Título original: St. Agatha (USA, 2018) Color, 103 mins.
Director: Darren Lynn Bousman
Reparto: Sabrina Kern, Carolyn Hennesy, Courtney Halverson, Hannah Fierman
Darren Lynn Bousman se dio a conocer internacionalmente con los estrenos consecutivos de la segunda y tercera entrega de la saga Saw (2004) y, desde entonces, no ha parado de trabajar y cuenta con cierto prestigio en el panorama del género terrorífico. En esta ocasión nos presenta una historia ambientada en la Georgia rural de los años 50, sobre una joven embarazada que busca asilo en un estricto convento católico para que la ayuden a tener a su bebé, sin saber que las religiosas tienen otros planes más siniestros para ella y su pequeño.
Aunque la historia de este thriller psicológico con tintes feministas no presenta nada nuevo, lo cierto es que cuenta con un diseño de producción muy cuidado que permite a su director ir construyendo una atmósfera más que aceptable, para encajar un argumento de transcurrir lento (sobre todo porque Lynn Bousman se pierde demasiado en someter a la audiencia a un sinfín de flashbacks innecesarios), pero decididamente inquietante.
Pero es en el apartado de la interpretación donde destaca El convento, y sobre todo Carolyn Hennesy, una experimentada actriz de reparto que apenas ha tocado el género terrorífico y desde luego nunca como la villana de la función, pero que ha sabido interpretar su papel de Madre Superiora con la intensidad necesaria para atraer la atención en la mayoría de escenas donde aparece. Especialmente en aquellas donde tortura psicológicamente a las novicias.
Sorprende, sin embargo, que Bousman dirija una historia tan poco sangrienta y no demasiado terrorífica. Aunque tiene un par de sustos de vieja escuela bien emplazados y en su tramo final eleve un poco el nivel en este apartado, es en el aspecto visual donde el realizador norteamericano ha puesto todas sus fichas y hace flotar a la cámara con fluidez por los corredores del convento, maravillosamente iluminados con azules oscuros contrastados con luces naranjas y amarillas.
El convento puede parecer algo floja a los paladares más afines a Saw II (2005) y que se demora demasiado en entrar en materia, pero cuando lo hace, decididamente ofrece algunos momentos realmente espeluznantes.