Viejos (ESP, 2022)
Viejos (Banda Sonora Original)
marzo 17, 2023
El Extraño (2022)
El extraño (Crítica de cine)
marzo 17, 2023

Imagen por cortesía de © Lionsgate | A Contracorriente Films

#CriticadeMiedo

El precio de la venganza

La típica imitación de serie B norteamericana del estilo de La matanza de Texas por uno de los precursores de la futura fiebre del J-Horror, dueño de cierto prestigio para algunos críticos especializados, que propone un híbrido entre el cine de acción y terror en la línea del torture porn, con abundantes dosis de gore y un reparto de rostros conocidos pero de segunda línea. Inadmisible bajo cualquier punto de vista que no sea el de los fans más acérrimos y sonrojante desde cualquier perspectiva de narrativa cinematográfica.

Título original: The Price We Pay (USA, 2022) Color, 86 mins.
Director: Ryûhei Kitamura
Reparto: Emile Hirsch, Stephen Dorff, Gigi Zumbado, Vernon Wells

✰✰✰✰ The Price We Pay (2022) on IMDb


Dentro del género del horror cinematográfico existe un cierto subgénero que hibrida el cine policiaco con el terror para contar historias en las que algunas personas no demasiado honorables se plantan en el lugar equivocado, en el momento equivocado, para terminar descubriendo una maldad de nivel superior a la suya. Los precedentes son muchos y variados, desde La última casa a la izquierda (1972) de Wes Craven a las más modernas No respires (2016) de Fede Álvarez o Nadie vive (2012) del propio Ryûhei Kitamura. Todas ellas adheridas a las convenciones del género slasher y repletas de escenas intensas y violentas.

Ryûhei Kitamura es un director reconocido por su trabajo en el cine de género, en particular en el cine de terror y acción, y uno de los precursores del éxito del J-Horror entre los paladares occidentales, después de que su ópera prima Versus (2000) se convirtiera en una película de culto en todo el mundo. Dueño de cierto prestigio para algunos críticos especializados, últimamente parece tener predilección por las historias enfocadas en la lucha por la supervivencia entre personajes de dudosa moralidad, hasta el punto que esta última película es muy similar en temática y estructura a la mencionada Nadie vive.

En El precio de la venganza un grupo de ladrones que huyen de la escena de su último robo con una rehén inesperada (Gigi Zumbado) buscan refugio en una granja en medio de la nada, donde los ladrones liderados por un ex militar (Stephen Dorff) y un psicótico (Emile Hirsch) descubren que los dueños son mucho más peligrosos que unos simples granjeros.

A partir de un guión de Christopher Jolley bastante genérico y sonrojante desde cualquier perspectiva de narrativa cinematográfica, El precio de la venganza se une a la larga lista de películas que, de alguna manera, imitaron la fórmula del clásico La matanza de Texas , como Las colinas tienen ojos (1977) de Wes Craven o Km. 666 (2003) de Rob Schmidt, que presentan una historia de gente asesinada y torturada en una granja solitaria en medio del desierto, con una cantidad significativa de violencia gráfica y gore. Desgraciadamente, sin que nada la diferencie de las decenas de films que podríamos mencionar como copiones del original de Tobe Hooper.

No obstante, para compensar la evidente falta de originalidad de la historia, Ryûhei Kitamura recurre a significativas influencias del subgénero torture porn, justo despues de que el giro de la trama nos ponga en las manos de una familia de dementes vengativos y el tono de thriller de supervivencia se muestre en todo su esplendor y se tizne de rojo sangre.

Parece bastante evidente que las aspiraciones de Kitamura es hacer una película de serie B y poco más. Los elementos narrativos como los arcos argumentales o la motivación no tienen cabida en la mente del cineasta japonés. Sus personajes no hablan, ni reaccionan, ni siquiera se mueven como personas normales, son clichés agotadores que rozan lo granguiñolesco. Las víctimas son más víctimas que nunca, sin hacer nada que merezca nuestro interés, más allá de yacer temblorosas y gritando improperios, esperando ser descuartizadas. Los héroes, si es que hay alguno entre tanto despropósito, se comportan de manera ilógica y poco razonable. Y los villanos ponen la última gota en el vaso del aburrimiento, interpretados de manera sobreactuada y nada creíble. Especialmente, insufrible y petulante resulta Emile Hirsch en un papel que le viene, no grande, sino imposible.

La única cualidad destacable que podríamos extraer de El precio de la venganza, al margen de sus cortos 85 minutos, reside sin duda en los efectos especiales de maquillaje, con algunas escenas gore espeluznantes (como ese ojo arrancado de su órbita o un rostro derritiéndose al más puro estilo del clásico de culto Street Trash ). La película de Kitamura no es ciertamente muy buena, donde acertó con la mezcla de géneros en Nadie vive, aquí fracasa estrepitosamente por el desequilibrio que existe entre ellos (el sadismo del personaje más desagradable de los ladrones, interpretado por Hirsch, no está a la altura del miembro más cruel de la familia de asesinos). En definitiva, se trata de un film inadmisible bajo cualquier punto de vista que no sea el de los fans más acérrimos de Ryûhei Kitamura y el torture porn.




terrorbit
terrorbit
Escritor y amante de cine de terror. Superfan de las películas de zombies, cuantos más zombies, mejor. Desde mis ojos, cuatro décadas viendo cine de terror os contemplan.