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Imagen por cortesía de © Warner Bros. | Warner Bros Pictures España

#CriticadeMiedo

Megalodón 2: La fosa

Secuela de una película de 2018, que ya supuso un batacazo de crítica, y cuya premisa de “más y más grande” no mejora lo conseguido en la original. Dirigida sorprendentemente por Ben Wheatley, un cineasta con cierto renombre en el mundo del horror indie, que se muestra incapaz de rescatar el producto de la más pura extravagancia caricaturesca: como si el combate megalodones-versus-Statham no fuese suficiente, además añaden un ‘megaloctopus’ a la ecuación. Tristemente, carente de cualquier susto serio.

Título original: Meg 2: The Trench (USA/CHN, 2023) Color, 116 mins.
Director: Ben Wheatley
Reparto: Jason Statham, Jing Wu, Sophia Cai, Cliff Curtis

★★✰✰✰ Meg 2: The Trench (2023) on IMDb


El cineasta británico Ben Wheatley es uno de esos casos de directores independientes que se ganan una sólida reputación entre los cinéfilos con una sola película, en este caso, la inquietante e inolvidable Kill List (2011) , para luego fracasar a la hora de alcanzar el mismo nivel de excelencia a lo largo de su filmografía. Ahora, tras la tibia acogida que obtuvo con In the Earth (2021) , sorprendentemente da el salto al mainstream con esta secuela de un film de 2018, dirigido por Jon Turteltaub, que aspiró a convertir en blockbuster veraniego la fusión entre el subgénero sharkploitation y el fenómeno kaiju de monstruos gigantes, originado en Japón.

Basada en un exitoso libro de Steve Alten, que es la segunda entrega de una serie de seis sobre un gigantesco tiburón prehistórico, Megalodón 2: La Fosa presenta a un buzo de rescate (Jason Statham) reconvertido en defensor del medio ambiente oceánico, que tratará por todos los medios de evitar que un equipo de oceanógrafos del Instituto Oceánico de Hainan, dirigido por su cuñado (Wu Jing), se convierta en comida de megalodón. Todo esto sucede cuando descubren una operación minera clandestina en las profundidades de la Fosa Mariana, lo que accidentalmente libera a un grupo de megalodones en las aguas superficiales.

Co-producido entre Estados Unidos y China, Megalodón 2: La Fosa es un thriller de acción submarina y toques de monster movie, con alma de serie B pero un presupuesto millonario, cuyo mayor reclamo se trata básicamente en enfrentar a Jason Statham a un trío de megalodones asesinos y hacer un buen puñado de guiños desvergonzados a la saga original de Tiburón . Sin embargo, como si solo esto no fuera suficiente, su trama lleva la acción a cotas más altas con abiertas inspiraciones en el subgénero kaiju y la introducción de un ¿megaloctopus?, un calamar gigante decidido también a atacar el mundo de la superficie.

Evidentemente, Megalodón 2: La Fosa no pretende en ningún momento ser una película seria, sino adherirse a la fórmula de la producción estival que solo pretende atraer a las salas de cine y entretener a unos espectadores, convenientemente abastecidos de refrescos y palomitas, acumulando secuencias de acción tras secuencias de acción. Lo malo es que su batiburrillo de monstruos imposibles, sus múltiples escenarios y sus exagerados enfrentamientos entre humanos y criaturas resultan cuanto menos confuso y aburrido.

Para colmo, su guión resulta un tanto pedestre y está plagado de suspensiones de la credulidad insalvables, como la presencia en las profundidades de la Fosa Mariana de unos lagartos anfibios, que pueden pasear por la tierra y respirar aire como si tal cosa, y que parecen extraídos de un metraje descartado de la saga de Parque Jurásico . Del mismo modo, tampoco ayudan demasiado los diálogos plomizos, escritos sin imaginación y salpicados de un humor infantil, del tipo «Y antes de que lloriqueéis por el ecosistema, a nadie le importa» o Statham espetándole un «Chao, pescao» al villano de turno antes de que éste sea devorado por un megalodón. Nada de lo que sucede en pantalla es medianamente memorable. Salvo, claro está, ese entrañable homenaje a la muerte del personaje de Quint en Tiburón (1975) de Steven Spielberg.

Llegado el tramo final, la película regresa al espíritu original de la franquicia y la acción se traslada a un complejo turístico abarrotado de turistas, que promete algo de diversión. Pero, incluso ahora, Ben Wheatley se muestra incapaz de rescatar el producto de la más pura extravagancia caricaturesca. Demasiado absurda para dar sustos serios y con los tiburones gigantes quedando en segundo plano frente a un desaliñado villano sacado del cajón de los clichés del cine de acción de los 90, interpretado por el madrileño Sergio Persis-Mencheta. Además, la acción salta del ataque de una criatura a otra de manera inconexa, sin ningún tipo de sentido del ritmo, ni suspense.

En resumidas cuentas, cualquiera que espere que Ben Wheatley fuese a aportar algo de su despiadado humor negro o de su habilidad para el terror, se va a ir a casa con una decepción. Quizás un poco de autoconsciencia de sus limitaciones le hubiese venido bien, pero el caso es que Megalodón 2: La Fosa nunca va más allá de ser una combinación de todo tipo de situaciones familiares de otras películas de acción submarina y monstruos gigantes vistas una y cien veces. A la memoria vienen fácilmente ecos de Deep Blue Sea (1999) de Renny Harlin, Deep Rising: El misterio de las profundidades (1998) de Stephen Sommers o Underwater (2020) crítica de William Eubank, por ejemplo. Pero, lo peor de todo, es que todo resulta extremadamente ridículo incluso como diversión veraniega desenfadada.




terrorbit
terrorbit
Escritor y amante de cine de terror. Superfan de las películas de zombies, cuantos más zombies, mejor. Desde mis ojos, cuatro décadas viendo cine de terror os contemplan.