#CriticadeMiedo

Bride of the Scarecrow

Infumable producción británica rodada para el mercado del alquiler que se suma a la larga lista de producciones de bajo presupuesto que han fracasado intentando explotar el mito terrorífico del espantapájaros endemoniado. Tan terrible como cabría esperar.

Título original: Bride of Scarecrow (UK, 2018) Color, 89 mins.
Director: Louisa Warren
Reparto: Claire-Maria Fox, Manny Jai Montana, Will Dodd, Claudine-Helene Aumord

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Infumable producción británica rodada para el mercado de alquiler y Pay Per View que se suma a la larga lista de producciones de bajo presupuesto que han fracasado intentando explotar el mito terrorífico del espantapájaros endemoniado.

Con reminiscencias a algunos monstruos clásicos como la Momia (otro personaje sobrenatural que cobra vida para asesinar a los arqueólogos que violaron su descanso y a todo bicho viviente que se cruce en su camino), la premisa de un espantapájaros homicida, de origen más o menos sobrenatural, que persigue a quienes trabajan o se cuelan en las tierras agrícolas que guarda es la base de esta variación del subgénero de monstruos. Originalmente, el mito del espantapájaros asesino fue creado por el escritor Nathaniel Hawthorne en su cuento Feathertop, incluido en la antología Musgos de una vieja rectoría (Valdemar, 2015) , sobre una bruja del siglo XVII que construye un espantapájaros para guardar su jardín y después le da vida para burlarse de la hija de un juez con la que mantiene ciertas rencillas. Pero no fue hasta el estreno de La oscura noche del espantapájaros (1981) , un telefilme de Frank de Felitta que con el tiempo terminó convirtiéndose en una pequeña joya de culto para los aficionados, cuando el mito comenzó a tener cierta relevancia cinematográfica. Resulta sorprendente, sin embargo, que una idea tan atractiva sobre el papel nunca haya germinado en una película medianamente interesante, desde la película de De Felitta, menos sobrenatural y más cercana al género slasher. Bride of Scarecrow, tampoco es una excepción.

Tan terrible como cabía esperar de un argumento tan trillado y falto de originalidad alguna sobre una fracasada locutora de radio que hereda una granja familiar y la ancestral maldición unida a sus antepasados, por la que cada 20 años un espantapájaros asesino buscará novia matando a todo el que se cruce en su camino. La británica Louisa Warren dirige esta película de manera irregular y repleta de errores técnicos inaceptables, como saltos de continuidad o problemas de sonido. Y cuyas interpretaciones son tan malas y ridículas como el resto de la película.