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Imagen por cortesía de © Lionsgate Films | Vertice 360

#CriticadeMiedo

Imaginary

Especie de macedonia de terror edulcorado, elaborada a partir de conceptos e ideas extraídos de otras tantas películas de serie B, sobre un osito de peluche diabólico que aterroriza a un niño preadolescente, mientras su madrastra se encuentra lidiando con sus propios traumas infantiles. Dirigida de manera genérica y predecible por un supuesto especialista del género, parece esmerarse en dinamitar cualquier atisbo de terror adulto contenido en su trama, en beneficio de un horror moderado apto para menores.

Título original: Imaginary (USA, 2024) Color, 104 mins.
Director: Jeff Wadlow
Reparto: DeWanda Wise, Tom Payne, Taegen Burns, Veronica Falcón

★✰✰✰✰ Imaginary (2024) on IMDb


Dentro del subgénero de objetos embrujados o con vida propia, se encuentra una categoría cada vez más definida: las películas que se centran en los desmanes de muñecos maléficos que aterrorizan a sus jóvenes dueños. Estas películas, generalmente de bajo presupuesto, presentan tramas donde los muñecos están poseídos, embrujados o animados de alguna otra manera, en una macabra parodia de la vida. Los muñecos diabólicos se han convertido en algunos de los artilugios más espeluznantes del cine de terror.

La denominación de «muñecos diabólicos» no es trivial, ya que uno de los principales ejemplos de este subgénero fue el clásico de los años ochenta titulado Muñeco diabólico (Child’s Play, 1988) , dirigido por Tom Holland. Aunque no fue la primera película en explorar el tropo del muñeco embrujado, sí se convirtió en una de las más exitosas y contribuyó a popularizar la figura del muñeco asesino en el imaginario colectivo del espectador. Antes de esto, ya habíamos sido testigos del aterrador muñeco payaso que intenta estrangular a Oliver Robins en una de las escenas más espeluznantes de Poltergeist: Fenómenos extraños (Poltergeist, 1982) de Tobe Hooper. Y en ejemplos menos conocidos, como la canadiense The Pit (1981) de Lew Lehman, donde un niño inadaptado mantiene conversaciones regulares con un oso de peluche llamado Teddy, quien misteriosamente le responde con su propia voz. Ejemplos más modernos podemos encontrarlos en Annabelle (2014) de John R. Leonetti, El niño (The Boy, 2016) de William Brent Bell o M3gan (2022) de Gerard Johnstone, las cuales han continuado explorando este subgénero.

Imaginary es la última producción de la factoría Blumhouse, que no solo sigue la línea habitual de la compañía fundada por Jason Blum de estrenar películas que sean del agrado del público más joven, sino que también se adhiere a la corriente de películas de serie B cuya trama argumental gira en torno a un muñeco que cobra vida con malas intenciones. Dirigida por un hombre de la casa como Jeff Wadlow y a quien debemos algunas películas del género como Cry Wolf (2005) , Verdad o reto (Truth or Dare, 2018) y la adaptación a la pantalla grande de la popular serie Fantasy Island (2020) crítica, Imaginary propone una experiencia de terror a la vieja usanza que combina el terror adolescente con la presencia de un osito de peluche asesino.

La trama de Imaginary sigue un patrón arquetípico: Jessica (DeWanda Wise), una ilustradora de cuentos infantiles atormentada por terribles pesadillas relacionadas con un trauma de su infancia, regresa a su hogar familiar con su esposo (Tom Payne) y las dos hijas de él. Una vez instalados, la hija más pequeña encuentra un viejo oso de peluche en el sótano con el que comienza a desarrollar una inocente relación de amigo invisible. Sin embargo, lo que empieza como un simple juego infantil se convierte gradualmente en algo más siniestro y, con el tiempo, el comportamiento obsesivo de la niña hace que Jessica sospeche que el oso de peluche es mucho más que un simple muñeco.

Tan predecible y rutinaria como la mayoría de las últimas producciones de Blumhouse, lo primero que se viene a la mente tras el visionado de Imaginary es su enorme parecido con la reciente The Boogeyman (2023) crítica de Rob Savage. Otro flojo filme juvenil de terror sobrenatural con dos hermanos aterrorizados en su casa por una presencia maléfica y con la que incluso comparte recursos narrativos comunes, como la niña pequeña que se convierte en objetivo de fuerzas malignas o la figura paterna ausente. El guion, coescrito por Jeff Wadlow, Greg Erb y Jason Oremland, presenta también destellos de terror psicológico, especialmente en su primera mitad, insinuando que el oso de peluche es simplemente un juguete y que todo está en la mente de Alice (Pyper Braun). Es en esta parte cuando se puede intuir la posibilidad de explorar algunas interesantes subtramas sobre los traumas infantiles no resueltos y el sentimiento de desplazamiento en un núcleo familiar ajeno. Sin embargo, el director parece no interesarse en explorar estas líneas narrativas, optando por un suspense simplista y cargado de clichés, socavando cualquier posibilidad de originalidad. Las interpretaciones resultan igualmente rutinarias y vacías, con diálogos predecibles y forzados, destinados únicamente a avanzar en la trama y proporcionar contexto para la siguiente escena.

La mayor parte de la película, Jeff Wadlow mantiene un horror moderado apto para menores, con poco material que asuste de verdad, a menos que padezcas pediofobia y sientas miedo intenso al ver un osito de peluche quieto en el plano acompañado de la inquietante música de Sparks & Shadows, la compañía de Bear McCreary. Lamentablemente, Wadlow no logra crear una verdadera tensión en la película; ni siquiera una búsqueda del tesoro que se vuelve un poco peligrosa para la pequeña Alice genera la mínima sensación de amenaza. Tal vez, en algún momento, Imaginary podría haberse convertido en un cuento macabro sobre un peluche asesino, pero los personajes mediocres, que toman decisiones cuestionables, y una ejecución desigual lastran el resultado de manera notable. Además, la necesidad de Blumhouse de mantener la película dentro de una clasificación apta para mayores de 13 años diluye la experiencia visual y la sitúa al nivel de cualquier episodio de una serie de antología televisiva como ¿Te da miedo la oscuridad? (Are You Afraid of the Dark?, 2019–2022) y poco más.

En resumen, Imaginary carece de cualquier elemento que invite a verla, no tiene ni una sola pizca de originalidad. Es una película de terror adolescente genérica y predecible que sigue al pie de la letra el manual del terror juvenil, al más puro estilo R.L. Stine, especialmente una vez que se revela el trauma infantil de Jessica y todo avanza hacia un desordenado desenlace de fantasía oscura, con giros demasiado arbitrarios para encajar y un monstruo final que parece más una marioneta de Jim Henson que una criatura verdaderamente aterradora. Aunque el concepto central de Imaginary prometía algo de tensión, lo cierto es que tiene una evidente falta de sustos o hemoglobina y se trata finalmente de una película fallida que da poco o ningún miedo y que desperdicia todo su potencial.




terrorbit
terrorbit
Escritor y amante de cine de terror. Superfan de las películas de zombies, cuantos más zombies, mejor. Desde mis ojos, cuatro décadas viendo cine de terror os contemplan.