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#CriticadeMiedo

Las luminosas

Intrigante serie de suspense fantaterrorífico y encendida metáfora sobre el poder psicológico que los agresores ejercen sobre sus víctimas, cuya espléndida premisa argumental, basada en un bestseller de Lauren Beukes, establece un apasionante paralelismo entre dos tipos de terror muy diferentes: por un lado una mujer que sufre un trastorno postraumático que altera su realidad constantemente llevándola al borde de la locura; por otro, un agresor sexual que se dedica a asesinar y atormentar mujeres al azar. Únicamente la primera podrá detener a éste. Lástima que el enfoque grandilocuente y tendencioso arruine buena parte de sus posibilidades, aunque no sus valores de producción o las soberbias interpretaciones de Elisabeth Moss y Wagner Moura.

Título original: Shining Girls (USA, Serie TV 2022) Color, 8 episodios 54 mins.
Creador: Silka Luisa
Reparto: Elisabeth Moss, Wagner Moura, Jamie Bell, Phillipa Soo

★★✰✰ Shining Girls (2022) on IMDb


Para el último fin de semana de abril, Apple TV+ ha apostado fuerte con Las luminosas, una de la series televisivas más intrigantes desde que la misma cadena de televisión web estrenase Servant (2019–2023) crítica, otra serie de terror psicológico de producción propia, creada y escrita por Tony Basgallop, junto a M. Night Shyamalan y cuya temporada final está programada para mediados de enero.

Las luminosas es una serie de suspense psicológico, que cuenta con ocho episodios de aproximadamente una hora de duración y adapta un galardonado bestseller de la escritora sudafricana Lauren Beukes, donde se combina con acierto las historias de asesinos en serie, las investigaciones periodísticas y la ciencia ficción oscura. Creada por la también co-escritora Silka Luisa, la bizantina trama se enmarca en la década de los 90 y presenta a una tímida archivista del Chicago Sun-Times (Elisabeth Moss), que comparte piso con su madre rockera (Amy Brenneman) y que fue víctima de una violenta agresión que la deja como secuela un trastorno postraumático de la memoria que afecta a su percepción de la realidad. Ahora vuelve a revivir todos sus miedos y traumas cuando un asesinato reciente parece indicar que el asesino en serie que la atacó en el pasado ha regresado a la ciudad. Junto a un reportero del periódico (Wagner Moura), quien investiga el caso actual, la mujer tratará de dar caza al asesino, sin sospechar que éste esconde un terrible secreto que pondrá patas arriba sus vidas.

Resulta difícil hablar de una historia como Las luminosas sin desvelar nada que ponga en peligro lo mejor que tiene la serie, que es su intriga. El original literario ofrece un misterio envolvente que toma algunos caminos inesperados y giros narrativos sin explicación que desorientan tanto a los protagonistas como a los espectadores. Dicha desorientación es la responsable de numerosos bajones de ritmo y ciertos giros argumentales que son difíciles de digerir que hacen que todo sea un poco disparatado. Afortunadamente, la notable capacidad expresiva de Elisabeth Moss para mostrar sus sentimientos y la soberbia ambientación de film periodístico, consiguen que todo resulta medianamente convincente.

Pero hay otras muchas cosas buenas en Las luminosas, aparte de la fabulosa interpretación de Moss y los valores de producción. Para empezar la premisa argumental establece un apasionante paralelismo entre dos tipos de terror muy diferentes: por un lado una mujer que sufre un trastorno postraumático que altera su realidad constantemente llevándola al borde de la locura; por otro, un agresor sexual que se dedica a asesinar fríamente. En la serie, los constantes giros narrativos que aparecen sin ton ni son y con explicaciones mínimas, son utilizados como elementos artificiosos que, lejos de ayudar al espectador a desenredar el misterio, le sumergen en la desorientación de la protagonista. Por otro lado, la amenaza de un asesino (Jamie Bell) que deja objetos en los cuerpos de sus víctimas y parece atormentar a Moss desde siempre, parece tener una cierta omnisciencia que básicamente constituye el misterio de su villanía. Pues, ni Bell construye un asesino en serie particularmente aterrador, ni los asesinatos tienen más minutos en pantalla que los estrictamente necesarios para establecer la existencia de una buena colección de víctimas.

La novela de Beukes no deja de funcionar a un nivel subdérmico como una metáfora sobre el poder psicológico que los agresores ejercen sobre sus víctimas. Y la única manera de evitar que la historia se repita es enfrentarse a dicho poder. Silka Luisa se sirve de este concepto para, a través de familiares tropos fantaterroríficos, sumergir a los espectadores en una incendiada denuncia social sobre la misoginia masculina que persiste, no importa la época, como una masa tumoral con los mismos viejos odios y la misma vieja violencia. En este sentido, además, resulta más eficaz la descripción de la incertidumbre y la inestabilidad de todo aquello que experimenta Elisabeth Moss, por muy desconcertante que sea, que la propia progresión de la trama. Algo, que por otro lado, se aparta bastante de la naturaleza original de la novela la cual dedica la mitad de su extensión al punto de vista del villano, por lo cual el misterio que envuelve las alteraciones de la realidad de la protagonista no es un misterio en absoluto, sino todo lo contrario. Silka Luisa acierta en darle a los elementos confusos una gravedad mayor que la que les infiere Beukes pero, por desgracia, se toma demasiado tiempo para desarrollarlos. Una vez que se conoce a grandes rasgos lo que le está ocurriendo a la protagonista, el resto de las respuestas nunca llegan a materializarse como es debido y se empiezan a abrir subtramas que inevitablemente se quedarán sin resolución.

Tampoco ayuda el hecho de que ninguno de los personajes secundarios, más allá de Wagner Moura, tenga mucho peso en la trama. Como dije, Jamie Bell nunca llega a ser realmente aterrador o inquietante (mala cosa), su relación con una bailarina exótica (Madeline Brewer) no aporta gran cosa, más allá de quizás proporcionar el título a la novela y la serie. La madre rockera de Moss, interpretada por Amy Brenneman, luego reconvertida a predicadora cantante es absolutamente superflua. Si Luisa pretendía hacer una especie de estudio de personajes, qué duda cabe de no ha llegado lejos en ese aspecto.

En conclusión, Las luminosas resulta una serie intrigante, una inusual mezcla de horror, fantasía diacrónica e investigaciones periodísticas, cuyo espléndido mecanismo argumental resulta lo suficientemente interesante como para mantener al espectador anclado en su sillón y deseando seguir viendo el siguiente episodio. Donde lo más atractivo son las compactas interpretaciones de Elisabeth Moss y Wagner Moura, pero cuya historia de asesino en serie, con una vuelta de tuerca, y las partes de la historia que pretenden ser espeluznantes no provocan demasiado escalofrío.




terrorbit
terrorbit
Escritor y amante de cine de terror. Superfan de las películas de zombies, cuantos más zombies, mejor. Desde mis ojos, cuatro décadas viendo cine de terror os contemplan.