Título original: A Quiet Place: Day One (USA/UK/CAN, 2024) 99 mins.
Director: Michael Sarnoski
Reparto: Lupita Nyong’o, Joseph Quinn, Djimon Hounsou, Alex Wolff
Han pasado seis años desde que Un lugar tranquilo (A Quiet Place, 2018) se convirtió en un magistral ejercicio de tensión y suspense. La película, dirigida y protagonizada por John Krasinski, quien compartió pantalla con su esposa en la vida real, Emily Blunt, narra la historia de una familia que lucha por sobrevivir en un silencioso mundo postapocalíptico tras los primeros años de una invasión extraterrestre. El inesperado éxito de dicha película, tanto en crítica como en taquilla, fue tal que propició una secuela dos años después, contando con Cillian Murphy en el papel principal y reemplazando al propio Krasinski, quien sí se encargó de la dirección. Una película algo menor y estrenada en tiempo de pandemia, cuyo prólogo anticipaba algunos detalles de la destrucción que condenó a la humanidad, en una escalofriante secuencia filmada en un campo de softball infantil de un pequeño pueblo del estado de Nueva York.
Siguiendo el tono del prólogo mencionado, llega Un lugar tranquilo: Día 1, una especie de precuela spin-off que relata el primer día de la invasión alienígena en la isla de Manhattan y cómo sus habitantes se ven forzados a guardar silencio para sobrevivir en una ciudad que produce una media de 90 decibelios de ruido diariamente. En esta ocasión, Krasinski da totalmente un paso atrás, enfocándose únicamente en labores de producción, mientras que la dirección y el guion corren a cargo de Michael Sarnoski, un cineasta de Connecticut que se destacó con su ópera prima, Pig (2021) . Una película protagonizada por Nicolas Cage como un ermitaño recolector de trufas que persigue furibundo a los ladrones de la cerdita que le ayuda a encontrarlas y que supuso uno de los debuts más aclamados del cine independiente norteamericano de los últimos años.
En Un lugar tranquilo: Día 1, Sarnoski cuenta con el poderoso carisma de la talentosa actriz Lupita Nyong’o. Nyong’o interpreta a Samira, una joven afroamericana con cáncer terminal, que decide unirse a una visita a la isla de Manhattan, con la única intención de disfrutar de una última porción de su pizza favorita antes de que la enfermedad se lo impida. Sin embargo, su plan se ve interrumpido cuando una lluvia de meteoritos marca el comienzo de una invasión de feroces monstruos alienígenas, extremadamente sensibles al sonido, que obliga a los supervivientes a mantenerse en silencio constantemente. A pesar del caos y la destrucción que se apoderan de la ciudad, Samira se aferrará obstinadamente a su objetivo de comer pizza, incluso aunque tenga que caminar la decena de kilómetros que separa Chinatown hasta Harlem, en medio del apocalipsis.
Al igual que en las dos entregas anteriores, las claves de Un lugar tranquilo: Día 1 radican en la dirección de actores y el manejo magistral de los momentos de silencio. Si en Pig, Sarnoski se confirmó como un genial director de actores, en esta película se consagra, especialmente, por su habilidad para explorar la vulnerabilidad de Samira. Quien, a pesar de su enfermedad, es emocionalmente fuerte y, en ocasiones, puede resultar incómoda por esa pinta de cadaver ambulante con la que se presenta al principio, protegida tras su mal humor. Sin embargo, a medida que avanza la historia, deja atrás esa postura y revela su conexión emotiva con Eric (Joseph Quinn), el otro gran protagonista de la película. Un desconocido que se convierte en su compañero de viaje y que es mucho más vulnerable, llegando a depender casi por completo de ella.
