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Imagen por cortesía de © Stage 6 Films | Sony Pictures España

#CriticadeMiedo

Missing

Apasionante e ingeniosamente moderno thriller terrorífico que utiliza la técnica del «screenlife» para narrar una, por otra parte, convencional trama de desapariciones familiares. Aunque es una secuela de una película anterior de 2018, presenta una historia independiente y nuevos personajes que logran destacarse en medio del constante bombardeo de pantallas y giros inesperados, desarrollándose como un efectivo film de suspense tecnológico con un final algo decepcionante.

Título original: Missing (USA, 2023) Color, 111 mins.
Director: Nicholas D. Johnson, Will Merrick
Reparto: Storm Reid, Joaquim de Almeida, Ken Leung, Amy Landecker

★★★✰✰ Missing (2023) on IMDb


El término «screenlife» se utiliza para describir el significativo aumento de la interacción, la dependencia y el tiempo que consumen las personas con las pantallas y la tecnología digital en su vida diaria. En el lenguaje cinematográfico, esto se ha trasladado a un estilo de narrativa visual que trata de contar la historia usando imágenes y sonidos que se muestran en pantallas de dispositivos electrónicos, como computadoras, teléfonos móviles o tabletas. Eliminado (2014) , la primera película que se muestra íntegramente a través de las pantallas de un ordenador, Profile (2018) de Timur Bekmambetov o la ópera prima de Rob Savage, Host (2020) crítica son algunas películas que popularizaron esta técnica. Aunque los laureles de crítica y público fueron para Searching .

En 2018, el director Aneesh Chaganty y el coguionista Sev Ohanian produjeron un ingenioso thriller de suspense, en el que un padre (John Cho) rastreaba pistas sobre su hija desaparecida (Michelle La) en las huellas digitales de su ordenador portátil. La novedad que supuso su enorme éxito fue que toda la película transcurría a través de las cámaras que tienen presencia en nuestra existencia cotidiana, desde cámaras de vigilancia a las de aplicaciones tipo Facetime o Instagram.

Cinco años más tarde, Nicholas Johnson y Will Merrick, quienes trabajaran como editores en Searching, recogen una historia escrita de nuevo por Chaganty y Ohanian, para estrenarse como directores y guionistas en una secuela, sin continuidad argumental con la trama de 2018, pero utilizando el formato establecido anteriormente, aunque actualizado en cuanto a la tecnología digital empleada.

Missing gira en torno a una joven universitaria (Storm Reid), quien en esta ocasión trata de resolver la desaparición de su madre, durante un viaje de vacaciones en Colombia, desde su apartamento de Los Angeles. Para ello, contará con la ayuda de un detective colombiano (Joachim de Almeida) y toda su habilidad para desenvolverse a través de los programas y aplicaciones disponibles en su ordenador y su teléfono de última generación.

Lo primero que se puede destacar de esta nueva propuesta de suspense digital es que tanto Merrick como Johnson demuestran una excelente familiarización con el nuevo lenguaje que manejan y con la técnica formal del «screenlife». Su manera de ampliar el espacio unidimensional de la pantalla del ordenador o del teléfono móvil es cuanto menos ingeniosa y resulta muy interesante en términos de planificación. Ambos directores demuestran una gran habilidad para hacer que la trama se imponga al recurso narrativo y se desarrolle por sí misma, arrebatando al espectador haciéndole olvidar que se encuentra observando distintas pantallas, en vez de una. Aunque siempre persiste el riesgo de perder a aquellos menos acostumbrados al uso de las nuevas tecnologías, muy probablemente abrumados entre tanta captura de pantalla de aplicaciones y servicios web que no comprenden.

Missing, sin embargo, dirigida especialmente a los nativos digitales de la Generación Z, no parece preocuparse demasiado por ello. Logra captar la atención y superar los convencionalismos de su historia y mantener una atmósfera de intriga tratando cada pantalla como una pieza del intrincado rompecabezas que constituye el misterio que trata de aclarar el personaje de Storm Reid. Una jovencísima actriz a quien los aficionados al género conocen de trabajos anteriores como El hombre invisible (2020) crítica de Leigh Whannell o Crimen a contrarreloj (2019) crítica de Jacob Estes. Con cada truco visual para conseguir que la historia se lleve a cabo únicamente limitada a las distintas pantallas de los dispositivos tecnológicos de Reid se proporciona la información necesaria para ir avanzando en la intriga e ir elevando el ritmo de la narración.

Porque el gran acierto de Missing, sin duda, es su trepidante ritmo de montaña rusa. No hemos terminado de asimilar la primera revelación, cuando se nos empieza a presentar el siguiente giro y se aumentan las posibilidades: un abandono, un secuestro, una estafa, etc. En este sentido, Missing funciona incluso mejor que su predecesora como película de entretenimiento que no da lugar a demasiadas preguntas. Aquel atisbo de mensaje social que contenía Searching, sobre cómo la cultura de las redes sociales nos lleva a explotar la desdicha de gente real por un insaciable y morboso apetito de información, aquí se deja de lado sustituido por un ritmo más endiablado, giros impactantes y líneas narrativas que se abren y se cierran con la velocidad de un procesador de última generación, que a veces no resultan tan convincentes como debieran pero que sirven para dejar atrás los primeros agujeros del guion y las primeras suspensiones de la credulidad, de obligada comparecencia en este tipo de películas. Por ejemplo quién deja la cámara abierta una vez que ha terminado una videoconferencia o quién tiene abierto todo el tiempo una aplicación como Facetime.

En este sentido, puede que el «screenlife» no permanezca como una fórmula adecuada para contar historias cinematográficas, precisa de que pasen demasiadas cosas específicas en pantalla para que la historia avance, y más allá del thriller de suspense o el terror, es complicado adivinar, por ejemplo, cómo se podría contar una comedia o un drama con esta técnica. Algo parecido a lo que le sucede al «found footage», subgénero que más allá del universo fantaterrorífico ha tenido poca o ninguna repercusión. Pero lo cierto es que Missing es un ejemplo excelente de cómo se puede seguir evolucionando y de todo lo que el formato puede dar de sí.

En conclusión, Missing funciona como un ingenioso thriller de suspense moderno, que cuenta con una historia llena de giros y vueltas, algunos de ellos inteligentes, otros no tanto, que inevitablemente se vuelve un tanto forzada a medida que se acerca el decepcionante desenlace. Quizás no alcance el grado emocional de su predecesora, pero resulta ser una experiencia gratificantemente absorbente y llena de tensión.




terrorbit
terrorbit
Escritor y amante de cine de terror. Superfan de las películas de zombies, cuantos más zombies, mejor. Desde mis ojos, cuatro décadas viendo cine de terror os contemplan.