Título original: Relic (AUS/USA, 2020) Color 89 mins.
Director: Natalie Erika James
Reparto: Robyn Nevin, Emily Mortimer, Bella Heathcote, Chris Bunton
Presentada por la distribuidora IFC Midnight y con el empuje que proporciona ser una de las películas revelación del pasado festival de Sundance, Relic es la ópera prima de la directora y guionista australiana Natalie Erika James. Co-escrita junto al escritor y guionista australiano Christian White, la película cuenta loa acontecimientos que se desencadenan tras la desaparición de una anciana, que vive alejada de su única hija y su nieta en una aislada casa de campo, y que cuando la encuentran comienza a dar evidentes muestras de estar perdiendo la cabeza. ¿O hay algo más siniestro oculto entre los muros de la casa familiar?
Que el drama familiar relatado en Relic tiene una cualidad catártica es algo que salta a la vista desde el primer momento, sin necesidad de que haya sido corroborado por su directora, cuya propia abuela sufrió la terrible enfermedad. Con el apoyo de numerosos elementos del género del horror, Natalie Erika James desgrana la senilidad como si estuviera realizando un exorcismo, sacando a la luz todos los demonios que convierten al alzhéimer en una pesadilla y dándoles forma física en un filme de horror psicológico que bebe de los cánones del cine de casas encantadas, por supuesto, pero también del inquietante body horror cronenbergiano.
A medio camino entre el subgénero de casas encantadas más claustrofóbico y asfixiante, y el terror psicológico de enfermedades mentales, todos los recursos narrativos planteados por James y White son usados para profundizar en el drama de familia desarraigada y disfuncional, donde los personajes tienen bien definidas sus motivaciones y nunca se desvían de ellas, y nada es dejado al azar. Desde el regreso al hogar que se convierte en un aluvión de recuerdos indeseables, a la descripción de una casa oscura y con evidentes signos de decadencia, que sirve como escenario simbólico y distorsionado de las desoladoras consecuencias de la senilidad de la anciana. En cierto modo, recuerda a otros filmes como Hereditary (2018) o Babadook (2014) , donde las miserias y las debilidades familiares también se convierten en el elemento clave para someter a un grupo que tan solo comparte lazos de sangre a una pesadilla que ponga a prueba su resolución.
Relic no es una película grandilocuente, ni llena de sustos facilones y estridentes acordes sonoros para hacer saltar al espectador en su butaca, su horror es mucho más sutil que todo ello. Es una película que sobrecoge con escenas lentas (la anciana con la mirada perdida en una ventana o enterrando el álbum de fotos familiar), con un ambiente opresivo que no da tregua hasta desencadenar en un claustrofóbico laberinto, y una espeluznante representación de una enfermedad mental que no podemos entender. Y sobre todo, a pesar de que en su tramo intermedio utiliza ciertos efectismos artificiosos para aumentar el tono paranormal de la historia que no terminan de encajar en el tono general de la historia, es una película que construye su desasosiego en torno a las tres protagonistas, maravillosas Robyn Nevin, Emily Mortimer y Bella Heathcote, y su reacción frente a la naturaleza del mal que se cierne sobre su familia. Tres generaciones de mujeres: juventud, maternidad, senectud, con las que es imposible no empatizar, de un modo u otro, haciendo que sus vicisitudes sean también las de la audiencia.
En definitiva, Relic es una poderosa y aterradora metáfora sobre el paso del tiempo y el deterioro de nuestra mente que ello conlleva, de la que sin duda deberían huir aquellos espectadores que acudan al cine buscando emociones fuertes, pero que el resto sabrá apreciar en su justa medida.