El concepto de post-horror se ha mencionado mucho durante los últimos años como una de las corrientes más interesantes de la industria cinematográfica contemporánea. Desde La bruja: Una leyenda de Nueva Inglaterra (USA/CAN, 2015) a Midsommar (USA/SWE, 2019) una nueva generación de películas de terror se está poco a poco adueñando de las salas de cine, reemplazando sustos y efectos visuales con miedo existencial y lo más curioso es que muy probablemente muchos de vosotros no penséis tan siquiera que se tratan de películas de terror.
El género terrorífico ha sido considerado tradicionalmente como uno de los géneros de ficción más rentables. Películas, libros, cómics, en todos sus formatos tiene seguidores fieles que acuden en masa a las salas o a las librerías para consumir el miedo incondicionalmente. Al público en general le encanta recibir un buen susto e incluso si la última película o el último libro no se lo proporcionó estará dispuesto a seguir probando con las innumerables posibilidades que se le ofrecen durante el año.
Wes Craven, George Romero, Ridley Scott, John Carpenter, Guillermo del Toro, todos son cineastas contrastados dentro del género y todos ellos han conseguido grandes éxitos dentro de la industria, pero lo que todos ellos tienen en común es que han elevado el género del terror a un nivel superior. Todos ellos crearon subgéneros dentro del género. Y esto es precisamente lo que hace tan interesante al horror cinematográfico: su capacidad para tener diferentes niveles.
Scream: Vigila quién llama (USA, 1996), La noche de los muertos vivientes (USA, 1968), Alien, el octavo pasajero (USA, 1979) son ejemplos manifiestos de películas que han elevado el género de terror a un nivel superior. Del mismo modo que Déjame salir (USA, 2017), Hereditary (USA, 2018) o la más reciente El faro (USA/CAN 2019) son filmes que han transgredido los convencionalismos del género y lo han elevado a algo totalmente diferente, algo más cercano al drama experimental que a una película convencional de terror. Lo cual no es poca cosa, si tenemos en cuenta que el género terrorífico, más que cualquier otro género, se rige por reglas y códigos muy definidos: los vampiros no soportan la luz solar, el último superviviente siempre es el personaje femenino, los adolescentes que practican sexo o consumen drogas serán los primeros en morir, etc. Las reglas o tropos son la luz que guía a los espectadores mientras se adentran en la oscuridad de las pesadillas propuestas por el género.
Pero, ¿qué ocurriría si apagaramos dicha luz? ¿Qué sucedería si nos desviamos de dichos convencionalismos y nos adentramos en la oscuridad sin guía alguna? Quizás nos encontrásemos con algo más sobrecogedor, o quizás con algo que en absoluto fuese aterrador, ¿quién sabe?
Ese interrogante es el que trabajan las películas post-horror. Películas de terror cuyos directores buscan activamente alejarse de los tropos del género y elevarlo hacia algo más personal, más artístico, y por descontado, inexplorado. Para muchos aficionados, películas como Llega de noche (USA, 2017) son más espeluznantes porque nunca sabes exactamente cuál es la amenaza, ni cuándo o dónde va a aparecer. Pero, para otros tantos ni tan siquiera son consideradas películas de terror. No tienen sustos, no aparecen criaturas sobrenaturales creadas con toneladas de maquillaje o generadas por ordenador, ¡apenas tienen sangre, por las barbas de Satanás!
Entonces, ¿cómo pueden generar ganancias y cómo puede haber una productora especializada casi exclusivamente en ese tipo de películas de terror, llamemoslas artísticas o de autor, si tomamos prestada la referencia musical?
A24 es una productora de cine independiente fundada a mediados de 2012 y que utilizaba plataformas de vídeo bajo demanda como Amazon Prime o Direct TV Cinema para distribuir sus producciones. La primera película del género terrorífico que salió de su factoría fue oficialmente Under the Skin (UK/USA, 2013) del realizador británico Jonathan Glazer, pero justo un mes antes se estrenaba Enemy (ESP/CAN, 2014) del canadiense Denis Villeneuve, una película de suspense psicológico que ya dejaba intuir los primeros apuntes de lo que iba a significar el post-horror para la industria cinematográfica. Desde entonces, A24 ha producido más de una docena de películas enmarcadas dentro del género, de entre las que destacan Hereditary (USA, 2018), La bruja: Una leyenda de Nueva Inglaterra (USA/CAN, 2015) o Ex_Machina (UK, 2014).
