#CriticadeMiedo

Project Wolf Hunting

Film violento por los cuatro costados, bien realizado y montado, aunque discutible en más de un aspecto, sobre todo por el sadismo ambiental. Por otro lado, resulta nada desdeñable, en cierto modo gracias a que evita en todo momento apuntar hacia los habituales lugares comunes: fuga/acción/clímax, para mostrar una galería de espectaculares secuencias de acción y terror, a cada cual más delirante y sangrienta, que terminan componiendo una parábola sobre la destrucción y la crueldad.

Título original: Neugdaesanyang (KOR, 2022) Color, 122 mins.
Director: Kim Hong-seon
Reparto: Seo In-Guk, Dong-Yoon Jang, Jung So-Min, Gwi-hwa Choi

★★✰✰

Uno de los filmes más controvertidos y malditos de la década de los 80 fue la hongkonesa Los hombres detrás del sol (1988) , una película de explotación que detallaba los monstruosos experimentos cometidos en el interior de un campo de internamiento militar japonés durante la Segunda Guerra Mundial, y que, de alguna manera, sirve de punto de partida para el realizador coreano Kim Hong-seon a la hora de filmar su particular adaptación de la clásica fórmula del cine de acción de los 90: donde un grupo de convictos fugados ponen en peligro las vidas de sus captores y de todo aquel incauto que pase por allí.

Con fuertes reminiscencias de Con Air (1997) del británico Simon West y otros tantos thrillers de acción sobre fugas de prisioneros en entornos sin vía de escape y el inevitable enfrentamiento a vida o muerte entre ellos y los guardias que los escoltan, Project Wolf Hunting no difiere mucho de estos filmes en su primera mitad, con una trama que gira en torno a un grupo de violentos presos surcoreanos que están siendo trasladados por mar desde Filipinas para continuar con su condena en su propio país y que se escapan a mitad de la travesía para sembrar el pánico entre los policías encargados de su custodia.

El giro es que hay algo mucho más peligroso y más espeluznante escondido en la bodega y que, cuando escapa, se dedicará a diezmar a todos cuantos se hallen a bordo. Es, entonces, cuando el cine de acción deja paso al terror y a la tabla de carnicero más hemoglobínica que vas a ver en mucho tiempo. Si en la primera parte, Kim Hong-seon hacía gala de un control exquisito del ritmo bruckheimeriano, con las primeras peleas y los primeros tiroteos puestos en escena con una milimétrica precisión de manual, ahora se pasa al otro lado de la escala y nos ofrece un festival de matanzas y violencia más parecido al más puro splatterhouse, donde prisioneros y guardias son liquidados implacablemente de la manera más delirante y sangrienta posible: por ejemplo, uno de los villanos es golpeado hasta la muerte con su propio brazo.

Project Wolf Hunting es un larguísimo recuento de muertos que dura más de dos horas y cuya matanza llega incluso a hacerse monótona antes de remontar en su tercio final, después de una interesante revelación que recuerda a la mencionada Los hombres detrás del sol, y su retorno al cine de acción pulp de los 90, pero esta vez más cercana al espíritu de Soldado universal (1992) de Roland Emmerich, cuando se suman a la fiesta un nuevo grupo de adversarios capaces de plantarle cara a la amenaza de la bodega.

Si hay algo que objetar a Hong-seon es precisamente estos bandazos de un género a otro, sin terminar por decidirse en cuál de ellos quiere asentar su película. Cuando el eco de los tiroteos que acaban con vidas de manera impactante y sin vacilaciones, deja paso a la avalancha de sonidos de crujidos enfermizos de huesos que se rompen y géiseres de sangre, Project Wolf Hunting gana muchos enteros como un survival de terror extremo. Mientras sigue su curso, amontonando cráneos hundidos, miembros desprendidos y corazones eviscerados, la fotografía (con un enfermizo filtro amarillento que le va como anillo al dedo) y la partitura de Jun-Seong Kim nunca se quedan sin empuje. La idea de que nadie está a salvo, seas prisionero o guardia, prevalece y mantiene al espectador con ese grado de desesperanza tan necesario en una película de horror. El compromiso de Hong-seon con el gore durante esta parte es, además, encomiable y una vez que estalla el frenesí de sangre y vísceras la diversión nunca se detiene, incluso va en aumento. Y para cuando la trama regresa a la fórmula de acción noventera, hasta los aficionados más incondicionales del splatter ya se pueden dar por satisfechos.

Para terminar, me gustaría mencionar otra película coreana de estilo y tono similar pero más suavizado, que es La bruja: Parte 1 – La Subversión (2018) crítica dirigida por Park Hoon-Jung y de la cual hemos incluso disfrutado de una secuela en 2022, otra película que subvierte las expectativas de los espectadores ofreciendo un híbrido memorable de acción y terror. El desenlace de Project Wolf Hunting insinúa una posible secuela y quizás, como en el caso de los filmes de Park Hoon-Jung, resulte más que interesante ver hacia dónde se dirige su historia.