#CriticadeMiedo

Witnesses

Insufrible y poco inspirado thriller de metraje encontrado rodado exclusivamente para el mercado de video bajo demanda sobre un grupo de estudiantes de cinematografía que se topan con un despiadado asesino a sueldo en un solar abandonado. Sobreactuada y rutinaria, todo parece tener un aspecto irreal y premeditado, lo cual es el enemigo mortal de cualquier película.

Título original: Witnesses (USA, 2019) Color, 97 mins.
Director: Christopher Burgart
Reparto: Jesse Howland, Conner Floyd, Rachel Clark-Spear, Mario Lazaridis

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Insufrible thriller de metraje encontrado rodado exclusivamente para el mercado de video bajo demanda o VOD, en sus siglas inglesas, en el que cuatro estudiantes de cinematografía que pretenden filmar su proyecto de final de carrera se topan con un despiadado asesino a sueldo en un solar abandonado, cuando este se encuentra torturando a un policía encubierto infiltrado en un cartel del narcotráfico.

Dirigido con más bien escasa inspiración por su realizador y guionista Christopher Burgart quien parece más preocupado por seguir los cánones establecidos por los tropos del subgénero de metraje encontrado (secuencias temblorosas filmadas para simular el metraje real de una cámara casera, estética de película no profesional, personajes que justifican torpemente por qué todavía están filmando etc.) que en rodar una película medianamente interesante. Sin embargo, se puede decir que hay algunos errores de bulto en las intenciones de Burgart que hacen que esta producción sea tan mala como cabía esperar.

En primer lugar, una de las reglas de oro de los filmes de metraje encontrado es que la acción parezca real, de ese modo los realizadores consiguen introducir al espectador en el epicentro de los acontecimientos que se suceden en pantalla. Sin embargo, en Witnesses todo tiene un aspecto irreal y premeditado. La mayoría de las secuencias parecen estar rodadas por cámaras que se encuentran demasiado cerca de la acción o demasiado expuestas. Del mismo modo, en segundo lugar, todo está terriblemente sobreactuado, con especial hincapié en los actores que interpretan a los narcotraficantes. Tanto que más parecen un pastiche que los aterradores villanos de una historia de terror. Y si a la mala interpretación le sumas, además, un ritmo extremadamente lento y aburrido, se toma exactamente 50 mins para contar algo remotamente interesante, y una pésima edición en la que una situación conduce a la siguiente de manera monótona y lineal, nos encontramos sin lugar a dudas una de las peores películas del año.

Todos sabemos que desde el éxito comercial de El proyecto de la bruja de Blair (1999) , el subgénero de metraje encontrado se convirtió automáticamente en la opción estilística más popular para producciones independientes de bajo presupuesto, pero resulta inaceptable que se convierta en una excusa para hacer películas baratas o mal rodadas, como parece ser el caso de Witnesses.

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