Lamentablemente, Under the Skin (UK/USA, 2013) no fue un éxito de taquilla precisamente. A pesar de que contaba entre su reparto con la popularizada actriz Scarlett Johansson como una literal devoradora de hombres, pasó desapercibida para el gran público. Sin duda, se encontraba enmarcada dentro de un nicho demasiado desubicado para la mayoría de cinéfilos. Lo mismo le sucedió a la película de Villeneuve.
Entonces, llegó 2015 y A24 dio la campanada en la ceremonia de los Oscar con tres películas galardonadas, incluido el Oscar a los Mejores Efectos Visuales para Ex_Machina (UK, 2014), un thriller de terror y ciencia ficción donde una IA es insertada en el cuerpo de una hermosa androide que se niega a ser desconectada. Además, La bruja: Una leyenda de Nueva Inglaterra (USA/CAN, 2015) de Robert Eggers se convirtió, un año más tarde, en la película más taquillera de la productora. Una compleja historia de terror de época, cuya fotografía usaba exclusivamente luz natural, protagonizada por una entonces desconocida, aunque fascinante, Anya Taylor-Joy que declamaba en un lenguaje anticuado. En definitiva, un estreno que tenía todas las papeletas para ser un auténtico batacazo en taquilla y, por contra, resultó toda una sorpresa. Luego llegaron en tromba los éxitos de Llega de noche (USA, 2017) y, sobre todo, de Hereditary (USA, 2018) de Ari Aster. El nicho de mercado para el nuevo y transgresivo subgénero post-horror ya estaba formado. Y directores tan reputados como Ari Aster, Gaspar Noe, Alex Garland, Claire Denis o Kevin Smith comenzaban a beneficiarse de ello.
A24, sin duda, no es la única compañía independiente que distribuye y produce películas post-horror o terror artístico; de hecho, en la última década han crecido tanto en popularidad y éxito que casi se han convertido en un referente del género. Incluidas las producciones independientes más pequeñas y más artísticas. Y ello ha atraído a otras productoras como IFC Midnight o Shout! Factory, quienes también tienen una estrategia parecida. Además, en el caso de A24, debido al crecimiento continuado de su popularidad, cada vez de hace más difícil encajar sus películas dentro del nicho de producciones indie. Su largometraje más reciente, El faro (USA/CAN 2019) de Robert Eggers, a pesar de estar rodada en blanco y negro con una relación de aspecto de 1.19:1 que resulta casi cuadrada, fue estrenada en Cannes antes de ser subida a Amazon Prime y aun así consiguió recaudar en torno a los 20M$ en taquilla. Y Midsommar (USA/SWE, 2019), la segunda película de Ari Aster, tuvo la osadía de ser estrenada el mismo día que el blockbuster Spider-Man: Lejos de casa (USA, 2019).
Aunque el futuro es incierto y el tono artístico, experimental, que poseen las películas de terror post-horror es cada vez más elevado y, por tanto, más difícil de encajar por los aficionados. Lo cierto es que la salud del subgénero y, sobre todo, de la productora neoyorquina es cada vez más fuerte. Los chicos de A24 siguen prometiendo emociones fuera del convencionalismo y nuevas fórmulas para expandir el universo terrorífico cinematográfico a cotas aún por descubrir. Los próximos destinos llegarán bajo los títulos de The Green Knight (USA/IRL, 2020), del director David Lowery, un re-telling de la leyenda arturiana en clave de post-horror, o The Humans (USA, 2020) ópera prima de Stephen Karam sobre una cena de Acción de Gracias que se ve alterada cuando algo siniestro y misterioso comienza a manifestarse al otro lado de la puerta. Pero antes, disfrutaremos de la esperada Saint Maud (UK, 2019), la historia de una piadosa enfermera que está obsesionada con que el paciente al que cuida está poseído por un demonio, y cuyo estreno fuera del circuito de festivales se espera para comienzos de verano.
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