Título original: Soldiers of the Damned (UK, 2015) Color 99 mins.
Director: Mark Nuttall
Reparto: Gil Darnell, Jason Kennedy, Lucas Hansen, Miriam Cooke
Formulario pero entretenido cruce entre el cine bélico y el terrorífico, opera prima de su realizador Mark Nuttall, cuyo argumento gira en torno a los supuestos experimentos nazis de índole sobrenatural que se llevaron a cabo en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial. Ambientada en un remoto bosque de Rumanía, un pelotón de soldados alemanes es ordenado escoltar a una científica con la misión de encontrar cierta reliquia sobrenatural que ayude al partido nazi a ganar la guerra.
Rodada sin demasiada originalidad y con un presupuesto realmente ínfimo, Soldiers of the Damned tiene reminiscencias de la estrambótica El torreón (1983) de Michael Mann, otra historia de reminiscencias lovecraftianas y horrores cósmicos en el frente oriental pero que, a diferencia de ésta, resulta mucho mejor película en todos los aspectos.
Principalmente, porque en Soldiers of the Damned, Mark Nuttall presenta una historia absurdamente superficial y anodina, donde para colmo el realizador se rodea de un elenco de actores inexpresivos, sin demasiado atractivo interpretativo, que parecen tener más problemas para adaptarse al guión de Nigel Horne que para enfrentarse a sus adversarios sobrenaturales, entre los cuales quizás cabría rescatar al australiano Gil Darnell, un actor reconocido sobre todo en el ámbito televisivo, y al danés Lucas Hansen, uno de los macabros ‘segmentos humanos’ de la abominable creación del Dr. Heiter en El ciempiés humano 2 (2011) de Tom Six.
Cabe destacar también, la habilidad del director para mantener el suspense mediante trampas de continuidad espacio-temporal que rompen la linealidad de la narración con trucos, quizás excesivamente baratos pero lo suficientemente efectistas. Del mismo modo, la atmósfera de película de bosque embrujado, que convierte el escenario natural en un entorno realmente inquietante, es con mucho la salvación de la película. Lástima que Nuttall opte por el CGI en las escenas más sangrientas, que otorga al conjunto un aire surrealista nada favorecedor.
En definitiva, Soldiers of the Damned no va a destacar especialmente entre la miríada de películas de terror ambientadas en la Segunda Guerra Mundial, sobre todo porque quizás su director se tome demasiado en serio su trama de experimentos sobrenaturales nazis. Mejores ejemplos son, sin duda, la noruega Zombis nazis (2009) y la sueca Iron Sky (2012) de cómo llevar la sensibilidad de las películas de serie B a los escenarios de la mayor contienda bélica de la historia. Pero, a pesar de todo, es capaz de entretener durante una buena parte de su metraje y esto, ya es algo a tener en cuenta.