#CriticadeMiedo

A.M.I. (Artificial Machine Intelligence)

Rutinaria y poco inspirada amalgama de convencionalismos del subgénero de terror tecnológico sobre un teléfono móvil que lleva preinstalado un avanzado asistente virtual, que cae en las manos de una adolescente psicótica y a quien pronto convencerá para que mate a todo bicho viviente.

Título original: A.M.I. (CAN, 2019) Color, 77 mins.
Director: Rusty Nixon
Reparto: Debs Howard, Philip Granger, Bonnie Hay, Sam Robert Muik

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Otra de las nuevas producciones Netflix que han salido aprovechando el éxito de audiencia que tiene la plataforma de vídeo bajo demanda. Esta vez se trata de un thriller de terror tecnológico para adolescentes, con numerosas connotaciones de crítica social a la adicción de la sociedad moderna a las nuevas tecnologías, dirigido por el realizador Rusty Nixon y cuya trama es bastante rutinaria: una joven adolescente, algo psicótica y que acaba de perder a su madre en un accidente de coche, se encuentra un teléfono móvil que lleva instalado un asistente virtual al que programa con la voz de su difunta madre y pronto comienza a confundirla con ella, hasta el punto de perder la cabeza y entregarse a una ola de asesinatos instigada por el asistente virtual del teléfono.

Rusty Nixon es un desconocido cineasta canadiense, con algunas oscuras producciones en su filmografía, que da el salto a un presupuesto más sustancial con esta película, aunque desgraciadamente con similares resultados. Para empezar, debido a su falta de interés a la hora de tratar de aclarar los aspectos más inverosímiles de la historia. Nixon se olvida de explicar la naturaleza malvada de la inteligencia artificial o, en su defecto, la psicopatía de la protagonista o su relación con su madre fallecida, que resulta, en el mejor de los casos, superficial. Por otro lado, el tratamiento de personajes tampoco está lo suficientemente trabajado como para que el espectador se sienta identificado con alguno de ellos. Ni siquiera la protagonista, interpretada de manera competente por Debs Howard pero con ninguna dosis de inspiración, muestra algún tipo de justificación emocional que explique su comportamiento; aparte, claro está, de ser una psicópata manipulada por un teléfono móvil. Lo cual resulta, cuanto menos, ridículo.

Dicho esto, es cierto que el diseño de producción es más que sobrio, y la parte slasher de A.M.I. (Artificial Machine Intelligence) es aceptable. Pero esto no mejora un conjunto que no va más allá de ser una simple mezcolanza de tropos y convencionalismos obtenidos de otras tantas películas de inteligencias artificiales asesinas u objetos embrujados. En definitiva, una decepcionante película que no ofrece nada más que la suma de sus referencias.

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