#CriticadeMiedo

Archivo 81

Adaptación televisiva más o menos libre de un podcast homónimo, demasiado enrevesada por momentos pero con buenos picos de terror, que hará las delicias de los aficionados al género y de aquellos que se acerquen a ella con la esperanza de ver un intrigante drama de misterio, de connotaciones lovecraftianas y muchas reminiscencias de La semilla del diablo del genial Roman Polanski.

Título original: Archive 81 (USA, Serie TV 2022) Color, 8 episodes 50 mins.
Creador: Rebecca Sonnenshine
Reparto: Mamoudou Athie, Dina Shihabi, Evan Jonigkeit, Julia Chan

★★✰✰

El Archivo 81 original es un podcast norteamericano que recupera los viejos seriales radiofónicos de horror, en los cuales el sonido cobraba un papel estelar a la hora de infundir el desasosiego entre la audiencia. Con esta idea en la mente, sus creadores Marc Sollinger y Daniel Powell, quienes a su vez aparecen como productores en esta adaptación televisiva, proponían un viaje moderno de grabaciones encontradas y sonidos espeluznantes que giraba en torno a oscuros rituales oscuros y un archivista de audio que se topa con un misterio sobrenatural de connotaciones lovecraftianas y que transgrede las leyes del tiempo y del espacio, cuando es contratado para restaurar y catalogar una serie de viejas cintas de audio que contenían algunas entrevistas realizadas a los residentes de un antiguo y misterioso edificio de Manhattan.

Partiendo de esta premisa y, como es comprensible, cambiando las cintas de audio por cintas de vídeo, el maestro del terror moderno James Wan y el gigante Netflix proponen esta adaptación televisiva, creada por Rebecca Sonnenshine, una productora y escritora que ya trabajase con otro icono del horror cinematográfico como Kevin Williamson en la serie Crónicas vampíricas (TV, 2009–2017) . Con referentes clásicos como La semilla del diablo (1968) de Roman Polanski, La centinela (1977) de Michael Winner o, más conceptualmente hablando, Impacto (1981) de Brian de Palma o incluso The Ring: El círculo (1998) de Hideo Nakata, la adaptación televisiva se aleja pronto de su inspiración radiofónica en línea y progresa por unos derroteros diferentes, entremezclando dos líneas temporales diferentes cuyo nexo en común son las cintas de vídeo analógicas que está restaurando el protagonista y algún que otro personaje en común, que no voy a revelar aquí.

Con un formato de ocho episodios de una hora de duración y cuatro directores diferentes, entre los cuales destacan la actriz y realizadora Rebecca Thomas Stranger Things, temporada 4 y la saudita, afincada en el Reino Unido, Haifaa Al-Mansour Mary Shelley (2017) , Archivo 81 es una serie de ritmo calmado e indolente que, bajo el aspecto de un atmosférico drama de misterio salpicado con ciertos momentos de terror muy efectivos, narra la historia de un archivista (Mamoudou Athie) contratado para restaurar una serie de cintas de vídeo que se quemaron en un terrible incendio que acabó con la existencia del emblemático edificio Visser en 1994. Las cintas han sido grabadas por una joven documentalista universitaria (Dina Shihabi) que se inspira en la tragedia para escribir su tesis audiovisual y, al mismo tiempo, investigar la desaparición en extrañas circunstancias de su madre, vista por última vez en el lugar. Aislado en una casa de cemento en medio de un bosque, con algunos problemas de salud mental relacionados con su propia tragedia personal, el joven archivista se obsesionará con las cintas y comenzará a confundir presente y pasado.

La particular estructura de Archivo 81 combina el punto de vista de los dos personajes principales, interpretados con soltura por Athie y Shihabi, que se van alternando y entremezclando en un interesante aunque arriesgado popurrí de subtramas, líneas de tiempo y texturas fílmicas. De tal modo que, al igual que el protagonista debe desvelar la historia implícita en las cintas grabadas, el espectador tiene que decodificar si lo que está viendo pertenece a la realidad, al pasado o se trata de meras alucinaciones personales de su protagonista. Desgraciadamente, este entramado de historias y estilos resulta un poco confuso y a veces el espectador tiene la sensación de haberse perdido en algún momento y de tener que volver a retomar la trama principal para asimilar que se está queriendo contar en realidad.

Sin embargo, Archivo 81 se muestra muy eficiente a la hora de mezclar los distintos escenarios, desde la frialdad industrializada y claustrofóbica de la casa donde se recluye el archivista, a la decadencia añeja y semi nostálgica pero engañosa del edificio neoyorquino, donde lo que inquieta es aquello que no se ve pero se sabe que subyace fuera de foco. Los mejores momentos de la serie son estos, cuando Shibabi se entrevista con los misteriosos vecinos, que ante sus ojos aparentan ser un fascinante grupo de excéntricos desconfiados pero que, en realidad, pueden ser tan letales como cabría esperar. Como muestra, ese espeluznante momento en el que una adolescente (Ariana Neal) parece sufrir una posesión demoníaca frente a la cámara, cuando en realidad está sufriendo un ataque epiléptico.

Alusión especial merece el excelente diseño de sonido y la banda sonora de Ben Salisbury y Geoff Barrow, con melodías chirriantes y repetitivas, como ese zumbido ceremonial que se mete en la cabeza y no puedes librarte de él, o la espeluznante biblioteca de efectos de sonido distorsionados que acompañan el fondo de cada secuencia.

En definitiva, una serie especialmente inquietante, demasiado enrevesada por momentos y algo morosa en el ritmo narrativo, pero con buenos picos de terror, que hará las delicias de los aficionados al género y de aquellos que se acerquen a ella con la esperanza de ver un intrigante drama de misterio.