Título original: The Lair (UK, 2022) Color, 96 mins.
Director: Neil Marshall
Reparto: Charlotte Kirk, Jonathan Howard, Jamie Bamber, Leon Ockenden
El realizador británico Neil Marshall disfrutó de cierto relumbrón entre los aficionados al género tras el éxito cosechado por sus dos primeras películas (Dog Soldiers y The Descent ) allá por el nacimiento del siglo XXI, que le llevó a ser incluido por Alan Jones como miembro de su recién acuñado Splat Pack, un grupo de cineastas independientes cuyas películas destacaban especialmente por su bajo presupuesto y el elevado nivel de violencia y gore que contenían. Casi dos décadas más tarde y tras darse un paseo desigual por la televisión, Marshall regresó al género que le dio la fama con The Reckoning (2020) crítica, un fiasco descomunal que intentaba imitar la fórmula de las viejas películas de explotación y torturas de los 70 y que resultó vapuleado por la crítica y el público.
Quizás en un intento de redimirse de su anterior fracaso o por pura insistencia, Neil Marshall vuelve a colaborar con Charlotte Kirk, la protagonista de The Reckoning y actual pareja del director, en este regreso a la fórmula de soldados contra monstruos que le dio la fama, cuya trama gira en torno a una mujer piloto de la Real Fuerza Aérea (Charlotte Kirk) que es derribada en tierras talibanes por un grupo de insurgentes y que busca refugio en un búnker abandonado desde la era de la ocupación soviética, donde se topa con un secreto mucho más letal e implacable que los soldados talibanes que la persiguen para hacerla prisionera o algo peor.
Sin decir nada más, resulta aparente que el argumento de La guarida no parece demasiado original, pese a su obvio interés como vehículo de diversión inspirado en las numerosas imitaciones de Aliens: el regreso (1986) de James Cameron, que más o menos enfrentaban a un grupo de marines entrenados contra los despiadados ataques de monstruos asesinos y en todos los escenarios posibles: una colonia espacial, los recovecos subterráneos de una instalación militar (Death Valley, 2021 ) o el desierto de Afganistán (The Prey, 2022 ). Historias todas ellas, donde la potencia tecnológica militar no siempre resultaba útil en entornos tan hostiles y que, por regla general, solían verse beneficiadas por guiones que no ocultaban demasiadas sorpresas pero que resultaban extremadamente entretenidos en cuanto a la acción de las situaciones que se planteaban. Y aquí radica el principal problema de La guarida: que no divierte en absoluto.
Rodada de manera bastante mediocre y rutinaria, La guarida es una especie de «Hazañas bélicas» simplona, donde no cuesta demasiado identificar el militarismo, el machismo y hasta cierta xenofobia, tan arraigados en ese tipo de películas, y lo más grave de todo es que todos estos conceptos son insertados en el guión sin ningún ápice de autoconsciencia. Kirk es ayudada en su empeño por huir por una variopinta unidad de marines norteamericanos, cuyos miembros parecen pelearse por ver cuál de ellos resulta más estereotipado y dice la frase lapidaria más ridícula, y que rápidamente se prestan a menospreciar a la aviadora por ser mujer o británica, o todo junto. Las interpretaciones además, de este grupo de actores ingleses sufriendo con sus torpes acentos yanquis, son bastante horribles. Aunque, por supuesto, el guión cargado hasta los topes de todos los tópicos conocidos del cine bélico no ayuda demasiado.
En el aspecto técnico, La guarida es poco más que un rosario de efectos especiales, algunos de ellos muy conseguidos, pero empleados en un buen puñado de situaciones demasiado familiares: como una secuencia de autopsia que nos evoca, sin quererlo muy probablemente, a La cosa (1982) de John Carpenter. La acción es, cuanto menos, desordenada y sin sentido, pero sobre todo pésimamente iluminada. Tanto, que a menudo resulta complicado diferenciar quién es quién en el numeroso y sangriento recuento de muertos. Aunque, como ya ocurriera en The Reckoning, conviene destacar la intensa y percusiva partitura de Christopher Drake, perfectamente adecuada como acompañamiento de los momentos más trepidantes.
Para ir finalizando, queda por ver, si la alianza Marshall-Kirk va a generar algo interesante, más allá de ver a la actriz inglesa interpretar con su frialdad acostumbrada y su vanidosa preocupación por aparecer absurdamente glamurosa en sus escenas, incluso las de acción en plan John Rambo femenina. Aunque aquí esté algo mejor que en su anterior colaboración como campesina y bruja torturada por la Inquisición. Desde luego, La guarida, que antes de recalar en las salas de cine españolas, ya fuera presentada en la 33ª Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián y en la 55ª Edición del Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges (donde sorprendentemente otorgaron al realizador Neil Marshall el premio especial Máquina del Tiempo), no será el caso.