Título original: The Batman (USA, 2022) Color, 176 mins.
Director: Matt Reeves
Reparto: Robert Pattinson, Zoë Kravitz, Jeffrey Wright, Colin Farrell
Después de diez años de ausencia, el cruzado enmascarado más popular de DC Comics regresa a la gran pantalla en una de sus apariciones más oscuras y taciturnas, que no duda en sumergirse en los tropos del thriller de asesinos en serie y más concretamente en Seven (1995) y Zodiac (2007) de David Fincher, cuando es requerido por la policía para capturar a un sádico asesino en serie que está matando a las principales figuras políticas de Gotham, mientras deja tras de sí una serie de acertijos relacionados con las muertes.
Tras la aparente extenuación del fenómeno cinematográfico de los superhéroes, las grandes productoras se encuentran buscando nuevas fórmulas para rejuvenecer el filón, incluso a costa de desmantelar el propio concepto de los superhéroes. Como ya hicieran previamente, Los nuevos mutantes (2020) crítica de Josh Boone o Venom: Habrá matanza (2021) crítica de Andy Serkis, The Batman se vuelve hacia el género del horror para buscar esas notas de rejuvenecimiento que necesitaba la franquicia y el neoyorquino Matt Reeves, en cuya filmografía se encuentran Monstruoso (2008) y Déjame entrar (2010) , se centra en el suspense terrorífico, donde la figura del villano se centra en torno a un Enigma (Riddler, en la versión original) que sumerge a la ciudad de Gotham en un hervidero de pánico, convertido en un asesino en serie (más o menos inspirado en el infame Asesino del Zodiaco, incluso el aspecto físico de Paul Dano, quien interpreta al villano, se asemeja al retrato robot del psicópata californiano) que acecha desde las sombras de una anárquica y degradada Gotham de ciudadanos sin rostro y máscaras de Halloween, constantemente azotada por la lluvia, que los aficionados al personaje reconocerán de la serie limitada Batman: El largo Halloween de Jeph Loeb y Tim Sale.
The Batman cuenta una historia a la que se le podría hacer sacado mucho más partido. Un lúgubre relato de detectives (no en vano el personaje de Batman apareció por primera vez en la serie Detective Comics, consolidando su identidad como detective incluso antes de ser conocido como el Caballero Oscuro), excepcionalmente fotografiado por Greig Fraser, quien retrata a la perfección la extrema sordidez de los lluviosos ambientes nocturnos donde transcurre la acción. Donde, quizás por primera vez, el héroe enmascarado soluciona los entuertos mediante un proceso deductivo en vez de a puñetazo limpio y donde la amenaza no se representa con alardes pirotécnicos sino a través de macabros retablos de una mente genuinamente aterradora, de manera similar a la de John Doe, el asesino múltiple de la mencionada Seven, y algo inspirados también en los sádicos artilugios de Saw (2004) de James Wan. Donde la habitual galería de personajes familiares adquiere un excepcional relieve psicológico, encabezados por un sombrío y conflictivo Robert Pattinson, quien interpreta a un Batman más humano que tiene que correr por su vida y al que se le aprecian muecas de dolor cuando pulveriza a los villanos. En una época en la que el cine de superhéroes había derivado hacia la grandilocuencia de multiversos, enemigos cósmicos y batallas imposibles, este enfoque realista es de agradecer.
Sin embargo, la historia escrita por el propio Matt Reeves y por Peter Craig no siempre da en la diana. Presentada como una extensa (demasiado, con una duración que se acerca a las tres horas) reflexión sobre la búsqueda del norte moral en una sociedad de maldad omnipresente y radicalizada por la desigualdad social, en numerosas ocasiones se pasa de la raya. Hay dos partes diferenciadas en esta película, una inspirada en el universo paralelo creado para la serie limitada Batman Noir de Brian Azzarello y Eduardo Risso y la segunda que gira alrededor de la dualidad psicológica que atormenta al héroe, enfrentado a un enemigo aterrador e implacable y a los fantasmas que le llevan a convertirse en un justiciero vengador. No hay duda de que el personaje se adapta a la perfección tanto a los códigos dramáticos, narrativos y ambientales del género negro y del horror, pero a lo largo de su metraje The Batman oscila constantemente entre ambas líneas argumentales, perdiéndose en su propia indecisión de focalizar una de ellas como principal y, por tanto, dejando sin atar algunos de los cabos abiertos, como la motivación del villano o el alcance de los pecados paternos que atormentan al taciturno héroe.
Obviamente, asoma en esta nueva revitalización la mano de un gran director, capaz de imprimir la peculiar atmósfera de cine negro que requería la historia y combinarla hábilmente con el thriller terrorífico. O usar el maravilloso leitmotiv musical compuesto por Michael Giacchino que introduce los elementos de suspense de manera brillante y, sobre todo, inolvidable. The Batman de Matt Reeves es una película oscura, irresistible, un extenuante espectáculo tenebrista cuya visión resulta una verdadera delicia, por su memorable e imaginativo diseño de producción, la cinefilia que revela y, especialmente, su tratamiento absolutamente insólito del Caballero Oscuro, alejado de sus escenarios habituales y de la pirotecnia casi litúrgica de las películas de superhéroes.