#CriticadeMiedo

X

Uno de los films más justamente reconocidos y una de las obras más maduras, si no la mejor, de Ti West, a medio camino entre el exploitation de los 70 y el slasher tradicional, y destacable sobre todo por su conseguido crescendo en la tensión del relato y por su inteligente reinvención de los clichés habituales del género. Bien ambientada y con estupendas interpretaciones por parte de Mia Goth, por parte doble, y Jenna Ortega.

Título original: X (USA, 2022) Color, 105 mins.
Director: Ti West
Reparto: Mia Goth, Jenna Ortega, Martin Henderson, Brittany Snow

★★✰✰

Si un cineasta como Ti West pensara que debiera pagar un homenaje al cine de los años 70 se giraría sin duda alguna hacia el porno y al terror slasher, cargado de realismo sucio y elevadas dosis de gore. Y, dicho y hecho, el norteamericano une ambos géneros en una apasionante fusión que intenta recuperar la energía y la sordidez de aquellas producciones, al mismo tiempo que ofrece sorpresas propias.

Tras seis años alejado de la gran pantalla y perdido en el vasto océano de la producción televisiva, Ti West retorna al género que mejor conoce con un fascinante ejercicio de estilo retro. Una fórmula, por otra parte, que no es nueva para él, pues ya probara algo semejante con La casa del diablo (2009) , una perturbadora historia sobre satanismo donde imitó con brillantez formal la inconfundible estética de los ochenta.

Ambientada a finales de los setenta, X hace alusión al aluvión de producciones pornográficas (calificadas en nuestro país como ‘S’ cuando contenían escenas de desnudez o violencia elevada y ‘X’ cuando contenían sexo explícito) que incluso llegaban a estrenarse en salas comerciales especializadas pero, generalmente, a través del mercado del alquiler de VHS instaurado a partir de 1977. La historia sigue a un grupo de jóvenes cineastas que se desplazan a una apartada granja de Texas para rodar una película para adultos, con la que su actriz principal (Mia Goth) pretende catapultarse como la nueva estrella del porno, sin que ninguno de ellos sospeche que el matrimonio de ancianos propietarios de la granja tiene otros planes bien diferentes.

Producida por A24, la compañía responsable de títulos como La bruja (2015) , Hereditary (2018) o Midsommar (2019) , X no podía ser un film homenaje al uso, uno de esos que se siente como películas modernas que quieren parecerse al film al que rinden tributo, pero al que no se acercan ni remotamente. Por el contrario, Ti West consigue realmente el aspecto y la atmósfera de los 70, técnicamente es perfecto y narrativamente también. Desde la atmósfera lo suficientemente sexualizada como la presencia de un asesino convenientemente perturbador que se gana sus sobresaltos de manera escabrosa. Es un ejercicio formal inteligente pero, sobre todo, divertido.

X, al menos en su último acto, es un eficaz slasher meta referencial, especialmente perturbador, que rinde homenaje al estilo American Gothic recreado por Tobe Hooper en La matanza de Texas (1974) , por supuesto, pero también bebe de otras fuentes más directas, como Escóndete y tiembla (1987) de John Hough que también presenta como villanos a una pareja de octogenarios. Lo más notable es que para llegar a esta parte, Ti West sorprende con un manejo paciente del suspense y de la tensión dramática, presentando a cada uno de sus personajes con el detalle requerido para poder enmarcarlos dentro de sus esperados y necesarios estereotipos pero con el suficiente interés propio como para que los subviertan a las primeras de cambio. Porque, aunque los familiares escenarios se presten a un festival rojo sangre tipo tabla de carnicero, West tiene en mente otros matices más sutiles y arrasar por el camino con algún que otro anticuado cliché. Especial mención, por ejemplo, requiere un espeluznante momento de ribetes lésbicos entre la actriz principal y la anciana dueña de la casa, involuntariamente elevado a puro narcisismo, porque que ambos personajes son interpretados por la propia Mia Goth.

Una Mia Goth, tan seductora y etérea como siempre, cuya presencia es como un poderoso imán en la pantalla. Un ejemplo: la impresionante toma cenital de Goth nadando en un turbio lago de aguas marrones, con la pálida piel brillando bajo el sol, mientras un caimán se acerca a ella ajena al peligro que la acecha. El contrapunto a Goth, lo pone la inocente Jenna Ortega, titubeante y protegida, hasta que es seducida por el otro lado de la cámara, por así decirlo, y decide saltarse sus limitaciones morales.

En definitiva, X no solo es un extraordinario slasher retro, sino también un estudio sobre el puritanismo, la hipocresía, el voyeurismo y la irreversibilidad de la vejez en una sociedad, como la occidental, obsesionada con la juventud y con un marcado fetichismo por lo hermoso. Ti West rinde homenaje a los dos géneros principales de la exploitation setentera, el terror y el pornográfico, de manera brillante, sin querer modernizarlos para los maniqueos paladares contemporáneos y sin perder ni un ápice de su propia personalidad. Lo cual, dado el actual panorama de revisitaciones de viejos clásicos del cine de terror, es muy de agradecer.