Título original: Haunt (USA, 2019) Color 92 mins.
Director: Scott Beck, Bryan Woods
Reparto: Katie Stevens, Will Brittain, Lauryn Alisa McClain, Damian Maffei
La festividad de Halloween representa una excusa perfecta para las distribuidoras independientes para estrenar sus producciones en salas limitadas o en festivales del género. Habitualmente se tratan de producciones modestas, repletas de imaginación y toneladas de buenas intenciones como atractivo principal para los aficionados más incondicionales y para el público general que busca un rato de palomitas y sobresaltos. La casa del terror (Haunt) es una de estas películas.
Apadrinada por Eli Roth, que ejerce de coproductor, y con un guión que rinde un sincero homenaje a los clásicos de terror de serie-B y al fenómeno de las casas del terror extremas, mitad atracción de feria y mitad «escape room» moderna, donde los adolescentes norteamericanos suelen acudir en masa para ser entretenidos a golpe de sobresaltos y efectos mecánicos. La casa del terror (Haunt) narra la historia de varios amigos que deciden dejar el bar donde están pasando la noche de Halloween para visitar una apartada casa del terror. Por supuesto, antes de que la noche termine, el grupo tendrá que luchar por sus vidas con todo lo que tenga, porque quienes creían que eran simples actores son, en realidad, diabólicos asesinos disfrazados que los irán masacrando uno a uno.
Sin mucho más que ofrecer como trama que la simplista sucesión de muertes y unos personajes que representan a la perfección los arquetipos del género slasher, los directores Scott Beck y Bryan Woods, a quienes les debemos Nightlight (2015) y la producción de Un lugar tranquilo (2018) , se esfuerzan sobre todo en la creación de una excelente atmósfera claustrofóbica y aterradora. Principalmente basada en una cuidada cinematografía, iluminada con tonos ominosos y saturados, y en un brillante decorado compuesto de salas temáticas, interconectadas entre sí por laberínticos pasillos.
Como resultado, La casa del terror (Haunt) es mucho más sofisticada que el típico slasher que uno esperaría ver durante la noche de Halloween. Si bien no deconstruye a fórmula, ni la reinventa, la aprovecha a la perfección para construir una historia espeluznante y convincente, con un giro psicológico bastante perverso que deja entrever que, en el mundo real, lo que se esconde debajo de las máscaras suele ser mucho peor que la propia máscara.