#CriticadeMiedo

Terrifier 2

Homenaje a las viejas tablas de carnicero de los 80 y secuela de un film anterior de 2016, que pretende aprovecharse del tirón comercial que éstas aún ejercen entre los aficionados al género, presentando como tarjeta de visita un nivel de gore y sadismo superior a la media y, sobre todo, la presencia de un cuidadísimo villano disfrazado de payaso, con ínfulas de convertirse en un icono del género. Lástima que su larga duración juegue en su contra de manera determinante.

Título original: Terrifier 2 (USA, 2022) Color, 138 mins.
Director: Damien Leone
Reparto: Lauren LaVera, Elliott Fullam, Sarah Voigt, Kailey Hyman

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Cuando en 2016, el director y guionista Damien Leone presentaba su tercer largometraje de terror, que llevaba por título Terrifier, muy pocos aficionados se hicieron eco de ella. Esta primera entrega de las sangrientas andanzas de un payaso asesino llamado Art the Clown tampoco era la primera vez que el susodicho villano aparecía en las pantallas puesto que se trataba de una adaptación de un cortometraje que el propio Leone había rodado cinco años atrás y que finalmente había visto la luz en La víspera de Halloween (2013) , una antología de horror estrenada directamente en formato DVD y Blu-ray.

Lo curioso del caso es que, con el paso del tiempo, la figura del silencioso payaso asesino se fue haciendo famosa entre los aficionados más entendidos en la materia debido, sobre todo, a la violencia de sus escenas y a la creación de un villano digno de convertirse en un ícono del género. Y, dicho y hecho. La segunda entrega llega seis años después en la forma de un slasher indie que apuesta por el horror sin concesiones y repleto de hemoglobina, que rinde homenaje a los splatters ochenteros más malrrolleros y que contenían un nivel de gore y sadismo superior a la media.

Con una duración, tan ambiciosa como innecesaria, que supera con creces la dos horas de metraje, Terrifier 2, retoma la historia exactamente donde terminó su predecesora para confrontar a Art the clown (David Howard Thornton) con una familia norteamericana de clase media que acaba de perder al padre y, en especial, a la hija adolescente (Lauren LaVera), quien se prepara para asistir a una fiesta de Halloween con sus amigas del instituto y su hermano pequeño (Elliott Fullam), tan obsesionado con la reciente oleada de asesinatos del payaso que está dispuesto a disfrazarse de él durante la víspera de Todos los Santos.

El desarrollo narrativo de Terrifier 2 no es muy diferente al de la original. El típico recuento de asesinatos orquestados de las maneras más espantosas y ridículamente sangrientas posibles, que incluso llegaron a provocar supuestos abandonos en masa de los cines y algún que otro vómito entre los espectadores norteamericanos, llevados a cabo por una entidad demoníaca, que representa al mal en todo su esplendor, oculto tras un disfraz de payaso y dotado de un humor macabro ausente en sus anteriores apariciones, que recuerda a otros villanos más estelares como el mismo Freddy Krueger de Pesadilla en Elm Street (1984) y que imita la fórmula de otros filmes como Clownhouse: Payasos mortales (1989) de Victor Salva o Killjoy (2000) de Craig Ross Jr. Todos ellos, por supuesto, inspirados en la figura del asesino en serie John Wayne Gacy. Además, introduce como novedad la presencia de un contrapunto femenino al villano Art the Clown, en forma de la clásica «chica final», sufrida y determinada a acabar con el desquiciado payaso asesino.

Sobre todo, Terrifier 2 busca diferenciarse del panorama actual del terror indie con su homenaje al fenómeno splatter que acuñara John McCarty en los 80, y más concretamente al splatstick, que se servía de los efectos de maquillaje más excesivos para introducir un elemento de humor grueso en una trama cuyo único interés radicaba en mostrar una galería de muertes cada vez más frenética. Leone, encargado también del montaje y los efectos especiales, sabe cómo mostrar la truculencia para obtener la máxima explotación de unas escenas de matanza que rozan el surrealismo exacerbado y asume este papel de buen grado. Dicho esto, resulta evidente que para Damien Leone lo más importante no es la historia que cuenta sino la sucesión de grotescas escenas de asesinatos. De ahí que su mayor problema sea la cohesión general, o mejor dicho, la ausencia de ella. El ritmo descuidado y la narrativa irregular de Leone no permite seguir una historia consecuente, donde los nuevos elementos no terminan de estar integrados del todo: como ese personaje de una niña demonio (Amelie McLain), obviamente un producto de la imaginación del payaso, pero que de alguna forma puede ser vista por otros personajes, sin explicación alguna.

En definitiva, Terrifier 2 es poco más que la típica tabla de carnicero, que diría el crítico Carlos Aguilar, a la que le juega en contra su extensa duración, que se suma al concepto del gore extremo como broma cinematográfica y que pone toda su creatividad en componer un villano a la altura de las viejas glorias como Freddy, Jason o Michael Myers, en un momento en el que éstos escasean de verdad, sin conseguirlo del todo.