#CriticadeMiedo

Along Came the Devil

Una de las numerosas imitaciones norteamericanas del clásico «El Exorcista (1973)» de William Friedkin, que fracasa en salirse de la sombra del clásico y termina presentando una historia similar: la posesión de una adolescente, el exorcista experimentado y el sacerdote joven de fe tambaleante. Tediosa y archimoralizante, tan toscamente acabada y nula calidad artística que únicamente parece confiar el interés del espectador más incondicional a la truculencia de los efectos especiales, aunque cuente con la gratificante presencia de Sydney Sweeney encarnando a la endemoniada de turno.

Título original: Along Came the Devil (USA, 2018) Color, 89 mins.
Director: Jason DeVan
Reparto: Jessica Barth, Sydney Sweeney, Matt Dallas, Bruce Davison

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Las películas sobre el diablo y la posesión demoníaca ciertamente no son nada nuevo, The Woman Who Came Back (1945) de Walter Colmes para Republic Pictures ya relataba una historia sobre una mujer que era poseída por el espíritu de una ancestral bruja. Pero no sería hasta la década de los 70 y el estreno de El Exorcista (1973) de William Friedkin que no se sentarían las bases para un nuevo subgénero. Along Came The Devil de Jason DeVan es un film de serie-B que se subscribe al subgénero de posesiones demoníacas y que combina horror y moralina para contar una historia tan trillada como la posesión de una adolescente y los sacerdotes que ponen en riesgo su fe y su vida para salvar su alma practicando un exorcismo. Inspirada evidentemente en el clásico de Friedkin, la historia gira en torno a una adolescente que regresa a su ciudad natal para vivir con su tía y donde tratará de conectar con su madre desaparecida de manera misteriosa a través de una aplicación para móviles que graba psicofonías y fenómenos de voz electrónica (EVP), cosas de la generación Y o millennials, para terminar siendo eventualmente poseída por una entidad maléfica que se hace pasar por la madre.

Jason DeVan no es alguien con mucha experiencia dentro del género, de hecho se podría decir que Along Came The Devil es su primera experiencia seria como director y esto se aprecia fundamentalmente en una edición errática, toscamente acabada, que no ayuda en absoluto a la comprensión de la tediosa y archimoralizante historia, repleta de redundantes matices religiosos que incluso incluyen la innecesaria actuación de una banda de rock cristiano, y que presenta situaciones que resultan clave para la historia para dejarlas sin resolución o darlas por sentado, como el origen del maltrato paterno o una escena en la que la protagonista sufre un ataque en clase que se menciona pero no se incluye en la edición final.

Along Came The Devil resulta una de esas imitaciones que toma elementos de otras películas mucho mejores, las referencias al film de Friedkin son más que notables, y lo que es peor es que no aporta nada nuevo, ni presenta las viejas premisas de una manera especial o única, sino todo lo contrario. El guión de Jason DeVan, que co-escribe con su mujer Heather DeVan, quien también tiene un papel en la película, como el resto de la familia DeVan a tenor de algunos nombres de su reparto, es tan confuso e irracional que carece de la menor coherencia, y que DeVan parece querer salvar confiando el impacto terrorífico de su película a la truculencia de las imágenes y el buen hacer de los técnicos de efectos especiales.

En definitiva, horror y moralina para este mediocre film de serie-B, detestable tanto por las incoherencias de su guion como por su evidente desvergüenza a la hora de dilapidar la historia narrada en El Exorcista o iniciar todo con un falso cartel anunciando que está «basada en hechos reales», para hacer un film de absoluta nulidad artística, que resulta incapaz de levantar hasta la gratificante presencia de Sydney Sweeney encarnando a la endemoniada de turno y que fracasa estrepitosamente en su intento de salirse del cieno donde terminan la gran mayoría de calcos del film de Friedkin.