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Jeepers Creepers: El renacer (Crítica de cine)

Intento decepcionante de revitalizar la trilogía Jeepers Creepers del controvertido Victor Salva, que trata de alejarse de las premisas originales y fracasa en la creación de una nueva línea argumental. Su falta de atmósfera terrorífica y un guión confuso plagado de diálogos absurdos y situaciones repetitivas contribuyen a un estrepitoso fracaso de crítica y público, que parece marcar el fin definitivo de la saga.

Título original: Jeepers Creepers: Reborn (USA/UK/FIN, 2022) Color, 108 mins.
Director: Timo Vuorensola
Reparto: Sydney Craven, Imran Adams, Peter Brooke, Ocean Navarro

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La cuarta entrega de la saga Jeeper Creepers (2001) , marcada para siempre de forma negativa por el pasado pederasta de su creador Victor Salva, quien fuera condenado por un delito de abusos sexuales a menores, e incluso denunciada por la supuesta apropiación indebida de sus derechos intelectuales, que trata de revitalizar uno de los personajes villanos más prometedores de principios de siglo, conocido como «The Creeper», de la mano del realizador finlandés Timo Vuorensola (Iron Sky, 2012 ).

En su momento auspiciada por el propio Francis Ford Coppola, quien ejerció de productor ejecutivo de la entrega original, la trama de la saga giraba en torno a la figura del mencionado Creeper, una criatura demoníaca que despertaba de su letargo cada 23 años para alimentarse de carne humana y que poseía la capacidad de regenerar su cuerpo y prolongar su vida sustituyendo sus órganos decrépitos por los de sus víctimas. Ahora, una pareja de jóvenes (Imran Adams y Sydney Craven) aficionados al «cosplay», un movimiento cultural surgido en la década de los 70 y caracterizado por la interactuación de un grupo de personas disfrazadas de personajes icónicos extraídos de la cultura pop (cómics, cine, series, etc.), viajan a un festival de fans del horror, donde conocerán de primera mano la leyenda del Creeper y tendrán que sobrevivir, junto a un variopinto grupo de documentalistas que están cubriendo el evento, cuando quedan atrapados en la guarida de la criatura.

Inicialmente, no es difícil imaginar que la creación de un villano icónico, siguiendo el modelo de los exitosos monstruos sobrenaturales de los años 90 como Freddy Krueger o los cenobitas de Hellraiser: Los que traen el infierno (1987) , despertaría suficiente interés como para generar una saga. Sin embargo, ninguna de sus secuelas de 2003 y 2017, ambas dirigidas por el controvertido Victor Salva, logró el reconocimiento esperado. Lamentablemente, Jeepers Creepers: el renacer, la entrega más reciente, no es una excepción. De hecho, es incluso peor que sus predecesoras.

Sin ningún tipo de inspiración visual o narrativa, la película de Vuorensola ignora sistemáticamente todos los elementos que hicieron que la original de 2001 fuera una película perturbadora y memorable. Se pierde el tono de road movie polvorienta, que aquí se intenta recoger de manera fallida en los primeros quince minutos. También se pierde la amenaza de un villano diabólico, tan inevitable como misterioso, oculto bajo las ropas de un vagabundo y conduciendo una siniestra furgoneta, que acosa a sus víctimas con utensilios hechos de huesos humanos. En su lugar, la película se convierte en una sucesión absurda de carreras sin sentido, muertes aburridas y efectos especiales que causan risa.

Nada en Jeeper Creepers: el renacer parece querer respetar las premisas originales. La canción de jazz de los años 30 interpretada por la orquesta de Paul Whiteman o los paisajes de la América profunda de Florida no son tenidos en cuenta. En su lugar, se ofrece una explicación metarreferencial poco convincente, aunque a priori interesante, donde el Creeper forma parte de la imaginación colectiva de los fans en la vida real y el bosque de Louisiana es el lugar original donde se creó la leyenda urbana que inspiró la trilogía original. Algo que ofrece la oportunidad a los guionistas de introducir nuevas subtramas narrativas, como las connotaciones de brujería vudú y las premoniciones de la protagonista Sydney Craven asociadas al mito de la criatura, que lamentablemente nunca se desarrollan adecuadamente.

En resumidas cuentas, Jeepers Creepers: el renacer sin apenas atmósfera terrorífica, presenta un argumento confuso con diálogos pobres y situaciones repetitivas que sorprenden por su torpeza, como las múltiples veces que el reparto sube y baja por las mismas escaleras solo para morir en una habitación diferente. La película de Timo Vuorensola cae rápidamente en el absurdo, convertida en una imitación deficiente de sus predecesoras. A pesar de sus esfuerzos por desmarcarse de la trilogía de Victor Salva, no aporta nada nuevo a la saga y parece marcar su fin definitivo.