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#CriticadeMiedo

La clásica historia de terror

Pastiche italiano de terror folclórico algo descompensado pero de una innegable pulcritud visual y excelente ambientación, que posee demasiadas aspiraciones meta referenciales como para librarse de cruzar esa delgada línea entre el plagio y el homenaje y termina absorbida entre tanta referencia sin llegar a establecer nunca su propia personalidad narrativa. A destacar la indiscutible desfachatez de enmascarar el plagio italiano de toda la vida bajo el subterfugio del homenaje consciente.

Título original: Una classica storia dell’orrore (ITA, 2021) Color, 95 mins.
Director: Roberto De Feo, Paolo Strippoli
Reparto: Matilda Lutz, Francesco Russo, Peppino Mazzotta, William Merrick

★★✰✰ A Classic Horror Story (2021) on IMDb


El horror folk o terror folclórico es un término acuñado por el actor Mark Gatiss para referirse a esos filmes de terror británicos que se encontraban ambientados en entornos rurales, aislados de la civilización y que basaban sus historias en tradiciones ancestrales y antiguos ritos paganos. Ahora, por supuesto, la definición se ha ampliado para abarcar películas de otras nacionalidades, hasta confundirse incluso con el backwoods horror o terror rural americano, con el que comparte los entornos rústicos, pero donde las motivaciones suelen estar más arraigadas en la brutalidad de los ecosistemas subdesarrollados.

La primera colaboración de los directores Roberto De Feo y Paolo Strippoli propone la fusión de ambos subgéneros en un film osado con aspiraciones meta referenciales, sirviéndose de ejemplos como La matanza de Texas (1974) de Tobe Hooper, Midsommar (2019) crítica de Ari Aster o El hombre de mimbre (1973) de Robin Hardy para contar una historia basada en una leyenda urbana popular en Italia que data del siglo XV y que gira en torno a las vicisitudes de un variopinto grupo de personas que comparten autocaravana y que, tras un accidente, despiertan en el interior de un bosque sin saber cómo han llegado hasta allí y donde pronto descubrirán que sus vidas corren un grave peligro.

De una pulcritud visual excepcional, La clásica historia de terror hace un reivindicación clasicista del horror cinematográfico como vehículo literal y metafórico del peligro que acecha cuando nos sacan de la seguridad de nuestro entorno para abandonarnos a nuestra suerte en ese oscuro lugar donde alberga el mal. Con un argumento lastrado por numerosos problemas de ritmo narrativo, que a la realización de De Feo y Strippoli parecen no molestar, y que oscila entre el mensaje antropológico, el relativismo y, por supuesto, la crítica social, existen demasiados paralelismos entre esta película y la genial Midsommar: la interferencia de extraños en la vida rural, la exploración de las religiones paganas y una brutal crítica hacia las diferencias sociales y el choque cultural entre el campo y la ciudad, son algunos de ellos. Amén del nihilismo de sus desenlaces.

La clásica historia de terror arranca con la estructura de un slasher común con apariencia de serie B, la presentación de un grupo de personas a los que la audiencia identifica rápidamente como carne para la picadora y más aún si la tabla de carnicero se introduce en el preámbulo y con una considerable carga sangrienta. Sin embargo, a continuación nos encontramos con un giro hacia el terror folclórico donde esos personajes, no solo se ven amenazados mortalmente, sino que son inmersos en una opresiva y enfermiza atmósfera que va en aumento a medida que se revela la leyenda y el motivo que los ha llevado hasta esa situación. A todo esto contribuye enormemente la magnífica fotografía de Emanuele Pasquet, quien una vez más recurre a la manoseada pero funcional ultra saturación cromática en tonos rojos y azules con influencias del giallo. Después de todo, no hay que olvidar es una producción italiana.

De Feo y Strippoli mantienen el ritmo y la tensión durante los dos primeros actos, pero desgraciadamente todo se cae por su propio peso en el desenlace, donde no funciona tan bien la introducción de un mensaje moralizante sobre la insensibilización ante la violencia cinematográfica y un nuevo apunte meta referencial, esta vez tomando como modelo La cabaña en el bosque (2011) de Drew Goddard. Demasiados cambios de tono, demasiadas referencias, que hacen que el conjunto sucumba finalmente a los problemas de ritmo que mencionamos anteriormente, por culpa sobre todo del deslavazado vaivén narrativo. Y es que por mucho ejercicio de metalenguaje cinematográfico que se haga, si la propia historia no termina de establecer su personalidad acaba perdida entre tanta referencia y, por tanto, desaprovechada. A destacar, y muy hasta cierto punto, la indiscutible desfachatez de enmascarar el plagio italiano de toda la vida bajo el subterfugio del tributo a la “clásica historia de terror”, mencionada en el título.




terrorbit
terrorbit
Escritor y amante de cine de terror. Superfan de las películas de zombies, cuantos más zombies, mejor. Desde mis ojos, cuatro décadas viendo cine de terror os contemplan.