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Imagen por cortesía de © A24 | Diamond Films España

#CriticadeMiedo

Háblame

Una de las producciones de terror imprescindibles del año. Absorbente, perspicaz e inquietante, el debut de los hermanos Danny y Michael Philippou sorprendió a propios y extraños en su presentación en Sundance, ofreciendo un sorprendente giro al terror adolescente mientras explora las nuevas problemáticas de los jóvenes de la Generación Z: la adicción y la permanente obsesión con la visibilidad social.

Título original: Talk to Me (AUS, 2022) Color, 95 mins.
Director: Danny Philippou, Michael Philippou
Reparto: Sophie Wilde, Alexandra Jensen, Joe Bird, Miranda Otto

★★★★✰ Talk to Me (2022) on IMDb


Cuando ya pensaba la audiencia que el 2023 iba a convertirse en un año tristemente yermo en producciones terroríficas de calidad, la distribuidora A24, una vez más, sorprendió a propios y extraños con la presentación en el marco del Festival de Cine de Sundance de la opera prima de los gemelos australianos Danny y Michael Philippou, cuyo estreno español ha caído en pleno mes de agosto.

Con una trayectoria profesional que se circunscribe, hasta el momento, a un único canal de YouTube (desconocido para quien elabora esta crítica), en el cual aparentemente producían breves vídeos que fusionaban el humor, el horror y los efectos especiales, los hermanos Philippou irrumpen en el ámbito cinematográfico con una narrativa de terror juvenil y posesiones que, en un primer vistazo, no auguraba aportes innovadores al panorama del género de horror actual.

Basada en un guión escrito conjuntamente por Danny Philippou y Bill Hinzman, Háblame se erige como una amalgama entre el género del terror juvenil y el de las posesiones. La trama sigue la historia de un grupo de estudiantes de instituto que se involucran con un enigmático artefacto con forma de mano momificada que, supuestamente, les permite contactar con el reino de los fallecidos y permitir la posesión por un espíritu durante un lapso de 90 segundos. Los conflictos emergen cuando una de las integrantes del grupo (Sophie Wilde), aún afectada por el duelo del suicidio de su madre, excede accidentalmente el tiempo establecido, dejando expuesto el vínculo psíquico con los difuntos.

Háblame evoca reminiscencias de otras películas en su trama. Particularmente la premisa que sigue a un grupo de jóvenes que buscan experimentar sensaciones fuertes al acercarse a la muerte, ya ha sido tratada con anterioridad en films como Línea mortal (1990) de Joel Schumacher y sus imitadores. Asimismo, se puede notar cierta similitud con la línea narrativa presentada en Ouija (2014) de Stiles White, donde un círculo de amigos desencadena su propia tragedia al despertar los poderes latentes de un objeto hauntológico relacionado con el espiritismo. Sin embargo, lo que resulta novedoso en Háblame es la sustitución del clásico tablero ouija por un objeto aún más siniestro: la mano amputada de un médium que, al entrelazarse con la de otra persona, permite la comunicación con los espíritus y la posesión por estos.

Sin embargo, lo que inicialmente parece ser una típica película de terror repleta de adolescentes irresponsables, posesiones siniestras y sobresaltos previsibles, se transforma en una profunda reflexión sobre los auténticos demonios que atormentan a la generación Z: el acoso, el aislamiento social, la obsesión por la visibilidad y los comportamientos adictivos. Siguiendo una línea similar a la de It Follows (2014) , que utiliza la presencia sobrenatural que persigue a Maika Monroe como una metáfora de los peligros de las enfermedades de transmisión sexual, Háblame emplea la mano embalsamada como una alegoría de las sustancias estupefacientes de uso recreativo.

Desde el punto de vista visual, Háblame destaca gracias a la brillante cinematografía de Aaron McLisky, que emplea claroscuros y movimientos de cámara bruscos para dinamizar la efectividad de los momentos más escalofriantes. Los Philippou rozan la excelencia en la originalidad de su rearticulación de las posesiones, evitando excesos en los sustos artificiales. No obstante, la película presenta una violencia gráfica notable y contiene imágenes impactantes que podrían resultar perturbadoras para la audiencia general. En particular, la autolesión de uno de los jóvenes, seguida de su comportamiento de lamer su propia sangre derramada, resulta particularmente desagradable. Además, la breve imagen de una mujer devorando a un bebé en una secuencia que recuerda al infierno de Nobuo Nakagawa, puede resultar inquietante para algunos espectadores.

En resumen, Háblame se destaca como una película de terror imprescindible, basada en una premisa familiar: un grupo de adolescentes que se aventuran en terreno peligroso. Sin embargo, la trama evoluciona hacia una exploración más profunda de la psicología, centrándose en el descenso inevitable a la locura de la protagonista. Danny y Michael Philippou demuestran un claro dominio de los mecanismos del terror, utilizando estos elementos con habilidad y discreción. No obstante, el punto más fuerte de la película es la sorprendente actuación de un elenco fresco y convincente, compuesto en su mayoría por rostros jóvenes desconocidos, con especial mención a la destacada interpretación de Sophie Wilde.




terrorbit
terrorbit
Escritor y amante de cine de terror. Superfan de las películas de zombies, cuantos más zombies, mejor. Desde mis ojos, cuatro décadas viendo cine de terror os contemplan.