Título original: Child’s Play (USA/CAN/FRA, 2019) Color, 90 mins.
Director: Lars Klevberg
Reparto: Aubrey Plaza, Gabriel Bateman, Brian Tyree Henry, Tim Matheson
Acertadísima modernización de la saga de Muñeco Diabólico (1988) adaptada a los paladares de la era digital que cuenta la historia de un empleado descontento que manipula los protocolos de seguridad de la inteligencia artificial de un muñeco infantil, que termina en la casa de una madre soltera y su hijo, donde el muñeco no tardará en mostrar un comportamiento aberrante y peligroso.
Dirigida por el realizador noruego Lars Klevberg, quien también ha estrenado este mismo año Polaroid (2019) , otra película de objeto poseído sobre una cámara de fotos instantánea que causa la muerte a quien es fotografiado con ella. Muñeco Diabólico elimina los elementos sobrenaturales de la película original de 1988 y los sustituye por un muñeco robotizado, más cercano al espíritu del cine de terror tecnológico que a la comedia slasher de Tom Holland. Pero, aunque Lars Klevberg utiliza de manera inteligente los cambios en la historia y aumenta exponencialmente la creatividad asesina del muñeco Chucky, llevándole al universo de la alta tecnología y de la conectividad inalámbrica, resulta cuanto menos curioso que al final recurra a los mismos sustos de vieja escuela para sobrecoger a los espectadores; a silueta de Chucky revelada por un destello de luz o los sonidos chirriantes producidos por la punta de un enorme cuchillo arrastrada por el suelo.
Del mismo modo, sorprende de manera positiva el giro en la historia en el que el muñeco Chucky quiere en realidad crear un vínculo emocional con su propietario infantil y agradarle hasta el extremo de recurrir a la violencia, en vez de directamente querer asesinarle como ocurriera en las siete entregas anteriores, donde el leitmotiv de la saga siempre fue el afán de aterrorizar al niño por parte del asesino en serie aficionado al vudú que poseía al muñeco.
En definitiva, a pesar del actual afán de Hollywood en reciclar y actualizar los viejos clásicos del cine de terror que generalmente termina produciendo películas anodinas y bastante decepcionantes, Lars Klevberg consigue mantener el estándar icónico del muñeco Chucky con atinados guiños de meta-horror dirigidos a los aficionados más nostálgicos (el propio muñeco elige el nombre de Chucky para sí mismo) y buenas dosis de hemoglobina y de muertes truculentas. Este Muñeco Diabólico puede que no pase a la historia del cine de terror como un filme indispensable, pero sin duda resulta terriblemente entretenida para cualquier aficionado al género y además cuenta con un más que aceptable reparto, en el cual destacan por méritos propios; tanto Aubrey Plaza, reconocida por los fans como la novia reanimada en la interesante comedia terrorífica Amor zombie (2014) del director Jeff Baena, como Gabriel Bateman, un actor infantil más afín al género a pesar su corta carrera, que ha aparecido en Annabelle (2014) y Nunca apagues la luz (2016) .