Título original: Y todos arderán (ESP, 2021) Color, 125 mins.
Director: David Hebrero
Reparto: Macarena Gómez, Rodolfo Sancho, Ana Milán, Rubén Ochandiano
Desde que en 2006 la actriz andaluza Macarena Gómez protagonizase el segmento de Películas para no dormir (Serie de TV, 2006) que dirigiera Jaume Balagueró, se ha convertido en uno de los rostros españoles más queridos por los aficionados al género. Su papel en Musarañas (2014) crítica de Juanfer Andrés terminó por consagrarla, no sin antes haber protagonizado algunas apariciones dignas de mención en Sexykiller (2008) y, sobre todo, en Las brujas de Zugarramurdi (2013) de Álex de la Iglesia. Su última película dentro del género se trata del segundo largometraje de David Hebrero, un director de cortometrajes español cuya ópera prima, Dulcinea (2019) pasó desapercibida para el gran público.
Presentada inicialmente en el Festival de Sitges de 2022 y con una Macarena Gómez en plan estelar, el argumento de Y todos arderán gira en torno a una mujer que, en el momento en que planea quitarse la vida en el mismo puente donde su hijo se suicidó debido al acoso escolar que padeció por culpa de su acondroplasia, es sorprendida por la aparición repentina de una misteriosa niña (Sofía García) con el mismo trastorno genético y que podría estar vinculada con una leyenda local sobre el apocalipsis. Con la enigmática niña a su lado, la mujer buscará vengarse de los responsables de la muerte de su hijo, mientras todo a su alrededor parece indicar que el mundo se acerca a su fin.
Es evidente que el enrevesado guion de Y todos arderán, escrito por Javier Kiran y el propio David Hebrero, responde de manera intencionada a una numerosa sucesión de fuentes de inspiración, fundamentalmente del fantástico español, como el exceso narrativo de 30 monedas (Serie de TV, 2020–) crítica de Alex de la Iglesia, con la que además comparte la presencia de Macarena Gómez, y el estilo camp hortera, en este caso lastimosamente autoconsciente, del cine de explotación de Jesús Franco, aquel que se solía rodar en un chalet rural a las afueras por imposiciones presupuestales y estaba repleto de personajes excéntricos. Pero también extrae influencias del cine de terror italiano, especialmente en las texturas e iluminaciones con geles rojos propias del cine de Dario Argento.
En primera instancia, Y todos arderán quiere ser una película de terror clásico, una que retoma a nivel conceptual elementos de La semilla del diablo (1968) , en palabras de su propio director, explorando temas de fanatismo religioso y la lucha entre el bien y el mal. Pero, del mismo modo, que al grito de «te aceptamos, eres una de nosotros» le decían sentados a una mesa de banquete los deformados de Tod Browning a Olga Baclanova, también quiere ser una película de terror freak en la que resulta difícil quién es el personaje más extraño y monstruoso. En este sentido, se enmarcan las interpretaciones de sus dos protagonistas, tanto de Macarena Gómez como de Sofía García, una actriz debutante con acondroplasia que sorprende por su eficacia en pantalla, aunque rompa constantemente la suspensión de la incredulidad y resulte muy forzado que se le llame todo el rato «niña» a una actriz que supera visiblemente la mayoría de edad.
Aunque la película de Hebrero cuenta con algunos momentos realmente impactantes y aparatosos, como los títulos de crédito que se ciernen sobre la figura de un agente de la guardia civil que arde impasible al borde de la carretera o el revelador clímax, tan cercano a la estética de Argento que es imposible no quedar atrapado. El resto del tiempo, desgraciadamente, se atasca en un desarrollo irregular y en una tendencia al surrealismo exagerado que no termina de resultar convincente, sirva de ejemplo el vestuario de Macarena Gómez más adecuado en una película almodovariana que una producción de terror rural. Además, el excesivo metraje, que supera las dos horas, la vuelve repetitiva y, por momentos, repleta de pasajes innecesarios que solo sirven para ir minando la paciencia del espectador.
Y todos arderán es una película de terror estrafalaria, que abarca diversos tonos que se van intercalando entre ellos sin demasiada cohesión. Los tropos de terror rural se suceden junto a los de la comedia negra, el fanatismo religioso, las maldiciones apocalípticas y un dudoso mensaje social sobre la exclusión social de la discapacidad. Todo ello hace que la dinámica de la película sea retorcida y algo confusa, donde algunas cosas importantes son pasadas por alto y otras más insignificantes cobran protagonismo, y pierda inevitablemente el rumbo y, en última instancia, la atención de los espectadores.