Título original: There’s Someone Inside Your House (USA, 2021) Color, 96 mins.
Director: Patrick Brice
Reparto: Sydney Park, Théodore Pellerin, Asjha Cooper, Dale Whibley
Basada en una novela de terror para jóvenes lectores de Stephanie Perkins, Netflix distribuye este slasher para adolescentes como parte de su propuesta para la noche de Halloween. Dirigida por un realizador reconocido en ciertos ámbitos del género más independientes por su opera prima Creep (2014) , Hay alguien en tu casa se presenta como una modernización del slasher juvenil de la década de los noventa, cuyo argumento gira en torno a un grupo de estudiantes de bachillerato, de una pequeña localidad de Nebraska, que tienen que sobrevivir a una serie de brutales asesinatos cometidos por un asesino enmascarado que los está eligiendo por ocultar secretos inconfesables que él mismo se encargará de revelar antes de cada crimen.
Hay alguien en tu casa se siente más como un torpe copión de Scream: Vigila quién llama (1996) del finado Wes Craven que como un slasher original, con sus propias reglas y sus propias motivaciones. Filmada de manera eficaz pero intermitente, representa todos los tropos del género que ya se encargó de subvertir el film de Craven: desde las víctimas que ocultan pequeñas mentiras, la necesidad del asesino de castigarlas por sus errores del pasado, como si fuese una especie de vengativo vigilante moral, o la apertura inteligentemente ejecutada que, a la postre, se convierte en lo único ciertamente destacable de la película, a pesar de que es el momento más referencial, casi tributario, del clásico de los noventa. Del mismo modo, que esa reunión de amigos durante una fiesta en la que descubren sus secretos más íntimos a los demás, recuerda a otro referente del slasher noventero como Leyenda urbana (1998) con sus protagonistas narrando viejas leyendas urbanas para estar prevenidos ante el próximo ataque de un asesino psicópata que utiliza las leyendas como medio para matar a sus víctimas. Hay también algo del terror de los 80, en especial, en esa manera de recrear la atmósfera de las zonas rurales como retorcidos infiernos en la tierra, repletos de secretos y cerrazón. Los campos de maíz, el desenlace final, recuerdan también al paisaje descrito en el clásico Los chicos del maíz (1984) de Fritz Kiersch, basado en un cuento de Stephen King.
Curiosamente, Patrick Brice es un director asociado a un buen desarrollo de personajes y a trabajar los matices emocionales de estos, desde su debut directoral con Creep, un film rodado bajo los cánones del falso documental que triunfó en el Festival de Sitges de 2014, donde Mark Duplass interpretaba a un carismático y desconcertante asesino en serie, pero ninguna de esas cualidades se encuentran en Hay alguien en tu casa. Es como si en esta ocasión estuviera más centrado en rodar un puñado de muertes genuinamente escalofriantes, algunas más que otras, y hacer que la película funcione a un nivel básico que de tratar de desarrollar una historia coherente basada en unos personajes bien desarrollados, y al final todo se limita a un ramplón juego del gato y el ratón entre el asesino y sus víctimas.
Buen ejemplo de ello, es el truco utilizado por el asesino de ponerse una máscara impresa en 3D con el rostro de cada víctima, que nunca está del todo claro, o el discurso sobre la imperiosa tentación de reducir a las personas a lo peor que han hecho, tan de moda en estos tiempos de acoso social en las redes sociales, que impregna toda la historia y que resulta poco convincente. Desgraciadamente, Brice nunca consigue enlazar esta idea sobre la hipocresía social y la cultura de la cancelación con el furor asesino juvenil y el asesino parece elegir a sus víctimas por impulso más que siguiendo un patrón predefinido.
En definitiva, Hay alguien en tu casa es un subproducto de serie B, en el cual abundan los clichés y los estereotipos que, aunque resulta medianamente entretenido, termina cayéndose por su propia inoperancia a la hora de encontrar coherencia en una historia deslavazada y demasiado familiar, dentro de las expectativas fundacionales del género. Patrick Brice nos lleva por lugares comunes con un desarrollo poco trabajado y que se salen poco o nada del canon establecido por otras películas referentes mucho más interesantes. La absoluta mediocridad de un reparto, por otra parte anodino, tampoco ayuda demasiado.