Título original: MaXXXine (USA/UK/NZL, 2024) Color, 103 mins.
Director: Ti West
Reparto: Mia Goth, Elizabeth Debicki, Moses Sumney, Michelle Monaghan
Ti West es un destacado cineasta en el ámbito del terror independiente, que se ha ganado reconocimiento por su habilidad para fusionar elementos clásicos del género con enfoques narrativos modernos que revitalizan el género de terror. Con películas como La casa del diablo (The House of the Devil, 2009) y Los huéspedes (The Innkeepers, 2011) , West se consolidó como un maestro en el desarrollo de personajes complejos atrapados en atmósferas de terror, tensas y escalofriantes. En 2022, Ti West sorprendió a crítica y público con una maravillosa parábola sobre la obsesión por la fama y el precio que se paga por alcanzarla, que rendía homenaje a diferentes eras del cine de terror y de explotación sexual, en torno a la figura de una joven aspirante a actriz.
Presentada bajo el formato de trilogía y con actuaciones destacadas de Mia Goth, quien interpreta a los personajes principales en todas las entregas, la saga de Maxine comenzó con X (2022) crítica y su acercamiento al slasher de los años 70. En ella un grupo de jóvenes cineastas se adentra en la zona rural de Texas para rodar una película para adultos, solo para encontrarse atrapados en una lucha desesperada por sus vidas. Continuó con Pearl (2022) , precuela de la anterior y ambientada a finales de la década de 1910, que coincide con los últimos meses de la Primera Guerra Mundial, y que explora los orígenes del personaje homónimo, presentado como una joven atrapada en una vida monótona en una granja aislada, cuyo deseo de escapar a una vida de glamour la lleva al borde de la locura.
La trilogía de Ti West llega a su clímax con MaXXXine, una secuela directa de X, producida por A24, la compañía independiente que ha logrado fusionar el cine elevado con un toque de mainstream. Con la que West promete cerrar la historia regresando a la sordidez y los excesos del cine de explotación, pero, en esta ocasión, ambientada en el competitivo y despiadado Hollywood de los años 80.
La trama de MaXXXine traslada la acción a 1985 y sigue a Maxine Minx (Mia Goth), la única superviviente de una masacre cometida seis años atrás durante el rodaje de una película pornográfica en Texas, mientras intenta alcanzar la fama en la escena del entretenimiento en Los Ángeles durante la explosión del cine y la cultura de los años 80. Al mismo tiempo, un asesino en serie apodado El Acosador Nocturno está aterrorizando a la ciudad y, de alguna manera, parece tener una fijación con Maxine y su pasado. Pero, Maxine no se detendrá ante nada en su camino hacia el éxito.
MaXXXine sigue la línea de «cine dentro del cine», al igual que X lo hizo dos años antes. Con referencias notables y directas al cine de Brian de Palma, Alfred Hitchcock y al giallo italiano de maestros como Mario Bava y Dario Argento, reflejado en la figura del asesino con sombrero, rostro cubierto y un cuchillo en mano. Como en las entregas anteriores, la destreza de Ti West para recrear épocas pasadas es sobresaliente, superando incluso a las películas anteriores de la trilogía. Desde los vagabundos y personajes decadentes que deambulan por Hollywood Boulevard, iluminados por los sex shops y neones de espectáculos eróticos, hasta el caos final inspirado en el pánico satánico, la película está impregnada de referencias culturales que construyen un entorno inquietante y cargado de significado. Los icónicos escenarios de Hollywood no solo sirven de telón de fondo, sino que están llenos de intenciones ocultas, como la simbólica escena de Maxine apagando un cigarrillo en la estrella de Theda Bara, la misma actriz que Pearl idolatraba, conocida como una de las primeras «vamps» del cine.
Ti West, como es habitual en toda la trilogía, utiliza personajes arquetípicos para reflejar el contexto histórico en el que se desarrolla la trama. Los diálogos son sobresalientes, distanciándose de la típica nostalgia cinematográfica que a menudo impregna películas dedicadas a homenajear una época o la industria del cine, como ocurre en Érase una vez en… Hollywood (Once Upon a Time in… Hollywood, 2019) de Quentin Tarantino. En lugar de simplemente exhibir su conocimiento sobre los años ochenta, West enfoca su película en una crítica social sobre la hipocresía cultural de Estados Unidos en esa década, dividida entre el puritanismo impulsado por sectores conservadores y la creciente fascinación por el sexo y la violencia en el cine. No es coincidencia que la película de terror para la que audiciona Maxine se titule «La puritana II». Los espectadores no solo presencian los brutales crímenes de un asesino en serie, sino también la falsa moral de la época. Muchas estrellas del cine para adultos eran reconocidas fuera de ese ámbito, pero sufrían enormes barreras para integrarse en el cine convencional. Actrices como Marilyn Chambers y Traci Lords intentaron hacer esa transición, pero fracasaron rotundamente.
