Título original: Busanhaeng 2: Bando (KOR, 2020) Color, 116
Director: Sang-ho Yeon
Reparto: Dong-Won Gang, Jung-hyun Lee, Do-Yoon Kim, Min-Jae Kim
La secuela del exitoso film de 2016, donde un grupo de supervivientes tratan de sobrevivir al apocalipsis zombie a bordo de un tren de alta velocidad que se dirige de Seoul a Busan, propone la expansión del mismo universo descrito en Tren a Busan , pero cuatro años más tarde.
El guionista y director Yeon Sang-ho trata de repetir la fórmula con esta nueva historia en la que un grupo de refugiados del brote de 2016 malviven en la ciudad de Hong Kong bajo el estigma de ser los pocos supervivientes de la epidemia zombie. Y para mejorar su situación deciden regresar a la «Zona Cero» de Incheon en busca de un camión repleto de dinero. En su misión, el variopinto grupo tendrá que enfrentarse a las hordas de infectados que aún pululan por la ciudad y a una sádica milicia, conocida como Unidad 631, que se dedica a saquear los restos de la ciudad y a capturar supervivientes para obligarlos a participar en un grotesco espectáculo similar a los circos romanos pero con zombies.
Yeon Sang-ho combina el terror con elementos de acción post-apocalíptica, tipo Mad Max (1979) , para mostrar una visión nihilista de la sociedad coreana, donde sus ciudadanos se comportan como la representación de esos seres zombificados que solo persiguen aquello que les excita y el resto del tiempo permanecen impasibles, ajenos a lo que les rodea. Aunque, lejos de trasladar un mensaje de pesimismo, Sang-ho se decanta por transmitir una buena dosis de esperanza enclaustrada en un desenlace, cuanto menos empalagoso.
Península, no es una mala película, pero desde luego no alcanza el nivel de su predecesora. Todos aquellos elementos que funcionaron en 2016: la inserción del melodrama familiar en la trama, con esa niña indefensa ante la amenaza zombie y un padre que no la prestó la atención debida, o la creación de un espacio único, claustrofóbico, donde se desarrollaba la acción; en la secuela, fracasan por su ausencia o por su abuso, como en el caso de las imágenes generadas por ordenador que, lejos de hacer las hordas de zombies más amenazantes, consigue el efecto contrario. Resulta curioso también que en esta segunda entrega, los zombies tengan menor importancia y se produzca una deriva del foco de atención hacia los supervivientes, como si Yeon Sang-ho estuviera más preocupado de mostrar que los humanos pueden llegar a ser peores monstruos que las propias criaturas. El problema consiste en que la galería de villanos de la secuela arrastra un fuerte componente de exageración o autoparodia que impide que puedan ser tomados debidamente en cuenta.
Península es una amalgama de situaciones dispares y estereotipadas, cuyo nulo desarrollo narrative, la acerca más a un refrito de tópicos trillados en otras tantas producciones más preocupadas por el aspecto visual que por la complejidad de su argumento, como la saga de Resident Evil (2002) o la serie televisiva The Walking Dead (2010— ) . Una lástima, porque las expectativas que la audiencia tenía respecto a esta película eran muy grandes, y por ello acaban en una absoluta decepción.