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Imagen por cortesía de © Chernin Entertainment | Netflix

#CriticadeMiedo

La calle del terror – Parte 1: 1994

Slasher metagenérico inspirado en la colección de novelas de R.L. Stine, que forma parte de un conjunto de tres películas distribuidas por Netflix y que pretende homenajear al cine de terror adolescente de los noventa copiando absolutamente todos los tropos conocidos, con una comprensión preternatural y efectista de las señas de identidad del género, que cuenta además con una buena cantidad de sustos y de emociones sanguinolentas.

Título original: Fear Street: 1994 (USA/CAN, 2021) Color, 107 mins.
Director: Leigh Janiak
Reparto: Kiana Madeira, Olivia Scott Welch, Julia Rehwald, Benjamin Flores Jr.

★★✰✰ Fear Street: Part One - 1994 (2021) on IMDb


La calle del terror fue una exitosa serie de libros de ficción para adolescentes escritos por el autor R.L. Stine y publicada en la década de los 90, que se caracterizaba por introducir diversos arquetipos malignos, como fantasmas, monstruos, asesinos psicópatas, etc., en torno a una calle maldita de la localidad ficticia de Shadyside, para enfrentarlos a una serie de protagonistas adolescentes que cambiaban con cada libro, pero se mantenían en segundo plano a lo largo de la saga al igual que sus historias, creando una línea de tiempo cronológica personalizada que servía como nexo entre todas las novelas. La serie fue un absoluto éxito, sobre todo porque era mucho más violenta y explícita que los anteriores trabajos de Stine.

Netflix ha respetado ese concepto de historia seriada y ha estrenado una trilogía de largometrajes dirigidos por la guionista y directora Leigh Janiak, quien ya dirigiera la interesantísima Honeymoon (2014) donde Leslie Rose es secuestrada por extraterrestres en su luna de miel, y que serán estrenados con una semana de diferencia entre ellos.

Con aspiraciones de slasher metagenérico, la primera entrega de la trilogía es este film que introduce la historia de un grupo de adolescentes que empiezan a sospechar que una serie de recientes asesinatos que aterroriza una pequeña ciudad del Medio Oeste de clase trabajadora, están relacionados con una maldición local que gira en torno a la figura de una ancestral bruja. Desde este momento, se convertirán en el objetivo de un asesino oculto bajo un disfraz de esqueleto y tendrán que hacer todo lo posible para salvar sus vidas y librar al pueblo de la maldición.

Resulta difícil listar todas las referencias que aparecen en La calle del terror – Parte 1: 1994, desde Scream: Vigila quien llama (1996) a Intruso en la noche (1989) , desde homenajes a Hello Mary Lou: Noche de graduación 2 (1987) a la mismísima El resplandor (1980) . Con un dominio casi preternatural y enormemente efectista de las señas de identidad del subgénero slasher, Leigh Janiak pretende acercar el espíritu de la última década del siglo XX a las sensibilidades de la Generación Z. Así el grupo de estudiantes de instituto cambia sus señas de identidad, que no su arquetipo, y los protagonistas ya no son los chicos populares sino los repudiados, aquellos que antaño no hubieran sido sino carne de picadillo bajo las reglas comunes del slasher. Los tiempos cambian.

El mayor acierto de La calle del terror – Parte 1: 1994 no se encuentra en homenajear al cine de terror adolescente de los noventa copiando absolutamente todos los tropos conocidos y usados por el cine de entonces, sino en reescribirlos para explotarlos a su conveniencia. De este modo, el espectador familiarizado con ellos se siente desconcertado y automáticamente interesado en lo que sucede en pantalla, o mejor dicho, en cómo van a ser aplicadas esas reglas que tanto conoce. Así, por ejemplo, los villanos se acumulan, como si se tratase de un mashup cinematográfico. Los asesinos prototípicos de otros tantos films se triplican y casi se diría que compiten entre ellos para ofrecernos la escena de persecución más escalofriante. Amén de regalarnos una de las muertes más espantosas en pantalla de este año. Curiosamente, La calle del terror – Parte 1: 1994 es una película para adolescentes que técnicamente no es para la mayoría de ellos a causa de su enorme contenido gráfico. El festival de tripas y higadillos es abundante y hará las delicias de los amantes de las emociones más fuertes y el gore.

Respecto al reparto, uno de los puntos más débiles de esta primera parte, Leigh Janiak reúne a un variopinto e irregular grupo de actores, donde las diferencias interpretativas resaltan a las primeras de cambio y hacen que La calle del terror – Parte 1: 1994 parezca más una producción televisiva que un largometraje cinematográfico. Kiana Madeira interpreta a su personaje de adolescente rebelde permanentemente enfadada y con el ceño fruncido, mientras que Olivia Scott Welch hace lo propio con la suya, siempre llorosa y desvalida. Ambas acompañadas por algunos rostros más reconocibles como Maya Hawke, a quien vimos en la serie Stranger Things (2019-2022) , Ashley Zukerman de El viento (2018) crítica de Emma Tammi, o Jordana Spiro, y poco más.

Junto al reparto, el otro aspecto más flojo de La calle del terror – Parte 1: 1994 se encuentra en su guión, no tanto por hallarse repleto de fórmulas reconocibles y giros de guión tan familiares, pues estos resultan consistentes con su concepto de cine metagenérico, sino por la escasa o nula profundidad de sus personajes o por esa incomprensible omisión de la perspectiva adulta de la trama, convertida en una especie de contexto nebuloso. Si bien es cierto, que respecto a lo primero podemos justificar que teniendo dos entregas más por estrenar es normal que los personajes no queden del todo definidos en su primera parte.

En definitiva, la trilogía de Leigh Janiak siendo deudora directa del estilo visual y narrativo del slasher noventero y ochentero, según se avanza en los créditos de cierre, es una interesante propuesta de Netflix y una buena adaptación del universo recreado por los libros más adultos de R.L. Stine, que sin revolucionar el cine de terror para adolescentes, consigue hacerse un hueco gracias, sobre todo, por el considerable esfuerzo de Janiak para rendir un tributo sincero del subgénero slasher, al mismo tiempo que trata de subvertir sus tropos. ¿Repetirá el éxito y el interés en la segunda y tercera entrega? Habrá que esperar, aunque la promesa de entretenimiento a raudales está muy presente.




terrorbit
terrorbit
Escritor y amante de cine de terror. Superfan de las películas de zombies, cuantos más zombies, mejor. Desde mis ojos, cuatro décadas viendo cine de terror os contemplan.