Título original: No One Will Save You (USA, 2023) Color, 93 mins.
Director: Brian Duffield
Reparto: Kaitlyn Dever, Zack Duhame, Geraldine Singer, Daniel Rhodes
El guionista y director Brian Duffield sorprendió a la crítica en 2020 en su debut directorial con Espontánea , una interesante película que exploraba ese mal tan común en la adolescencia de fagocitar el presente sin preocuparse demasiado por el futuro, a través de las desdichas de una pareja de estudiantes de instituto que observan cómo sus compañeros de clase comienzan a explotar (literalmente) de manera espontánea y tienen que enfrentarse a sus propios miedos sabiendo que cualquier momento puede ser el último. Para su segunda película, Duffield recurre a un terreno más familiar: el subgénero del Home invasion pero desde una perspectiva muy especial, mezclándolo con una historia de invasiones extraterrestres.
La trama de Nadie te salvará gira en torno a una joven (Kaitlyn Dever), que vive sola en una casa en el campo y sin apenas contacto con sus vecinos, que ve como la cotidianeidad de su vida se pone patas arriba cuando en mitad de la noche se despierta sobresaltada por un fuerte ruido y descubre que ha entrado un intruso. A partir de este momento, la joven se verá envuelta en un letal juego del gato y el ratón con el intruso, quien resulta ser de naturaleza alienígena.
Una lectura superficial de Nadie te salvará podría etiquetarla como una versión contemporánea de Encuentros en la tercera fase (1977) . No obstante, su verdadera influencia se halla más en Señales (2002) de M. Night Shyamalan, otra obra que aborda la amenazante llegada de seres extraterrestres que alteran la vida cotidiana de un hogar y que refleja constantes presentes en el cine de M. Night Shyamalan, como las señales extraterrenales, la búsqueda del sentido relacional y el traumático duelo por una pérdida familiar. También podemos ver en ella, una parábola sobre la pérdida de identidad en una sociedad alienante, similar a La invasión de los ultracuerpos , el excelente remake del clásico de Don Siegel, realizado en la década de los setenta por Philip Kaufman y que focaliza la invasión extraterrestre en los problemas de aceptación e incomunicación social.
Desprovista de diálogos, Nadie te salvará inicialmente parece ser un estudio psicológico sobre la introspección de Brynn, su protagonista. Quien muestra hábitos y conductas de pánico propios de alguien que padece algún tipo de trastorno del comportamiento. El guión de Brian Duffield juega con tópicos como el miedo al aislamiento social, la desintegración personal luego de la muerte de las figuras paternas, el miedo a la invasión de nuestros entornos seguros y, sobre todo, la ansiedad que genera el rechazo de nuestros semejantes. Brynn debe lidiar con una comunidad que, por alguna razón que desconocemos, la ha dado de lado y con una entidad alienígena que deja enigmáticas marcas en el jardín de su casa, algo que ya vimos en “Señales”, y que invade su hogar de manera violenta.
Con el tiempo, Nadie te salvará evoluciona de ser una historia de reclusión a una narrativa centrada en la supervivencia. Su trama está repleta de momentos inquietantes, siendo la secuencia inicial del allanamiento de morada un destacado ejemplo, llevada con extraordinaria energía y cargada de tensión. En este punto, la película de Duffield da lo mejor de sí, combinando con acierto los tropos del Home invasion con el drama de una película de abducciones alienígenas. El diseño de sonido en esta secuencia es magnífico y contribuye a aumentar el suspense. Además, con Kaitlyn Dever en modo “luchar o huir” disfrutamos de lo mejor de su interpretación. Dever es una actriz que se ha movido en el registro de la comedia para adolescentes y el drama televisivo y su único contacto previo con el género fue la antología de terror Monsterland (Miniserie de TV, 2020) , estrenada en España a través del canal AXN.
Tristemente, a partir de este momento, es cuando la película de Duffield comienza a zozobrar. En primer lugar, a diferencia de “Señales”, que se tomaba su tiempo para revelar el aspecto del invasor, Duffield lo hace de inmediato y utiliza una representación generada por ordenador con un fenotipo clásico de alienígena (humanoide alto y delgado, con cabeza grande y enormes ojos negros), que resulta menos aterradora de lo esperado. Por otro lado, en buena parte de las películas de terror la tensión se construye en torno a lo desconocido o indefinido. En Nadie te salvará esta tensión no existe, porque no hay ningún misterio. Una vez que conocemos la identidad del invasor, la película pierde gran parte de su interés. Incluso el título no guarda ninguna sorpresa, por lo que cuando la protagonista huye de la casa, ya sabemos que estará sola enfrentándose a los alienígenas. Así, la trama se convierte en un alargado y tedioso juego del gato y el ratón, lleno de repeticiones y demoras interminables sin ninguna claridad.
Nadie te salvará comienza como un film frenético y angustioso, gracias a su ritmo rápido y giros constantes, pero experimenta una marcada decadencia en su segunda mitad al caer en la repetición constante de la misma persecución, posiblemente debido a una notable falta de material narrativo. No es simplemente que Duffield evite dar explicaciones a través de los personajes, sino que no proporciona ninguna explicación en absoluto. Si a esto le añadimos la lógica circular que Duffield introduce en la trama, llevando a la joven protagonista de un trauma del pasado a caer en otro, el desenlace no logra conectarse de manera coherente con el resto de la película.
En resumidas cuentas, Nadie te salvará es un thriller peculiar sobre invasiones alienígenas en casa que depende en gran medida de sus efectos de sonido imaginativos y la enervante partitura de Joseph Trapanese. Algo de lo que quizás se hubiese beneficiado enormemente de haber sido estrenada en salas de cine, en lugar de en una plataforma de streaming. La actriz principal, Kaitlyn Dever, está cumplidora en un papel con apenas dos líneas de diálogo en toda su duración y que tiene unas exigencias emocionales y físicas considerables. Decía Steven Spielberg que si querías “aprender el oficio y la técnica de la narración visual” tenías que mirar películas con el sonido apagado. La ausencia casi total de diálogos en Nadie te salvará resulta una elección fascinante en principio, pero en última instancia carece de sentido. Por último, ese mensaje simplista que subyace durante toda la película acerca de que si tienes un trauma, necesitas otro trauma mayor para resolver tus problemas emocionales, tampoco resulta efectivo.