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Imagen por cortesía de © R&R Films / Selecta Vision

#CriticadeMiedo

Abismo

Retorno a los planteamientos propios del subgénero de zoología asesina y descontrolada, a partir de un guión algo desquiciado en numerosas partes que propone un calamitoso cruce entre la fórmula del cine de supervivencia y el espíritu de la serie B de los plagios de «Tiburón (1975)» de Steven Spielberg, pero cambiando la especie del devorador de hombres. Tan mediocre y volcada de lleno en la vulgaridad más estereotipada que cuesta creer que este mismo realizador sea el responsable de «Black Water (2007)» o «El arrecife (2010)», ambas mucho más interesantes.

Título original: Black Water: Abyss (AUS, 2020) Color, 98 mins.
Director: Andrew Traucki
Reparto: Luke Mitchell, Jessica McNamee, Amali Golden, Benjamin Hoetjes

★✰✰✰ Black Water: Abyss (2020) on IMDb


En la primera década del nuevo milenio, Black Water (2007) , una modesta película australiana, que proponía retomar el espíritu de las viejas películas de serie B de zoología asesina, sorprendió gratamente por su ritmo y el buen hacer de su pareja protagonista Maeve Dermody, a quien hemos visto recientemente en la serie Carnival Row (2019–) y Diana Glenn. Su realizador, el australiano Andrew Traucki, reconocido también por otro film de depredador desmelenado como El arrecife (2010) , presenta esta secuela «bastarda» de Black Water, repitiendo la misma fórmula de esta, pero con más personajes en peligro y más claustrofobia, al ambientar la historia en el interior de los bosques australianos, donde un grupo de amigos decide explorar un remoto sistema de cavernas inexploradas, con la esperanza de encontrar un nuevo destino para el turismo de espeleología. Ignorando las alertas por la proximidad de una tormenta tropical, deciden descender a las profundidades y pronto se quedan atrapados en una cueva completamente anegada, junto a un enorme y hambriento cocodrilo asesino.

Con un guión calamitoso, bastante desquiciado en muchos momentos de la acción, Abismo nos trae reminiscencias no solo de la miríada de imitaciones del film de Steven Spielberg que decidieron cambiar la especie del letal depredador por un cocodrilo, sino también de la mucho más interesante El santuario (Sanctum) (2011) , otra producción australiana con personajes atrapados en el interior de una cueva inundada por culpa de otra tormenta que tuvo, dirigida por Alister Grierson y avalada por James Cameron.

Abismo es una secuela que guarda poca relación con su predecesora, no ya en argumento, sino también en calidad. Si bien Traucki saca partido a unos recursos que brillan por su ausencia y transmite en algunos momentos la debida sensación de claustrofobia y de amenaza, también es cierto que pesa demasiado la pobreza de medios, notándose en exceso la ausencia de ideas frescas que den entidad a una historia demasiado vulgar y estereotipada. El mayor acierto de la propuesta de Andrew Traucki es que no recurre a ningún tipo de artificio para agrandar la peligrosidad del cocodrilo protagonista, presentándole de una manera realista y cuasi documental. De hecho, algunos de sus insertos casi parecen extraídos de un documental del Discovery Channel. Lo cierto es que Traucki atina a mostrarlo lo justo para generar la necesaria sensación de tensión y ansiedad entre los espectadores. Si bien, no alcanza un nivel de terror digno de mención.

En definitiva, irrisoria producción subestándar de cocodrilos asesinos, cuyo guión exhibe una nula originalidad y al que pocos detalles redimen del tedio más exacerbado, donde el espectador es testigo de las vicisitudes de unos personajes planos y anodinos, que resultan tan forzados como el conflicto sentimental que se introduce a mitad de metraje para incitar alguna empatía. Irremediablemente, Abismo termina siendo una aventura de supervivencia en su mayoría decepcionante, que quizás pueda satisfacer a algún que otro aficionado escasamente exigente pero poco más.




terrorbit
terrorbit
Escritor y amante de cine de terror. Superfan de las películas de zombies, cuantos más zombies, mejor. Desde mis ojos, cuatro décadas viendo cine de terror os contemplan.