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Imagen por cortesía de © RLJ Entertainment | La Aventura

#CriticadeMiedo

Bone Tomahawk

Habilísimo film fronterizo entre el western y el cine de terror, magníficamente escrito e interpretado por un sólido reparto, encabezado por Kurt Russell, que vagabundea durante sus tres primeros cuartos por los convencionalismos habituales del cine de vaqueros, tomando como referencia la fordiana «Centauros del desierto (1956)», para después introducir un abrupto giro en la trama de una crudeza y un impacto sorprendentes. Una película imposible de olvidar, que no resulta apta para todos los estómagos.

Título original: Bone Tomahawk (USA/UK, 2015) Color, 132 mins.
Director: S. Craig Zahler
Reparto: Kurt Russell, Patrick Wilson, Matthew Fox, Lili Simmons

★★✰✰ Bone Tomahawk (2015) on IMDb


Aunque los híbridos entre el western y el cine de terror pueden resultar algo exóticos, no son una novedad y llevan produciéndose desde los años 50 con ejemplos como Curse of the Undead (1959) o la corriente de películas de serie-B mexicanas repartidas entre los directores Chano Urueta y Rafael Baledón y que posteriormente dieron lugar a un par de producciones, aún más ínfimas, que enfrentaban a los personajes más populares del Lejano Oeste como Jesse James o Billy el Niño a los monstruos clásicos en Jesse James contra la hija de Frankenstein (1966) o Billy the Kid Versus Dracula (1966) .

La opera prima del director y escritor S. Craig Zahler es una película del Oeste sin complejos, no en vano se alarga por encima de las dos horas, y cuya trama, que gira en torno a una partida de estoicos vaqueros que se enfrentan a una oscura tribu india que ha secuestrado a la mujer de uno de ellos, recupera el espíritu del western clásico, tomando como referencia la fordiana Centauros del desierto (1956) , de paisajes infinitos, jinetes a caballo y hogueras en la noche, primorosamente fotografiados por Benji Bakshi. Y sus arquetípicos personajes: el sheriff honesto pero rígido en sus convicciones, el pistolero descreído, el vaquero de ciudad pundonoroso y el viejo borrachín. O lo que es lo mismo Kurt Russell, Matthew Fox, Patrick Wilson y Richard Jenkins. Por que si algo destaca por encima de todas las cosas en el film de S. Craig Zahler es su reparto, al que completan Lili Simmons, David Arquette y dos apariciones estelares como Sean Young y Michael Paré.

Pero, galardonada en la 48 edición del Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges con el Premio de la Crítica y el de Mejor Director, Bone Tomahawk también es una película de terror explícito y sin concesiones, que pone patas arriba las convenciones de ambos géneros. Porque, si S. Craig Zahler encara los tres primeros cuartos desde un clasicismo no exento de homenaje al western clásico, las situaciones extremas y las imágenes brutales toman relevancia en clímax final, cuando asoman los parámetros propios del cine de terror: gore, criaturas despiadadas, mutilaciones. Porque una vez que aparece en pantalla la misteriosa tribu india se produce un abrupto giro en la trama de una crudeza y un impacto sorprendentes, en un bizarro ejercicio de estilo muy cercano al torture porn de Eli Roth y el pseudo-mondo caníbal italiano. Donde la presencia de Sid Haig, un asiduo de las películas de Rob Zombie, se percibe como un vínculo especial con el cine de terror más feroz.

En Bone Tomahawk, la tribu de indios se transforma en una amenaza brutal, casi inhumana, que habita en cuevas oscuras y se comunica por sonidos guturales. Ni tan siquiera tiene un nombre conocido. Son simplemente cavernícolas o trogloditas que practican la antropofagia. Aquí es cuando se hacen evidentes las reminiscencias al cine de caníbales italiano de finales de los 70, con La montaña del Dios Caníbal (1978) de Sergio Martino, donde otro grupo de rescatadores se enfrenta a una tribu antropófaga, como título referente. Y también al torture porn, dado que S. Craig Zahler juega con los despellejamientos de cabelleras y los desmembramientos como elemento terrorífico, recordando a las torturas explícitas de Hostel (2005) . No olvidemos además que, dos años atrás, el propio Roth también tuvo su incursión personal en el universo mondo caníbal con su El infierno verde (2013) .

En definitiva, una película imposible de olvidar, habilísimo maridaje de géneros que permite al espectador disfrutar de la curiosa experiencia de ver a los protagonistas de un film de John Ford metidos de lleno en una película de terror gore, con escenas truculentas no aptas para todos los estómagos, que hacen apartar la vista.




terrorbit
terrorbit
Escritor y amante de cine de terror. Superfan de las películas de zombies, cuantos más zombies, mejor. Desde mis ojos, cuatro décadas viendo cine de terror os contemplan.