#CriticadeMiedo

Insidious: la puerta roja

Patrick Wilson, el protagonista principal de la saga “Insidious”, se coloca detrás de la cámara para dirigir su primera película y concluir la franquicia con un film, quizás no tan terrorífico como los anteriores, pero sin duda capaz de generar un puñado de sustos realmente eficaces y conseguir sobreponerse a un guion de lo más plomizo.

Título original: Insidious: The Red Door (USA/CAN, 2023) Color, 107 mins.
Director: Patrick Wilson
Reparto: Patrick Wilson, Rose Byrne, Ty Simpkins, Sinclair Daniel

★★★✰✰

En 2010, la productora Blumhouse daba luz verde a Insidious una de sus sagas emblemáticas de la mano de James Wan, como director y guionista, y Leigh Whannell, como coguionista. Con una premisa relativamente simple sobre la existencia real de individuos con habilidades esotéricas, capaces de viajar a otros planos de existencia y traerse algo de ellos, James Wan aportó un nivel elevado de horror a la franquicia, sobre todo en las dos primeras entregas, elevándola en la memoria colectiva de los aficionados a la condición de saga de terror clave de la pasada década. A pesar de los sonoros fracasos que supusieron las entregas posteriores.

Ahora, Patrick Wilson, quien ha sido un pilar fundamental en la saga junto a Rose Byrne y Ty Simpkins, se coloca detrás de la cámara para dirigir su primera película. La quinta entrega de la saga, que además se ha presentado como el capítulo final, cuenta como guionista a Scott Teems, conocido por su trabajo en Halloween Kills (2021) crítica de David Gordon Green, basándose en una historia original coescrita junto al propio Leigh Whannell.

Insidious: la puerta roja retoma el arco narrativo de la segunda entrega, pero dando un salto temporal de diez años. Aquí, seguimos las nuevas tribulaciones de la familia Lambert, ahora distanciada y con el hijo veinteañero preparándose para ingresar en la universidad de Bellas Artes. Tanto el padre como el hijo han olvidado, gracias a la hipnosis, sus traumas pasados y las fuerzas oscuras que desgarraron a la familia. Estas mismas entidades tratarán de aprovecharse de su debilidad para abandonar la dimensión purgatorial en la que se encuentran atrapadas, conocido como “El Más Allá”, invadir nuestro mundo y alimentarse de la vitalidad de los vivos.

Insidious: la puerta roja no es tan buena como los dos primeros capítulos. El guion, de lo más plomizo y mecánico, puede resultar confuso para aquellos que no han seguido los capítulos anteriores. Su trama se debate entre situaciones trilladas y diálogos aletargados, que a menudo repiten el mismo concepto. Un popurrí similar al que propuso James Wan en su momento, pero esta vez con menos inspiración y recurriendo demasiado a los mismos tropos de siempre. Lo que se traduce en un resultado que no aporta ninguna novedad, a pesar de los esfuerzos de Patrick Wilson para definir autorialmente la película.

Para empezar, se percibe un intento de reforzar la parafernalia habitual sobre proyecciones astrales y seres del más allá, con una psicologización sobre el trauma y los riesgos que conlleva enterrar los recuerdos dolorosos, aunque esta aproximación resulta algo simplista. Además, Patrick Wilson se concentra en separar los hilos narrativos del padre y el hijo, solo para reunirlos posteriormente en una elegía a la relación paterno-filial y las reconciliaciones familiares. Este enfoque desequilibra la trama, generando una suerte de egocentrismo narrativo y una sensación de falta de conexión entre ambas subtramas.

Al César lo que es del César, hay que reconocer que Patrick Wilson logra, en ciertos pasajes, capturar momentos genuinamente aterradores, como esa secuencia en una máquina de resonancia magnética. Sin embargo, esta efectividad no resulta sorprendente, considerando que Wilson sigue meticulosamente el modelo narrativo previamente establecido por Wan. Una plantilla visual que cualquiera que haya visto una película de “Insidious” es capaz de reconocer sin problemas. Destacable es su habilidad para transformar cada rincón oscuro de la pantalla en una fuente constante de sustos y tensión. Unos sustos que siguen funcionando a las mil maravillas y que incluso un novato como Patrick Wilson es capaz de replicar: una figura fantasmagórica desenfocada al fondo, un instante de silencio seguido de un jump-scare de manual, etc.

En pocas palabras, Insidious: la puerta roja no va a ser la mejor película de terror que vayas a ver en 2023 (y eso que está siendo un tanto decepcionante en ese aspecto), pero tampoco va a ser la peor. ¿Será efectivamente lo último que veamos de la saga? Pues, quién sabe, los caprichos de la industria hollywoodense son insondables y la recaudación ha sido más que favorable. Lo que sí es cierto es que, para ser el cierre de una saga que ha perdurado a base de sustos eficaces, no es un mal final del todo.