Así como en su momento sorprendió la habilidad de Krasinski para manejar el suspense y los silencios, Michael Sarnoski demuestra estar a la altura. Con el apoyo de la fotografía de Pat Scola, con quien ya colaboró en Pig, Sarnoski infunde a los escenarios una pesada atmósfera fatalista que intensifica la sensación de peligro en los momentos en que los personajes deben guardar silencio. El entorno se convierte en un factor clave, amplificando la tensión ante cualquier ruido accidental. En una escena que recuerda las imágenes del 11-S, Samira deambula desorientada entre cenizas y polvo blanco que se adhiere a su rostro, mientras a su alrededor la gente se convierte en víctimas de sus propios gritos de terror. En otra escena, una multitud intenta avanzar en silencio en busca de ayuda, pero la falta de prudencia y el miedo, hacen que el interminable desfile de personas se convierta en un pandemonio de caos y muerte.
Un lugar tranquilo: Día 1 no está exenta de errores, ni de inconsistencias. Los monstruos parecen sentirse atraídos por ruidos artificiales, a veces estruendosos y otras por sonidos mínimos, como la rasgadura de una camisa. Sin embargo, en algunas escenas, no reaccionan ante ruidos que deberían atraerlos, como el deslizar de pisadas o una conversación entre susurros. Lamentablemente, estas inconsistencias se multiplican a medida que avanza la trama, especialmente en la segunda mitad. Entre las decisiones cuestionables, destaca la absurda decisión de Eric de seguir a Samira, así como las calles misteriosamente desiertas el primer día de la invasión en un distrito que alberga a más de un millón y medio de personas, o un desenlace absurdamente infantilizado y poco convincente. Aunque, lo más desconcertante sea la presencia de un gato que aparece y desaparece sin razón aparente, que nunca maúlla, y que incluso es capaz de bucear sin resistirse a quien lo lleva abrazado como un fardo. Un gato que parece ser más una broma privada sobre el «tokenismo» o inclusismo simbólico del cine actual para dar una falsa apariencia de diversidad, sustituyendo al habitual perro que solía aparecer en las películas catástrofistas (véase Independence Day (1996) de Roland Emmerich), por el felino de marras. Eso sí, con evidentes costumbres de cánido.
Un lugar tranquilo: Día 1 también carece de momentos verdaderamente aterradores. Aunque los personajes se enfrentan a situaciones de peligro y hay numerosas escenas de muerte, la tensión se vuelve repetitiva debido a la abundancia de persecuciones y rescates de último momento que acaban siendo predecibles. Michael Sarnoski, por otra parte, ya no oculta a los monstruos, pero estos no resultan tan interesantes como deberían. Aunque mantienen su esencia no se les da un contexto adicional al que ya conocíamos. Además, Sarnoski le da más importancia a la acción que al terror. Las criaturas se mueven y atacan en manada, pero sorprendentemente hay menos sangre de la esperada y no se ve ni un solo cuerpo en las calles devastadas. Visualmente la acción es impresionante, pero apenas genera un ápice de miedo. Basta comparar cualquier escena de esta película con la del parto de Un lugar tranquilo para notar la diferencia.
Por otro lado, la película tampoco logra aprovechar por completo el sombrío nihilismo implícito en su premisa principal: ¿qué harías si el Apocalipsis se desata a tu alrededor cuando ya no tienes nada que perder? Convertir a Samira en una paciente de cáncer terminal, dependiente de parches de morfina para soportar el dolor, debería haber añadido una capa intrigante al horror de enfrentarse a una invasión extraterrestre. Sin embargo, Sanorski evita profundizar en esta idea, reemplazando el tono sombrío y desolador por la acción típica de un thriller de supervivencia, diluyendo con ello el impacto emocional que podría haber tenido.
En resumen, Un lugar tranquilo: Día 1 es una película de suspense eficaz, aunque bastante predecible como híbrido de acción y horror. Cuenta con suficientes escenas de acción apocalíptica y las sólidas interpretaciones de Nyong’o y Quinn como para ser muy disfrutable. A esto se le deben sumar los pequeños matices que reflejan el evidente talento de Michael Sarnoski, como la panorámica de los rascacielos de Nueva York vista desde un cementerio en Queens que abre la película. Sin embargo, no esperes sentir mucho miedo en tu butaca.