Título original: Bird Box: Barcelona (ESP, 2023) Color, 112 mins.
Director: David Pastor, Àlex Pastor
Reparto: Mario Casas, Georgina Campbell, Naila Schuberth, Gonzalo de Castro
Cuando en 2018, la película A ciegas crítica dirigida por la cineasta danesa Susanne Bier que adaptaba una novela de Josh Malerman, alcanzase récords de audiencia en la plataforma Netflix, pocos podían imaginar que un film, cuyas mayores virtudes eran precisamente su falta de pretensiones y dar lugar a la infame moda conocida como «Bird Box Challenge», iba a dar de sí una secuela cinco años más tarde.
Creada por los hermanos David y Àlex Pastor, quienes también firman el guion, Bird Box: Barcelona más que una secuela, es una expansión del universo distópico planteado en el film anterior, donde unas misteriosas entidades sobrenaturales invaden la Tierra, induciendo al suicidio a todo aquel que las observa, después de mostrarle a cada uno sus miedos internos. Su giro argumental consiste en ambientar la nueva trama en la ciudad de Barcelona, donde un nuevo grupo de supervivientes, encabezados por Mario Casas y la británica Georgina Campbell, tratan de buscar refugio en el Castell de Montjuïc mientras son perseguidos por los adeptos de una secta religiosa liderada por un sacerdote demente (Leonardo Sbaraglia).
Con un presupuesto mayor y, por tanto, más ruidosa en cuanto a escenas de acción y gore explícito, Bird Box: Barcelona resulta ser una expansión más enrevesada, también construida en torno a flashbacks de acontecimientos anteriores, que basa todo su potencial en los paisajes digitalizados de una Ciudad Condal post-apocalíptica. Un escenario que los propios hermanos Pastor ya utilizaron en su film Los últimos días (2013) y Carles Porta en Segundo origen (2015) . Sin embargo, el mayor acierto de “A ciegas” consistió en huir del ruido artificial y construir una película más íntima que capturaba el horror y la confusión de la historia en la figura de una mujer desesperada (Sandra Bullock), que incluso mantenía una subtrama sobre la maternidad y el sufrimiento de criar a unos hijos en un entorno de horror.
Si el film de Susanne Bier se aprovechaba del reclamo de Sandra Bullock, aquí se sustituye su potencia estelar por la del español Mario Casas, un personaje conflictivo y traumatizado que experimenta una especie de crisis de fe y de cordura y en el que descansa todo el peso narrativo. Pero con irregulares resultados y es que el guion de los Pastor se desenvuelve mejor con las escenas de acción y las panorámicas de una Barcelona destartalada que con la profundidad y la carga emotiva de sus personajes, esbozados con brocha gorda y poco más. Una pena si tenemos en cuenta que el reparto incluye nombres de la talla de Diego Calva, Gonzalo de Castro, Lola Dueñas, Michelle Jenner o Leonardo Sbaraglia.
Bird Box: Barcelona domina todos los aspectos técnicos y visuales a la perfección, pero no resulta tan efectiva como la película original, que ya de por sí era un recauchutado de El incidente (2008) de M. Night Shyamalan y Un lugar tranquilo (2018) crítica de John Krasinski. Pierde mucho del misterio inicial y parece estar más interesada en generar nuevas vías para preservar la franquicia que en mantener la premisa de amenaza enigmática. Su visión del universo imaginado por Josh Malerman no encaja realmente con el leitmotiv del pánico de sobrevivir a ciegas a misteriosos peligros y lo subvierte en simple premisa argumental. No solo el personaje de Mario Casas es capaz de mirar fijamente y salir indemne de un encuentro con las invisibles entidades; sino que, además, otro personaje se aventura a proporcionar una explicación científica de su naturaleza.
En definitiva, una pretenciosa propuesta de terror distópico sobre el fin de la humanidad que se siente algo forzada a la hora de expandir la idea original del film de 2018, a pesar de que mantiene los mismos elementos básicos. Da la sensación de que quiere rediseñar el éxito de “A ciegas” pero sin nada de originalidad. De ahí que también se repitan los mismos defectos.
Es cierto que no hay nada irreparablemente malo en Bird Box: Barcelona, está bien hecha y es más aparatosa de acorde a lo que se espera de un presupuesto mayor. Sin embargo, la película de Susanne Bier, sin ser tampoco una maravilla, supo generar mayor tensión con su premisa de la supervivencia “a ciegas”. Incluso a pesar del elevado grado de suspensión de la credulidad que exigía ver a un puñado de actores con los ojos vendados hacer cosas imposibles como descender por las aguas bravas de un río.