#CriticadeMiedo

Gretel & Hansel. Un oscuro cuento de hadas

Sombría y estilizada adaptación del popular cuento de los hermanos Grimm que trata de modernizar el relato introduciendo un mensaje feminista, más cercano a las sensibilidades contemporáneas, y utilizando un lenguaje visual repleto de contrapuntos y surrealismo. Su mayor problema radica fundamentalmente en la superficialidad de la trama y la pobreza del desarrollo de los personajes, a pesar de las maravillosas interpretaciones de Lillis y Krige, en favor del ejercicio de estilo.

Título original: Gretel & Hansel (USA/CAN/IRL/RSA, 2020) Color 87 mins.
Director: Osgood Perkins
Reparto: Sophia Lillis, Samuel J. Leakey, Alice Krige, Jessica De Gouw

★★★✰

Gretel & Hansel. Un oscuro cuento de hadas es una tétrica y tremendamente oscura adaptación del cuento de los hermanos Grimm. Una modernización del cuento, no en términos de ambientación, sino de acercamiento a las sensibilidades contemporáneas, donde los dos hermanos son echados sin piedad de su hogar y dejados a su suerte en un sombrío bosque donde se encontrarán con una anciana que les ofrece refugio y comida. Pronto, la hermana mayor comenzará a sospechar que la anciana es, en realidad, una bruja que alberga siniestras intenciones.

Oz Perkins, el hijo del inolvidable protagonista de Psicosis (1960) , se ha labrado un nombre propio dentro del género con sus anteriores películas: Soy la bonita criatura que vive en esta casa (2016) y La enviada del mal (2015) . Esta última fue uno de esos debuts cinematográficos que sorprendieron tanto a la crítica como al público y donde Perkins ya apuntaba ser un director de estética cuidada y atmósferas densas. Con una paleta cromática que oscila entre los azules y los grises, cuando no está iluminada bajo la luz de velas y chimeneas, y una atmósfera onírica y surrealista, Gretel & Hansel. Un oscuro cuento de hadas es una película visualmente poderosa y llena de contrapuntos. La arquitectura de formas geométricas es contrastada por el caos de la naturaleza del bosque, la exuberancia de las viandas por las sombras de una estancia de dimensiones imposibles, las delicadas facciones de Sophia Lillis por el impresionante rostro arrugado de Alice Krige y este, a su vez, por la belleza salvaje de Jessica de Gouw. Un intenso ejercicio de estilización que a ratos resulta extenuante para el espectador.

Sobre todo, porque Perkins imprime un ritmo tan extremadamente pausado a la historia que se termina alargando en exceso. Una historia que parte de una buena premisa: el descubrimiento de que todos tenemos monstruos que se esconden en nuestro interior y que pugnan por salir, si les aplicamos la necesaria incentivación; pero que termina dando vueltas sobre sí misma. Fundamentalmente, porque no termina de aprovechar esa intención de darle mayor protagonismo al personaje de Gretel y conferir a la historia ese evidente tono feminista, que impregna el tercer acto. Un mensaje feminista convertido en ese cambio significativo que toda modernización debe contener para llegar a revolucionar de manera eficaz una historia de sobras conocida.

Alejada de efectismos gore y sustos baratos, Gretel & Hansel. Un oscuro cuento de hadas plantea un terror de ambiente, donde el terror está construido con la inquietante puesta en escena, las sombras y el sonido. Una constante atmósfera de amenaza que insinúa más horrores fuera de cuadro que los que muestra, y que envuelve opresivamente a la joven protagonista, a medio camino entre la niñez y la madurez sexual, mientras va descubriendo poco a poco los peligros reales que la esperan en el mundo. Algo de lo que es muy responsable el excepcional trabajo fotográfico de Galo Olivares, artífice de la estética gótica y sombría, y del uso de aspectos distintos para enfatizar el prólogo, gestación supuestamente de la figura de la bruja, del resto de la película.

En definitiva, Gretel & Hansel. Un oscuro cuento de hadas es una reinterpretación del clásico, estilizada y atmosférica, que quizás sea más interesante como un cautivador ejercicio visual y auditivo que como paradigma del cine de terror o suspense, y a la que la superficialidad de la trama y el poco desarrollo que hace gala de sus personajes lastran demasiado como para captar la atención del público en general. Con todo, es evidente que Oz Perkins se esfuerza por tratar de escapar de las convenciones del género, como esa corriente tan actual que es el post-horror, con ejemplos como La bruja (2015) de Robert Eggers o Suspiria (2018) de Luca Guadagnino, y ello es siempre de agradecer. Consiga o no sus intenciones.