Título original: Dracula (UK, 2020) Color, 3 episodios
Creador: Steven Moffat, Mark Gatiss
Reparto: Claes Bang, Dolly Wells, Morfydd Clark, Matthew Beard
Reinvención del mito de Drácula en formato de miniserie de tres episodios de 90 minutos, coproducida al alimón entre BBC y Netflix, que trata de modernizar el popular personaje y acercarlo a los paladares de las nuevas generaciones millenials, sin obviar el original literario de Bram Stoker, pero reescribiendo la historia para contar el enfrentamiento entre una monja inmersa en una crisis de fe y el conde Drácula, un noble rumano que vive en un laberíntico y lóbrego castillo alimentándose de la sangre de sus desafortunados visitantes. Y entre ellos, se encuentra un procurador inglés que viaja al castillo para proporcionarle al Conde la documentación pertinente para su mudanza a Inglaterra.
Con este punto de partida, Steven Moffat y Mark Gatiss, quienes ya hicieron algo semejante con Sherlock (TV, 2010–) o Doctor Who (TV, 2005–) , han re-adaptado los personajes de la novela, añadiendo nuevos giros de guión, como ambientar parte de la historia en nuestros días, y la han dotado de una abundante dosis de humor, cínico y reflexivo, enormemente inesperado en un relato sobre el Conde Drácula.
Sin embargo, Drácula también cuenta con una narrativa conocida, repleta de guiños al género, que resalta el respeto que muestran sus creadores por el folclore clásico sobre vampirismo y por la figura del Conde, cuyo parecido con la imaginería de la época dorada de la Hammer y del aristocrático Christopher Lee es más que evidente, enfatizando el carisma y el atractivo del vampiro, sin olvidar sin embargo su carácter feroz y sanguinario. Asimismo, el primer episodio sigue, casi al milímetro, la plantilla de la gran novela de terror gótico. Relatado con la fórmula del flashback, desde la perspectiva del abogado Jonathan Harker, cuyas desventuras en el castillo del Conde tienen mucho del estilo epistolar de Bram Stoker. Igual de fiel al texto original, se desarrolla el segundo episodio, cuya acción transcurre a bordo del Demeter, el barco que transporta al Conde y sus posesiones a Inglaterra y cuyos pasajeros le sirven de sustento durante la larga travesía.
Interpretar al Conde Drácula, el vampiro más ilustre de la historia y el personaje de ficción con más adaptaciones y apariciones en la pantalla grande, no es una tarea sencilla. De las numerosas ocasiones en las que el personaje de Stoker ha sido trasladado al cine o la televisión, únicamente tres dejaron la impronta precisa para no caer en el olvido, y en cada una de ellas, los actores que le interpretaron le imprimieron un estilo propio y definido. La etapa de la Universal, donde el clasismo de Bela Lugosi y su seductor aristócrata eslavo vestido de blanco y negro y con una amplia capa, esbozó el primer gran estereotipo del Conde. La mencionada era de Hammer Films, donde el actor Christopher Lee interpretaba a un Conde más explícito y carnal, con colmillos y ojos inyectados en sangre. O Gary Oldman y su recargada e histriónica representación del Conde como un petimetre presumido, para la versión de Francis Ford Coppola. Todos ellos consiguieron perdurar, el resto, por el contrario, cayeron en el olvido. En este caso, el actor danés Claes Bang, no parece estar entre los primeros y su mezcla de insolencia y seducción no termina de funcionar. No sucede lo mismo con la actriz Dolly Wells quien interpreta a esa reinvención femenina del profesor Abraham Van Helsing, el incansable caza vampiros, enfundada en su apariencia monacal, pero llena de ingenio y anacronismo ateísta.
En definitiva, una adaptación tan original como bizarra, que aporta una perspectiva atrevida pero respetuosa del mito del Conde Drácula, cargada de cinismo e ironía y aderezada con numerosas escenas gore, casi paródicas por la abundante cantidad de hemoglobina utilizada. Cuyo desenlace quizá no esté a la altura de los dos primeros episodios, pero que se disculpa a tenor de que, aunque rompe reglas, sigue siendo ese terror clásico que tanto gusta a los aficionados.