Título original: Shadow in the Cloud (NZL/USA, 2020) Color, 83 mins.
Director: Roseanne Liang
Reparto: Chloë Grace Moretz, Nick Robinson, Beulah Koale, Taylor John Smith
La neozelandesa Shadow in the Cloud es una película que mezcla los géneros del horror y el cine bélico, para contar una historia de alto contenido feminista sobre una mujer piloto, durante la Segunda Guerra Mundial, que se cuela de polizón en un bombardero norteamericano, con la intención de transportar una misteriosa valija a la isla de Samoa. Durante el vuelo, tendrá que enfrentarse no solo a la hostilidad machista de sus compañeros sino también a la presencia de una peligrosa criatura empeñada en derribar el avión.
Co-escrita y dirigida por Roseanne Liang, esta producción estrenada directamente en la plataforma Netflix, paga un obvio homenaje al cine de acción bélico de los años 80, y en concreto a Memphis Belle (1990) , otra película con la tripulación de un B-17 como protagonista principal, y más aún al segmento que dirigiera George Miller para la adaptación a la gran pantalla de la popular serie de televisión En los límites de la realidad (1983) , donde el pasajero de un avión comercial contempla horrorizado cómo una criatura la emprende a golpes con uno de los motores en pleno vuelo.
Con una estética más cercana a un episodio de la serie a la que rinde homenaje; si Liang la hubiese rodado en blanco y negro y con menos excesos pirotécnicos, esta película se hubiese convertido automáticamente en una pieza de culto. Shadow in the Cloud prometía ser un film de acción y drama psicológico confinado en el interior de un avión en pleno conflicto del Pacífico, y cuya protagonista femenina, una enérgica Chloë Grace Moretz, iba a convertirse en el paradigma de la mujer ninguneada por el patriarcado que preside la maquinaria militar norteamericana. Pero, nada más lejos de la realidad.
Esa mirada inquisidora de denuncia social, sobre una mujer empoderada que se defiende y pretende hacer su trabajo, a pesar de las interferencias, se olvida tan pronto como aparece en escena la criatura. De repente, el personaje de Grace Moretz tiene algo más de lo que preocuparse que del patriarcado. Y, tras una secuencia de acción increíblemente poco realista, si me permiten el pleonasmo, Liang se presta a una interminable sucesión de secuencias imparables, a cada cual más inverosímil, que nunca llegan a entretener, ni aunque la audiencia acepte la más absoluta suspensión de la incredulidad.
Inicialmente el guión de Shadow in the Cloud aparecía firmado por Max Landis, el hijo del famoso director de cine John Landis, un talentoso escritor que se enfrentó a varias acusaciones por parte del movimiento #MeToo y que terminó siendo cancelado. A partir de este momento, lo retoma la propia directora para adaptarlo a su propia agenda y convertirlo en una forzada parábola feminista, cuyos diálogos resultan tan increíbles como la acción, y totalmente innecesaria puesto que ambientar la película en los años 40 ya era suficiente para denunciar el sexismo, sin amplificarlo hasta caer en la ridiculización. ¿Tiene sentido que la tripulación del B-17 sean tan incompetentes o se preocupen únicamente en someter a tal abuso verbal a la mujer? claramente, no. Cualquiera que haya visto parte de la extensa filmografía bélica de aquellos años, obviamente Roseanne Liang parece no haberlo hecho, sabe que casi ningún hombre de entonces le hablaría con tanta crudeza a una mujer. ¿Tendrían un comportamiento sexista o pondrían en juicio su capacidad? Sin lugar a dudas. ¿Dirían frases como “tiene una de esas bocas que podrías follarte todo el día”? Ni hablar.
Fuera del absurdo e innecesario mensaje feminista, si alguna vez hubo una oportunidad perfecta para hacer una película de criatura, tan de moda en los años 80, como Pacto de sangre (1988) o Leviathan: El demonio del abismo (1989) , este era el momento y la película. El diseño del gremlin que amenaza a Chloë Grace Moretz es increíble, una especie de murciélago simiesco de pesadilla, que por desgracia es malogrado absolutamente por el empleo de los efectos por ordenador que consiguen que nunca se sienta como si co-existiera en el mismo mundo que los actores de carne y hueso.
Shadow in the Cloud es el tipo de acción terrorífica de serie-B que podrías llegar a disfrutar a pesar de lo inverosimilitud de sus escenarios, se han visto cosas más extravagantes en la gran pantalla con anterioridad, con un ritmo que va a toda velocidad, una vez que la protagonista salga de la estrecha cabina donde ha permanecido encerrada, durante casi la mitad del metraje, mientras todo el drama pasa fuera de la vista; sino fuera porque los mensajes se sienten absolutamente forzados y la primera mitad resulta frustrantemente lenta. Y de la que, por último, cabría destacar especialmente la partitura de Mahuia Bridgman-Cooper, plagada de guitarras eléctricas y sintetizadores synth-pop, sobrenaturalmente extraída de cualquier slasher italiano de los 80.