Título original: Ready or Not (USA, 2019) Color, 95 mins.
Director: Matt Bettinelli-Olpin, Tyler Gillett
Reparto: Samara Weaving, Adam Brody, Andie MacDowell, Henry Czerny
Divertido thriller terrorífico sobre una novia que tiene que participar en un letal juego del escondite antes de ser admitida en el seno de una decadente familia adinerada. De impecable diseño de producción, está dirigido por el dúo Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett, quienes ya trabajasen juntos en El heredero del diablo (2014) .
Noche de bodas es una de esas películas que nadie esperaba que fuese a ser tan interesante, pero lo cierto es que Bertinelli-Olpin y Gillet han hecho un trabajo excelente. Desde los laberínticos corredores de la mansión donde se desarrolla la acción, hasta la iluminación casi Kubrickiana, el suspense es palpable. En una historia muy simplista, enmarcada dentro del subgénero de supervivencia, con todos sus tropos bien definidos, donde tenemos a la desvalida víctima femenina perseguida en un entorno antagónico y contra todo pronóstico por un grupo de sádicos asesinos. Todo ello aderezado con numerosas gotas de pastiche gótico, que recuerda al Tim Burton más comedido, y la misoginia habitual de este tipo de producciones. Además de una cierta denuncia social, en forma de sátira, del culto a la riqueza económica y su obtención por encima de toda moral o ética.
El casting de Samara Weaving es uno de los grandes aciertos de Noche de bodas, la expresiva actriz australiana, a quien ya hemos disfrutamos en otras interesantes películas del género como Mayhem (2017) o The Babysitter (2017), ha conseguido poner toda la humanidad posible a su personaje de scream queen que no quiere morir tanto como algunos de los familiares no quieren asesinarla, pero la tradición familiar es la tradición familiar. Junto a la Weaving, tanto Henry Czerny como Andie MacDowell están también muy convincentes en sus interpretaciones casi autoparódicas, pero es Samara quien mantiene cohesionado a todo el reparto con su excelente sentido interpretativo de la comedia y el terror. No en vano se trata de la sobrina de Hugo Weaving.
En plena era Trump, esta sátira terrorífica sobre los códigos morales heredados generacionalmente y que no por ello son menos inmorales, se siente como toda una película de culto, donde los sobresaltos están bien trabajados y, aunque cierto aire a familiaridad planea sobre toda la película, tiene a suficiente personalidad como para salir adelante airosa y recordarnos en algunos momentos al delicioso entretenimiento de [REC]³: Génesis (2012) .