#CriticadeMiedo

The Boogeyman

Basada en un cuento homónimo escrito por Stephen King, se trata de una historia de fantasmas genérica y sin artificios, con un estilo visual y una amenaza monstruosa eficientemente construidos que, en gran medida, funciona gracias a la habilidad del director Rob Savage para generar suspenso y la destacada actuación de Sophie Thatcher, muy destacable entre un elenco francamente desaprovechado. Lo peor de todo es su inexplicable adhesión a los convencionalismos del horror veraniego para adolescentes, un poco más de hemoglobina habría sido bienvenida.

Título original: The Boogeyman (USA/CAN, 2023) Color, 98 mins.
Director: Rob Savage
Reparto: Sophie Thatcher, Chris Messina, Vivien Lyra Blair, David Dastmalchian

★★★✰✰

El séptimo relato que ha servido como base a una adaptación cinematográfica contenido dentro de la antología El umbral de la noche (Plaza & Janés, 1987), la primera compilación de relatos cortos de Stephen King y, sin duda, la obra más adaptada del prolífico autor, que se une a Los chicos del maíz (1984) de Fritz Kiersch, Maximum Overdrive (1986) dirigida por el propio Stephen King, La fosa común (1990) de Ralph S. Singleton, Sometimes They Come Back (1991) de Tom McLoughlin, El cortador de césped (1992) de Brett Leonard y La máquina de la muerte (1995) de Tobe Hooper. En este caso, se trata de uno de los cuentos más breves, titulado «El coco», previamente adaptado por el director Bobby Easley en 2014, y que llega a la salas de cine de la mano de Rob Savage en forma de monster movie sobrenatural, aunque originalmente se pensó para el mercado del streaming y su distribución en Hulu, el canal adulto propiedad de Disney Entertainment, y en Disney+.

Partiendo de un trillado pero espeluznante guion escrito por Scott Beck y Bryan Woods, los guionistas de Un lugar tranquilo (2018) , aunque alejado formalmente del homónimo relato original, la trama de The Boogeyman gira en torno a un psicoterapeuta (Chris Messina) y su familia que tratan de seguir adelante tras el fallecimiento de la madre en un accidente automovilístico. Cuando el doctor recibe la visita de un paciente muy perturbado por la muerte de sus hijos y que termina suicidándose en la casa, sus propias hijas (Sophie Thatcher, Vivien Lyra Blair) comienzan a sentir una presencia sobrenatural en la oscuridad.

En una primera lectura de The Boogeyman, el británico Rob Savage, acostumbrado a moverse en el universo de las producciones independientes con presupuestos minúsculos como Host (2020) crítica o Dashcam (2021) crítica, no podía haber escogido una mejor palanca que un relato de Stephen King para dar el salto a las posibilidades de rodaje que ofrecen los grandes estudios. Los medios se aprecian inmediatamente sobre todo en el aspecto técnico: la iluminación, la fotografía de Eli Born, el montaje, etc. Y también, en un reparto sólido encabezado por Sophie Thatcher y Chris Messina, y la abundancia de sustos enormemente eficaces.

No obstante, también se percibe que Savage ha perdido el control artístico que mantuvo en sus obras anteriores, ya que el interés del estudio por crear una película alineada con los convencionalismos del horror veraniego prevalece sobre su propia creatividad. En este caso, la expansión del breve relato de King, que originalmente se desarrollaba íntegramente en la consulta de un terapeuta, parece la típica decisión del estudio 20th Century Studios para captar la atención de un público más amplio. De hecho, la película se adaptó a la calificación de menores de 13 años a última hora. Por ello, el trauma y el dolor por la pérdida de un ser querido son trasladados a las hijas del doctor y, sobre todo, a Sophie Thatcher, una joven actriz con tirón comercial, tras su exitosa aparición en la serie Yellowjackets (Serie de TV, 2021– ) crítica de Paramount+, que va ya por su segunda temporada.

A pesar de esto, la película se crece cuando Rob Savage, un director que ya ha demostrado su dominio de la mecánica del horror, empieza a manejar los encuadres, los fueras de campo y las fuentes de luz con un cuidado y una paciencia admirables. Su hábil uso de las sombras y la oscuridad para imbuir terror (dos puntos de luz en forma de ojos en el umbral de un cuarto oscuro, por ejemplo) resulta más inquietante que cualquier imagen CGI de la criatura, impuesta por el estudio y de una eficiencia más que dudosa. En este tramo, es además cuando más se percibe el aspecto psicológico del relato de Stephen King y su tratamiento de la pérdida como un poderoso catalizador de emociones, aunque el personaje de Chris Messina, escéptico en todo momento sobre lo que le sucede a su hijas y empecinado en explicarlo todo desde el punto de vista patológico, resulta enormemente desaprovechado.

Desgraciadamente, entrados en su segunda mitad, el guion de The Boogeyman pierde toda su solidez cuando comienza a ceder terreno a los sustos gratuitos convencionales y los clichés genéricos, dejando atrás sus intereses psicológicos más profundos, y todo el argumento se convierte en un simple juego del gato y el ratón cercano a la mayoría de películas con disposición de serie B y poca inventiva sobre «monstruos en la oscuridad» que inundan las filmotecas, como El escondite (2005) de John Polson, con la que también comparte el trauma infantil de perder a una madre, o Nunca apagues la luz (2016) de David F. Sandberg.

The Boogeyman, como terror veraniego, es una buena manera de pasar un gran rato entre sustos y escudriñando, al borde la butaca, cada fondo del plano en busca de una sombra o un leve movimiento que permitan vislumbrar la presencia de la criatura. Es cine de terror simple y efectivo, que asusta pero no permanece, pensado más para el público adolescente que para aquellos que prefieran consumir films de horror más elevado como Babadook (2014) de Jennifer Kent o Smile (2022) de Parker Finn, con las que el film de Rob Savage comparte más que simples premisas argumentales, por cierto.