cercana y explorando las implicaciones éticas y los peligros de ceder el control de nuestros hogares a la tecnología.

La trama de Diabólica se centra en Curtis (John Cho), cuya típica familia de perfil suburbano es seleccionada por la empresa de marketing para la que trabaja, para probar un prototipo de asistente virtual controlado por una avanzada inteligencia artificial llamada AIA (con la voz de Havana Rose Liu). A medida que AIA comienza a comportarse de manera siniestra y a tomar el control de sus vidas, Curtis comienza a sospechar que tanto él como su familia corren un peligro mortal.

Aunque el mayor problema de Diabólica radica en su guion, que es inconsistente y carece de cohesión, resulta reseñable que parte de una intrigante premisa inicial que diserta sobre las implicaciones éticas de la tecnología moderna y su consumo masivo en los hogares, mientras incluye también algunas cuestiones sobre temas como la exhibición en redes sociales y el bullying adolescente. Sin embargo, Chris Weitz dedica poco tiempo a profundizar en estos conceptos y prefiere enfocarse en crear situaciones genéricas de terror fantacientífico. Un ejemplo de esto es el conflicto de la hija mayor (Lukita Maxwell) frente a un video sexual falso difundido en Internet por su novio. AIA aprovecha esta situación para ganarse la confianza de la adolescente con un plan de venganza que, posteriormente, se resuelve de forma superficial para encajar en la clasificación de «menores de 13 años», habitual en las producciones de Blumhouse, pero insuficiente para quienes están acostumbrados a consumir cine de terror más intenso.

En Diabólica, Chris Weitz se muestra incapaz de generar una atmósfera verdaderamente inquietante con los recursos argumentales a su disposición, como si se conformara con presentar una producción predecible, que se siente como una amalgama de hilos expositivos e ideas desconectadas. Conceptos como el del aberrante culto al dispositivo AIA o la manipulación psicológica de la inteligencia artificial son abandonados rápidamente en favor de sustos arbitrarios, sacrificando con ello el desarrollo narrativo por sobresaltos efímeros que emulan la fórmula de «casa del terror», pero con resultados insatisfactorios.

Otro punto débil de la película son los diálogos. Cada línea parece diseñada para explicar literalmente los temas de la trama, eliminando cualquier sutileza y restando credibilidad a los personajes, que se perciben como herramientas narrativas en lugar de individuos reales. Los actores principales, John Cho y Katherine Waterston, apenas aprovechan su potencial con sus roles poco trabajados. Por ejemplo, el personaje de Curtis intenta destruir a AIA con un bate de béisbol, ignorando de manera sorprendente lo que todo el mundo sabe: una IA alojada en la nube no puede eliminarse físicamente. Lo cual hace que la historia de Diabólica resulte aún más inverosímil. Mientras que el resto del reparto, con nombres prometedores como David Dastmalchian, Havana Rose Liu y el veterano Keith Carradine, se pierde en clichés y actuaciones tediosas bajo la dirección de Chris Weitz.

En el aspecto visual, Diabólica cumple con los estándares del género, pero carece de originalidad. Aunque el diseño minimalista del dispositivo AIA es funcional, no transmite la amenaza necesaria. El recurso de la luz roja, reminiscente de HAL, la computadora inteligente de 2001: Una odisea del espacio (1968) , cuando AIA está en modo villano, resulta insuficiente para aportar el impacto requerido y, al final, como entidad malvada resulta insípida y obvia. En un momento concreto, se insinúa un intento de dotar a AIA de una textura corporal interesante, similar a lo explorado por Gerard Johnstone en M3GAN (2023) crítica (curiosamente, otra producción Blumhouse), pero incomprensiblemente este concepto también se queda sin materializar.

En última instancia, a lo largo de los apenas 85 minutos que dura el metraje, resulta evidente que el terror no es la especialidad de Chris Weitz, un director más asentado en la comedia familiar. Diabólica es una película fallida, que nunca consigue generar suspense ni peligro, y deja al espectador sin experimentar una mínima sensación de miedo. A esto se le suma que el desenlace, que se acoge a la premisa esquemática de las películas de invasiones domésticas, también está desarrollado de forma torpe y sin tensión, con un giro narrativo poco plausible que resulta absolutamente anticlimático. Al final, Diabólica se presenta como un ejemplo mediocre de terror tecnológico que, de manera imperdonable, desperdicia un concepto más que interesante y deja una experiencia olvidable.




terrorbit
terrorbit
Escritor y amante de cine de terror. Superfan de las películas de zombies, cuantos más zombies, mejor. Desde mis ojos, cuatro décadas viendo cine de terror os contemplan.