Precisamente estas actrices protagonizaban muchos de los thrillers de sexploitation de los años 80, películas de terror cargadas de sexo y violencia que poblaban las estanterías de los videoclubs, con portadas que mostraban a mujeres en lencería junto a psicópatas armados con cuchillos. Con MaXXXine, Ti West busca rendir homenaje a estas películas, ya sea para dignificarlas o criticarlas. Una escena clave refleja esta ambigüedad: Maxine es atacada en un callejón por un violador con una navaja, pero le da una lección de empoderamiento feminista que él jamás olvidará.
Siguiendo la estética de lo que hiciera Brian de Palma en Vestida para matar (Dressed to Kill, 1980) y Doble cuerpo (Body Double, 1984) , Ti West presenta visualmente a MaXXXine con un estilo visual que mezcla transiciones de imagen y pantallas divididas. Con la colaboración del director de fotografía Eliot Rockett, se aprovechan al máximo los movimientos de cámara y las iluminaciones granuladas y fluorescentes que capturan las noches sórdidas de Hollywood Boulevard. Otros escenarios nos transportan a sets icónicos como el de Psicosis (Psycho, 1960) , la casa en Mulholland Dr. donde se rodó Doble cuerpo o el famoso letrero en las colinas de Hollywood.
Los tropiezos de MaXXXine se manifiestan en la forma en que infrautiliza sus actores. Mia Goth actúa como un agujero negro en pantalla, capturando toda la atención. En su primera aparición, se encuentra haciendo un casting para su primer papel en una película de terror convencional. Al salir, grita a los demás aspirantes que se vayan a casa porque lo hizo a la perfección, y esa energía se mantiene a lo largo de la película. Sin embargo, su personaje resulta un poco derivativo, oscilando entre ser una mujer empoderada, capaz de ejercer la violencia extrema en defensa propia, y una figura temerosa que necesita la ayuda de su manager (Giancarlo Esposito) para librarse de un molesto acosador. Sin duda, la Maxine ferozmente ambiciosa, dispuesta a hacer lo que sea por la fama, es mucho más intrigante que la final girl reactiva que vemos al final.
Mia Goth está acompañada por actores de renombre, como Giancarlo Esposito, quien repite su típico rol de gánster, aunque esta vez con una peluca poco favorecedora. Kevin Bacon, cuyo grasiento y caricaturesco detective privado es más un accesorio de la película que algo con peso en la trama. Algo similar sucede con la pareja de detectives encarnada por Bobby Cannavale y Michelle Monaghan, cuya participación resulta bastante superficial. Y los cameos de Lily Collins y Sophie Thatcher son solo eso, cameos y poco más. A excepción de Elizabeth Debicki y Moses Sumney, cuyos personajes sí tienen un peso significativo en la historia, la mayoría de los secundarios solo suman colorido a la ambientación. Como ese imitador de Buster Keaton que amenaza a Maxine en un callejón, que indistintamente podría disfrazarse de Keaton o de Jason Voorhees, ya que su intervención es puramente anecdótica.
En su tramo final, MaXXXine resulta algo decepcionante y anticlimática. La revelación sobre la identidad y motivaciones de El Acosador Nocturno es confusa, generando más interrogantes que respuestas. A pesar de contar con mayores recursos y ambición, sorprende que Ti West cierre de manera tan convencional y poco original uno de los ejercicios metacinematográficos más destacados del cine reciente.
A pesar de sus altibajos, la película de Ti West destaca como un homenaje estilizado a los thrillers sexploitation de los 80, brillando en sus escenas más crudas y en su retrato subversivo de Hollywood como un entorno oscuro, donde la violencia hacia las mujeres es el precio por escalar en la pirámide de la fama. Lo que es innegable es que West se ha consolidado como uno de los directores independientes de género más prometedores y respetados del momento.