Título original: Ghostbusters: Afterlife (USA/CAN, 2021) Color, 124 mins.
Director: Jason Reitman
Reparto: Carrie Coon, Paul Rudd, Finn Wolfhard, Mckenna Grace
El director Jason Reitman es el encargado de resucitar uno de los mayores éxitos comerciales de la historia del cine que ya dirigiera su padre en 1984 y su posterior secuela cinco años más tarde. Los cazafantasmas se trataba de una comedia sobrenatural, sobre un grupo de estrafalarios parapsicólogos que se empeñan en limpiar New York de una oleada de manifestaciones fantasmales, que funcionó de manera excepcional de cara al público gracias a su excepcional reparto, donde destacaba con luz propia una Sigourney Weaver muy alejada de su papel de Alien, el octavo pasajero (1979) , y su perfecta combinación de terror y humor, que algún crítico cinematográfico de entonces denominó «humor subnormal», y que ya sufrió un fallido remake de ínfulas feministas en Cazafantasmas (2016) de Paul Feig.
Cazafantasmas: Más allá, en todo un aplaudible alarde autoconsciente, tiene el mismo tono familiar spielbergiano de las películas originales y con las que crecieron las generaciones pre-millennials, aquellas que disfrutaban en las salas de cine de filmes juveniles iniciáticos como Poltergeist (Fenómenos extraños) (1982) de Tobe Hooper, Gremlins (1984) de Joe Dante o Los Goonies (1985) de Richard Donner. Es su historia hay mucho de fantástico, de heredadas casas encantadas y, por supuesto, de fantasmas ectoplásmicos. Cuando una madre soltera (Carrie Coon), ahogada en facturas, recibe la noticia de que ha heredado la vieja granja de su padre, decide mudarse al lugar, junto a sus hijos (Finn Wolfhard y Mckenna Grace), para encontrarse con una casa semiabandonada que refleja la locura que la distanció de su padre. Una locura que volverá a desencadenarse cuando la hija pequeña encuentra un sótano oculto y descubre que la granja está encantada por el espíritu de su abuelo y que un mal mucho mayor acecha desde una vieja mina cercana.
No cabe duda de que el mayor acierto de Cazafantasmas: Más allá se encuentra en el fabuloso guión escrito por Jason Reitman y Gil Kenan, a quien los aficionados al género recuerden por ser el director de Poltergeist (2015) . Un guión brillante que se mueve con habilidad en el limitado terreno cómico-terrorífico de los originales y que retoma con orgullo el legado nostálgico que sin duda atraerá a los espectadores por encima de volver a ver los habituales lugares comunes: humor, leves dosis de terror (el prólogo es digno de mención, por ejemplo), y efectos especiales por doquier. Pero, no se debe dejar a un lado, el atractivo de su reparto, donde cabe destacar las interpretaciones de los actores más jóvenes, especialmente Mckenna Grace, el mejor acierto de casting, y su natural empastamiento con Carrie Coon y Paul Rudd.
En definitiva, Cazafantasmas: Más allá se siente más como un proyecto intimista y personal que como una tardía secuela gamberra y despreocupada, con el que Jason Reitman aprovecha para rendir homenaje a su padre y donde el humor está presente, pero dando un paso atrás en favor de una acción, a la que le cuesta arrancar, y el adecuado despliegue de efectos visuales. Todo ello filmado con una satisfactoria pulcritud, que se encuentra por encima de la media. Unos Cazafantasmas muy diferentes que, sin duda, acercarán el folclore del original a las nuevas generaciones.