Título original: The Owners (UK/FRA, 2020) Color, 92 mins.
Director: Julius Berg
Reparto: Maisie Williams, Sylvester McCoy, Rita Tushingham, Jake Curran
Presentado en el último Festival de Cine Fantástico Internacional de Sitges este thriller de invasión de hogar que no sale como se esperaba, dirigido por el parisino Julius Berg, está adaptado de una novela gráfica de Hermann Huppen, un autor conocido por mostrar una violencia amoral y cruda en sus historietas, sobre un grupo variopinto de inadaptados que allanan la casa de unos ancianos supuestamente adinerados, para encontrarse una caja fuerte en el sótano que son incapaces de abrir. Entonces, decidirán atemorizar a los ancianos para que les entreguen la combinación.
Ambientada en la década de los 90 y con una buena dosis de sangre y sadismo, The Owners (Los propietarios) es una fallida historia del tipo allanamiento de morada que sale mal que recuerda en buena medida, por su aire atmósfera y su truculencia, al cine del finado Peter Collinson; en particular viene a la memoria El ático (1967) , otra home invasion de infinita escabrosidad, aunque producciones más contemporáneas como No respires (2016) o Villanos (2019) , también son claros referentes de esa fórmula que se ha venido a definir como reverse-home-invasion, donde los perpetradores del allanamiento de morada se convierten en las auténticas víctimas del mismo.
Como en la mayoría de ese tipo de producciones, el guión trata de jugar al despiste con el espectador presentándole lo que parece ser una historia clásica de robos, con mensaje social incluido de enfrentamiento entre clases o el abandono de ciertas zonas obreras y rurales británicas, donde solo cabe recurrir a la delincuencia para poder escapar de un entorno que, sobre todo, asfixia a la juventud. En este sentido, el grupo de ladrones de medio pelo representa a clase marginal y sin perspectivas de futuro, mientras que los ancianos son los propietarios a los que hace referencia el título y quienes amasan las riquezas que anhelan los jóvenes. Sin embargo, una bien conseguida atmósfera de casa embrujada, ese televisor encendido que muestra imágenes siniestras, escaleras que ascienden hacia la oscuridad, ya desvela a la audiencia que no estamos ante una home invasion común. Lo malo es que, una vez desenmascarado este giro, la historia deriva más hacia al simple enaltecimiento de la violencia y hacia la exageración de unos personajes, los desvalidos ancianos Sylvester McCoy y Rita Tushingham, que resulta cuanto menos granguiñolesca, con numerosas salpicaduras de humor negro.
Ya descendido al nivel de caricatura, el guión de The Owners (Los propietarios) no levanta el vuelo. La incursión de más giros solo empeora y ensombrece aún más la legibilidad de la historia. Es de agradecer, sin embargo, el empeño puesto por Maisie Williams para ofrecer un creíble retrato de esa mujer frustrada, no demasiado lista, que termina atrapada en una situación que no comprende. Maisie es la única de todo el reparto que consigue ganarse la empatía de los espectadores, del mismo modo que Tushingham les aterroriza con su representación de la senilidad y la decrepitud.
En definitiva, un film de suspense terrorífico algo plano, que no termina de brillar como debiera, sobre todo por culpa de las numerosas inconsistencias del guión y de un fallido tono oscilante entre el horror y el humor negro. Donde las interpretaciones de Maisie Williams y Rita Tushingham roban la mayoría de planos en los que el espectador no es sacudido por un instante de violencia extrema. Y en el que sorprende el sentido del horror de su director, casi tanto como su ineficiencia a la hora de resolver el desenlace.