Título original: Polaroid (USA/CAN/NOR, 2018) Color, 88 mins.
Director: Lars Klevberg
Reparto: Kathryn Prescott, Tyler Young, Mitch Pileggi, Grace Zabriskie
Opera prima del director noruego Lars Klevberg, quien se ganó un cierto reconocimiento internacional tras la presentación en el circuito de festivales del cortometraje homónimo que dio origen a este largometraje, sobre un grupo de estudiantes de instituto que son diezmados por un ente sobrenatural después de que uno de ellos adquiera una cámara antigua y les fotografié durante una fiesta de disfraces. Polaroid fue estrenada en Europa con un retraso de dos años, después de que Dimension Films, la compañía que compró los derechos del cortometraje, se declarase en bancarrota tras ser salpicada por el escándalo judicial del productor Harvey Weinstein.
Polaroid es un thriller rodado siguiendo la norma establecida, ya en sus primeros diez minutos Klevberg establece lo que el espectador se va a encontrar a continuación: un filme de marcado estilo sobrenatural, con un montón de sobresaltos y todas las características propias de las películas de terror para adolescentes. Mientras que la sección intermedia transcurre repleta de diálogos tediosos y estereotipados, intercambiados entre un joven reparto que resulta, cuando menos, competente en sus interpretaciones y dignificado con veteranos de la talla de Mitch Pileggi o Grace Zabriskie. Y, por supuesto, el sempiterno Javier Botet, un actor español conocido entre los aficionados del género por sus interpretaciones de criaturas malévolas, en películas como El expediente Warren: el caso Enfield (USA, 2016) o It (USA, 2017) .
Aunque resulta cierto que todo lo que sucede en Polaroid es algo que los espectadores de todo el mundo han visto cientos de veces, no es menos cierto que nada sucede al azar. Su estereotipada trama toma prestada la premisa argumental de otras tantas películas de terror en las que un grupo de quinceañeros son asesinados por fuerzas sobrenaturales, mientras tratan de resolver el misterio para librarse de ser los próximos en la lista. Siendo Destino final (USA, 2000) , el referente que más rápidamente viene a la cabeza. Desde el prólogo, más o menos, terrorífico, hasta el giro inesperado en la trama justo antes de la conclusión, todo en Polaroid parece ser diseñado intencionadamente para mantener el estándar típico de un eficaz thriller sobrenatural para adolescentes y poco más. Lo cual tampoco es malo, porque esta película funciona perfectamente tal cual. Justo como estaba previsto.