Título original: Uncaged (USA, 2016) Color, 95 mins.
Director: Daniel Robbins
Reparto: Ben Getz, Kyle Kirkpatrick, Zack Weiner, Paulina Singer
El subgénero de la licantropía no goza de buena salud en nuestros días y, a pesar de algunos esfuerzos aislados como Wer (2013) o la saga Underworld (2003) , muy pocas películas basadas en la bestial criatura merecen tan siquiera la mención. Quizás sea porque cuando se trata de hacer una buena película de monstruos siempre existe el riesgo de no hacerla demasiado creíble y dar pie al escepticismo de los espectadores. Después de todo, mostrar una veraz transformación de hombre a criatura siempre ha sido algo muy costoso y complicado.
En Uncaged nos encontramos ante un proyecto indie, de presupuesto inexistente, que tiene todo el aspecto y las interpretaciones de un proyecto de fin de carrera, con personajes estereotipados, situaciones manidas y unas horteras transiciones de estilo comiquero entre ciertas escenas. Así que, evidentemente, esta película no va a ayudar a sacarlo de su prolongado ostracismo.
Uncaged toma prestados demasiados conceptos de películas mucho más interesantes y mejores como Un hombre lobo americano en Londres (1981) o incluso Con la bestia dentro (1982) como para que sea tomada con más seriedad que a un simple homenaje al cine de hombres lobo. De todos modos, y aunque la trama resulta difícil de seguir en ocasiones y algunas situaciones parecen estar dilatadas hasta la saciedad y no conducir realmente a ninguna parte, resulta bastante obvio que la transformación monstruosa de su protagonista es fundamentalmente utilizada para expresar los temores sexuales propios de la adolescencia y la confusión de identidad propia del paso de etapa del crecimiento a la adultez, lo cual resulta muy encomiable. Así que no todo son malas noticias en esta película. Además, las secuencias de las transformaciones llaman mucho la atención por el especial hincapié en usar efectos prácticos, en detrimento de los generados por ordenador. Con ello, el realizador Daniel Robbins confiere a la película un aspecto visual muy cercano al cine de licántropos de los 80 y rinde su modesto homenaje a la brillante transformación de Un hombre lobo americano en Londres. Lo malo es que al final el diseño de la criatura resulta menos terrorífico que un disfraz de Halloween.
En definitiva, Uncaged podría haber sido más digna de ver si su director hubiese dado una vuelta más al guión, si hubiese elegido un elenco de actores menos amateur y se hubiese esmerado un poquito más para que los efectos especiales resulten algo más realistas. O lo que es lo mismo, si no hubiese rodado la película, así de sencillo.