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Imagen por cortesía de © Universal Pictures | Diamond Films España

#CriticadeMiedo

El último viaje del Demeter

Tan poco necesaria como sencilla y eficaz muestra de cine de monstruos clásico: se trata de una adaptación de un capítulo de la novela de Bram Stoker. Rodada a la luz de las linternas con ominosos tonos oscuros y a la que su director el noruego André Øvredal sabe imprimir la atmósfera terrorífica adecuada para que la archiconocida trama resulte nuevamente entretenida, sobre todo cuando se vuelve más cruel y sangrienta.

Título original: The Last Voyage of the Demeter (USA/UK/ITA, 2023) Color, 119 mins.
Director: André Øvredal
Reparto: Corey Hawkins, Aisling Franciosi, Liam Cunningham, David Dastmalchian

★★★✰✰ The Last Voyage of the Demeter (2023) on IMDb


Tras pasarse varios años en los cajones de las productoras de Hollywood, finalmente llega a la gran pantalla la adaptación cinematográfica de esa pequeña joya de la literatura que adopta la apariencia del cuaderno de bitácora del capitán de un barco mercante con destino a Inglaterra, que el irlandés Bram Stoker incluyó en el clásico Drácula (1897, Editorial Saturnino Calleja). El director noruego André Øvredal retoma este proyecto para Amblin Partners, la productora de Steven Spielberg, con un guión coescrito por el autor del primer borrador, Bragi Schut Jr., y Zak Olkewicz.

El último viaje del Demeter se presenta como muestra sencilla, pero efectiva, del subgénero de criaturas sobrenaturales, utilizando recursos narrativos afines a los empleados en Alien, el octavo pasajero (1979) de Ridley Scott y la serie de AMC El terror (TV serie, 2018–2019) , para relatar el viaje desde Transilvania a Londres por parte del infame Conde Drácula. No hay mucho espóiler en esto, dado que la historia es de sobras conocida. A lo largo de la travesía, la tripulación del Demeter, dirigida por su capitán (Liam Cunningham) en su último viaje antes de jubilarse, y su suboficial (David Dastmalchian), destinado a asumir el mando del barco, será diezmada gradualmente por un Conde cuya apariencia se aleja más del regio aristócrata que todos conocemos y se inclina hacia una figura monstruosa con forma de murciélago.

Ambientada en la Época Victoriana y su enfrentamiento constante entre el pensamiento religioso, los prejuicios y el naturalismo científico, reflejado en los miembros de la tripulación del Demeter, esta exploración de uno de los pasajes menos conocidos de la novela de Stoker expande la historia original con la inclusión de nuevos personajes y una intensa acción ausente en las páginas del libro, dotando así a la película de una identidad propia. Lo más relevante de la película de Øvredal es que, dado que la historia le resulta familiar a la mayoría de los espectadores, quienes no solo son conscientes de la naturaleza de la amenaza sobrenatural, sino también del desarrollo exacto de los acontecimientos en pantalla, el cineasta noruego consigue mantener el interés de manera más o menos holgada.

Básicamente, Øvredal sale airoso centrándose principalmente en el estilo visual. En el aspecto técnico, la versión de Øvredal se destaca notablemente. Tanto la cinematografía de Tom Stern, que aprovecha maravillosamente las luces y sombras de las velas de las galeras para transmitir una atmósfera opresiva y amenazante, como la obsesión de su director por la utilización de efectos de maquillaje y prótesis. La representación de la criatura, interpretada por el español Javier Botet, resulta impresionantemente aterradora en todo su esplendor de gárgola bestial, especialmente cuando se manifiesta de forma tangible y no meramente como una imagen generada por ordenador. En comparación con anteriores representaciones, es uno de los Dráculas visceralmente más aterradores. Aunque, también uno de los menos representativos de ese “hombre alto y delgado” descrito por el Capitán Elliot en la novela.

Y aquí es donde la película de Øvredal tropieza un poco. La criatura gruñona y animal de Botet no tiene precisamente demasiada personalidad, cuando tradicionalmente hay pocos monstruos que sean más humanos que Drácula (de ahí la fuerza metafórica de la figura del vampiro). Del mismo modo, la presentación del resto de los personajes revela su carencia general de profundidad. La estructura narrativa, que amalgama el tropo del juego del gato y el ratón entre la criatura vampírica y la tripulación, típico de las películas slasher, no da para más que un tratamiento superficial de los mismos y se centra sobre todo en enfatizar el uso de sustos y violencia gráfica.

En resumen, El último viaje del Demeter es una sangrienta adaptación del capítulo siete de “Drácula”, que resulta demasiado parecida a otras películas de terror y cuyo guion es increíblemente cuadriculado, esbozando a sus personajes con clichés de uno o dos trazos. Sin embargo, el resto de la película funciona y se convierte en una entretenida cinta de terror gótico, sobre todo cuando se vuelve más cruel y sangrienta.




terrorbit
terrorbit
Escritor y amante de cine de terror. Superfan de las películas de zombies, cuantos más zombies, mejor. Desde mis ojos, cuatro décadas viendo cine de terror os contemplan.