Título original: Zombieland: Double Tap (USA, 2019) Color 99 mins.
Director: Ruben Fleischer
Reparto: Woody Harrelson, Jesse Eisenberg, Emma Stone, Abigail Breslin
La secuela de una de las comedias sobre zombies más exitosas de los últimos años. Dirigida por Ruben Fleischer, Bienvenidos a Zombieland (2009) era una ingeniosa comedia zombie postapocalíptica, con innumerables toques de terror referencial o meta-horror, que encandiló a crítica y público. Ahora, diez años más tarde el propio Fleischer regresa para intentar emular a fórmula de antaño, ignorando de manera incomprensible el desgaste que ha sufrido el subgénero desde entonces.
Han transcurrido diez años y el disfuncional grupo de supervivientes de la anterior película se encuentra ocupando la Casa Blanca. Mientras tanto, los problemas emocionales de ser los únicos seres vivos de los alrededores y el tedio, comienzan a hacer mella entre ellos. Tanto que el miembro más joven de la extraña familia decide escapar y buscar su propio destino. La adolescente no tarda en encontrar a otro superviviente de su misma edad y huye con él, para desesperación del resto del grupo, que deciden salir en su busca aún a sabiendas que están poniendo en peligro sus propias vidas.
Zombieland: Mata y remata se siente como una continuación en toda regla, como si de repente, Fleischer hubiese metido a la producción en una cápsula del tiempo y la hubiese transportado a 2009, porque apenas se nota el paso del tiempo entre una y otra película. Continúan los mismos chistes gamberros y machistas, el mismo tono meta-referencial, incluso el reparto que también repite al completo, parece no haber envejecido. ¿Significa esto, entonces, que el éxito también se repite?
Pues, me temo que la respuesta es no. Para empezar porque el ingenioso humor grueso que funcionó entonces, ahora se siente pasado de moda y un tanto misógino. Para colmo Fleischer introduce a un nuevo personaje, interpretado por Zoey Deutch, que no puede ser más estereotipado: la rubia de pocas luces. Un personaje tan desgastado como la propia comedia de zombies, por mucho que Deutch se esfuerce en hacerla lo más divertido que pueda.
Segundo, porque el guión no ofrece nada particularmente original que lo diferencie de su antecesor, diez años más joven. Sí, es cierto, que la incursión de Rosario Dawson confiere un poco de interés al espectador menos incondicional y que a la dirección de Ruben Fleischer se le nota más suelta y arriesgada. De hecho, su mayor acierto es que mueve la acción tan vertiginosamente que apenas le deja tiempo al espectador para pensar en sus defectos, que son muchos. Pero, ¿es esto suficiente para quedarse pegado a la pantalla? Pues, juzguen ustedes mismos.